Cuando llegue el muelle, sentía como el frío calaba mis mejillas, temblaba. Sin embargo en ese punto en el cual me encontraba, justo ahí en donde había conocido a Omar, ya no sentía dolor. Divagaba de todo lo acontecido, mi vida con Omar, su desaparición, sus ausencias, su perfume, su piel...todo su ser… esa relación fue linda en su momento, y ahora entendía que eso había terminado desde que inició.
Él jamás se separaría de su esposa, y yo no podía seguir quedándome en letargo…aguardando a que él pensara en mí.
De pronto pensé en Carlos y sonreí... llevaba su flor en las manos, recordaba con mucha ternura todo lo que me había confesado.
Me dibuje por instantes la vida nuevamente, sonreía mi rostro pese a las inclemencias del tiempo, el invierno aunque crudo, me abrigaba la esperanza de comenzar a sonreírle a la vida.
Me sentía bien ahora...libre…
Observe con una parvada de pájaros volaba por el cielo. Levante mi vista, sonreí.
De pronto escuche unas pisadas. Gire mi cabeza hacia el ruido. Y me lleve una grata sorpresa…
-Te estaba buscado…
Mi risa bailaba en mis labios
-¿Cómo me encontraste?
-Porque te conozco bastante bien, sabía que estarías en este lugar… es tu favorito.
-¿No te molesta que este aquí?
-No… si me dejas hacerte compañía de nuevo…claro que no me molesta.
Sentía el corazón como un caballo galopando, no podía creer lo que mis oídos escuchaban.
Me sentía comprendida y entendida en todos los aspectos. Me sentía protegida. Me sentía libre de una cadena que me había colocado a mí vida, una cadena de esclavitud a mis sentimientos.
Entendí, hasta ese día, que los sentimientos eran míos, habitaban mi interior, lo que no me amaba tenía que dejarle libre, para sí darle paso a lo que se me estaba presentado…
Permanecimos callados un rato.
-¿Te sientes bien Amy?
-Sí Carlos, ahora ya estoy bien.... me siento viva...-
Carlos esbozó una sonrisa
- Eso es lo que quiero, que tú te sientas bien-
Lo mire fijamente, caminé hacía su encuentro, y me detuve frete a él.
-Y lo que yo quiero Carlos, es que tú a partir de hoy te sientas bien
Tome su cara con mis manos, lo acaricie, me quede observando sus grande ojos que cerre con mis manos… bese suavemente sus labios… y ahí me perdí del exterior…
Cuando nos apartamos, lo tome de la mano y caminamos hacia nuestros vehículos.
Él me abrazo nuevamente.
Nos reímos juntos.
-¿Sabes Amy?-
-si, dime…-
Pense que nunca podría decirte lo que siento por ti. Pensé que la vida se me iría y no podría estar contigo.
Lo acaricie.
-¿Sabes Carlos?-
-Dime Amy-
Eres una ventana al aire… aún con todas las corrientes que han entrado por ti, aún con todo lo que sabes de mí…sigues en el mismo lugar, y me llenas de oxígeno…me has enseñado a respirar nuevamente.
¡Gracias!
Carlos, permanecía con sus grandes ojos negros observandome, una gran sonrisa pintaba su blanco rostro.
-Si no me he movido de este lugar Amy…es porque en verdad te amo…-
-Lo sé, ahora sé lo que en verdad es amar…así que permíteme ser para ti también Carlos, una ventana al aire… y no me moveré…
-sonreímos al mirarnos-
Me mantendré firme ante cualquier corriente de aire, aún por más ventisca o huracán que parezca.... dame la oportunidad de amarte, de comenzar una vida distinta a tu lado, estar en éste lugar contigo…
Y así ha sido...llevo muchos años, despertando con Carlos a mí lado…él, aún me sonríe y me dice:
-Gracias a la vida por dejarme despertar y seguir viento tu mirar y sonrisa…te amo-
FIN
Gice Silva Rodríguez
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