Vegetaciones
Madre manzana, tibieza del hibisco,
fragor sangrante del lirio en las quebradas,
estrépito del trébol buscando aquella suerte,
sal de la salvia en el florero de la aurora.
Verduras, vegetales, floresta de oraciones,
de frutos, de fragatas hechas de cáscara y simiente,
de puro néctar como rosas sin final enamoradas,
de pétalos de la tierra vueltos trajes en la estrella,
ventanas de la flor en que se sueña lo imposible,
granado suelo mío en que el diamelo espera turno
y acerca el girasol una pupila a lo que viene.
Amor, amado amor por las semillas de la gesta,
por ese circular de tierras y paisajes,
de tallos sin vencer que derrotaron la ventisca
y alzaron con orgullo desde las flores más silvestres
a la corola ensortijada de la rosa majestuosa.
Y ríos y sudores y manos que abren surcos,
y sabia inteligencia que enfrenta la cizaña,
la maleza, el gusanillo, las aves roba flores
y al hombre carnicero que sólo vio su arteria
entre las amapolas que vencieron a la muerte,
y el charco y lodazal de guerras y asaltados.
Amo, les digo, desde la hoja amarillenta
al tallo y la raíz de cada estación pura,
al semen que fecunda prados con semillas verdes,
con pámpanos de la uva, con pactos de arcoiris,
amo la lluvia que lavó el rostro del cielo
y dio el paso desde el miedo, la soledad y la amargura
al alfombrado tiempo de esperanzas sobre el pecho,
al dulce galopar silencioso de los brotes,
a la bella primavera que organiza la alegría
y en cuyo suelo duermo por ver si me hago fruto.
15 07 10
Madre manzana, tibieza del hibisco,
fragor sangrante del lirio en las quebradas,
estrépito del trébol buscando aquella suerte,
sal de la salvia en el florero de la aurora.
Verduras, vegetales, floresta de oraciones,
de frutos, de fragatas hechas de cáscara y simiente,
de puro néctar como rosas sin final enamoradas,
de pétalos de la tierra vueltos trajes en la estrella,
ventanas de la flor en que se sueña lo imposible,
granado suelo mío en que el diamelo espera turno
y acerca el girasol una pupila a lo que viene.
Amor, amado amor por las semillas de la gesta,
por ese circular de tierras y paisajes,
de tallos sin vencer que derrotaron la ventisca
y alzaron con orgullo desde las flores más silvestres
a la corola ensortijada de la rosa majestuosa.
Y ríos y sudores y manos que abren surcos,
y sabia inteligencia que enfrenta la cizaña,
la maleza, el gusanillo, las aves roba flores
y al hombre carnicero que sólo vio su arteria
entre las amapolas que vencieron a la muerte,
y el charco y lodazal de guerras y asaltados.
Amo, les digo, desde la hoja amarillenta
al tallo y la raíz de cada estación pura,
al semen que fecunda prados con semillas verdes,
con pámpanos de la uva, con pactos de arcoiris,
amo la lluvia que lavó el rostro del cielo
y dio el paso desde el miedo, la soledad y la amargura
al alfombrado tiempo de esperanzas sobre el pecho,
al dulce galopar silencioso de los brotes,
a la bella primavera que organiza la alegría
y en cuyo suelo duermo por ver si me hago fruto.
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