por sercas812 Sáb Oct 02, 2010 10:58 am
Bien, estimado Goyo, aquí ha llegado la devolución de tus planteos. He leído atentamente y en líneas generales ya que es imposible ahondar en una temática tan amplia como la que me ofreces. Pero sí lo suficiente para responderte a la altura que te mereces o al menos eso creo. Voy a evitar si me lo permites resumir lo leído porque ya lo conoces y en el entendido de buena fe de que yo lo he hecho. He leído diferentes versiones de lo que propones y he caído en lo confuso de las exposiciones y la falta de argumentación científica y física y no he sacado mas que conclusiones parciales, verdades que comparto y otras afirmaciones que no,decididamente. Es cierto. Lo que me planteas es Metafísica con atisbos de demostraciones y hechos fácticos. Voy a citar a continuación al teólogo católico brasilero Leonardo Boff respecto de los aspectos vibracionales:
“ No sólo las personas mayores, también jóvenes hacen la experiencia de que todo se está acelerando excesivamente. El físico alemán W.O. Schumann constató en 1952 que la Tierra esta rodeada de un campo electromagnético poderoso que se forma entre el suelo y la parte inferior de la ionosfera situada a unos 100 km por encima de nosotros. Ese campo posee una resonancia (de ahí el nombre de resonancia Schumann) más o menos constante del orden de 7,83 pulsaciones por segundo. Funciona como si fuera un marcapasos, responsable del equilibrio de la biosfera, condición común de todas las formas de vida. También se ha comprobado que todos los vertebrados y nuestro cerebro están dotados de esa misma frecuencia de 7,83 hercios. Empíricamente se ha constatado que no podemos ser saludables fuera de esta frecuencia biológica natural. Siempre que los astronautas, en razón de los viajes espaciales, quedaban fuera de la resonancia Schumann, se enfermaban. Pero sometidos a la acción de un "simulador Schumann" recuperaban el equilibrio y la salud.
Por miles de años el palpitar del corazón de la Tierra ha tenido esta frecuencia de pulsaciones y la vida se ha desarrollado en un relativo equilibrio ecológico. Sucede, sin embargo, que a partir de los años 80, y de forma más acentuada a partir de los años 90, la frecuencia se elevó de 7,83 a 11 y a 13 herzios. El corazón de la Tierra se disparó y de manera coincidente se hicieron sentir desequilibrios ecológicos: perturbaciones climáticas, mayor actividad de los volcanes, crecimiento de tensiones y conflictos en el mundo y aumento general de comportamientos desviantes en las personas, entre otros. Debido a la aceleración general, la jornada de 24 horas es, en realidad, solamente de 16 horas. Por lo tanto, la percepción de que todo está pasando demasiado rápido no es ilusoria, tendría una base real en este trastorno de la resonancia Schumann.
Gaia, ese superorganismo vivo que es nuestra Madre Tierra, debe de estar buscando formas de recuperar su equilibrio natural. Y lo conseguirá, pero no sabemos a qué precio, precio que será pagado por la biosfera y por los seres humanos. Aquí se abre un espacio para que grupos esotéricos y otros futuristas proyecten escenarios, ya dramáticos, con catástrofes terribles, ya esperanzadores, como la irrupción de la cuarta dimensión mediante la cual todos seremos más intuitivos, más espirituales y más sintonizados con el biorritmo de la Tierra...
No pretendo reforzar este tipo de interpretación. Solamente enfatizo la tesis -recurrente entre grandes cosmólogos y biólogos- de que la Tierra es, efectivamente, un superorganismo vivo, de que Tierra y Humanidad formamos una única entidad, como los astronautas declaran desde sus naves espaciales. Nosotros, los seres humanos, somos Tierra que siente, piensa, ama y venera. Y por serlo, poseemos la misma naturaleza bioeléctrica y estamos envueltos por las mismas ondas resonantes Schumann. Si queremos que la Tierra reencuentre su equilibrio debemos comenzar por nosotros mismos: hacer todo sin estrés, con más serenidad, con más amor -que es una energía esencialmente armonizadora-. Para eso hemos de tener el valor de enfrentarnos a la cultura dominante, que nos obliga a ser cada vez más competitivos y eficientes. Necesitamos respirar juntos con la Tierra para conspirar con ella para la Paz.”
Esto que suscribo íntegramente, me ha ahorrado una larga explicación del tema vibratorio que me presentas junto con los colores y demás. Está claro que lo vibracional deja en el espectrógrafo registro bajo colores de sus longitudes de ondas… Alejandro (caminante) podría explicar mejor que yo los efectos de las longitudes de ondas y el porqué.
Pero tu línea es Metafísica y es una línea de creencia y de fe. Erich Fromm decía en “La Revolución de la Esperanza” que “mientras la fe racional es el resultado de la propia disposición interna a la acción(activeness) intelectiva o afectiva, la fe irracional es el sometimiento a algo dado que se admite como verdadero sin importar si lo es o no”y que “La esperanza no puede asentarse más que en la fe” y te cito de memoria en el libro “Miedo a la libertad” que dice más o menos que la fe es la certeza en lo incierto.
Y hasta ahí somos compañeros de ruta incluyendo todo los aspectos positivos que como ser humanos nos hace iguales respecto a los valores positivos, los aspectos éticos y humanos y que el Sr Emoto entiende que estimulaban sus cristales de agua, para abreviar la cosa y ya responderte los dos textos.
Juan vino a contarle a Jesús(Mc. 9, 38-41 y sinópticos) que había visto que uno expulsaba demonios en su nombre y que había tratado de impedírselo él y sus compañeros y Jesús le contestó: “No se lo prohíban, porque nadie que haga un milagro en mi nombre podrá luego hablar mal de mí. El que no está contra nosotros, está a nuestro favor. Cualquiera que les dé a ustedes aunque solo sea un vaso de agua por ser ustedes de Cristo, les aseguro que tendrá su premio”.
Y ahí está la cosa de ti respecto de mi. En lo que Jesús ha dicho allí. Mira Goyo: yo soy un hombre de fe y esta es una certeza. Soy un hombre de fe cristiano y católico (aunque con diferencias con la jerarquía que bien me las he sufrido y las sufro) y he recorrido los años de estudios teológicos que cualquier cura ha estudiado… salvo que no soy cura. He discernido y comenzado el diaconado laico permanente y lo he dejado por diferencias con las jerarquías humanas de la Iglesia, pero sigo profundamente enraizado al amor de la Providencia.
Creo en Jesús. Es una afirmación de un hombre llamado Jesús, que nació en el reinado de Herodes (mas o menos 4 a.c.) de Miriam y José, y acorde al seguimiento histórico comenzó su prédica bajo Tiberio, en Galilea. Alrededor del 30 bajo el Procurador Pilato (26/36 d.c.) fue crucificado. Y esto también aparece como nota en “ La vida de los doce Césares “de Suetonio. Hay registros concretos e históricos de su paso por la tierra.Y creo además en que es Dios. Que ha resucitado es una confirmación de su modo de vida como paradigma y confirmación de su prédica hecha vida humana , que bien describe el antiguo himno de Filipenses. Confirmado por los hechos de sus discípulos que lo han hecho público y que los evangelios son una clara demostración de ello y me ahorro el hecho de las herramientas de las ciencias respecto a ello para no hacer apología ni argumentar acerca de estos acontecimientos históricos y la resurrección que como hecho de fe dejan constancias las Escrituras.
He dicho que sin dudas soy un hombre de fe. Voy a seguir la línea ahora de Bernhardt Welte 1906/1983. profesor de Filosofía de la Religión. Ser y Tiempo es uno de los tantos libros que ha escrito y voy a reflexionar brevemente junto con él y el Dr. Pablo Peralta profesor mío de la Facultad de Teología.
El hombre es pregunta sobre sí mismo. El hombre se configura y dignifica en una apertura radical, relacional y en el encuentro vivido en libertad. Hombre es quodammodo omnia… realizándose siempre…la apertura le viene de pensar, intellectus agens en cuanto el “espíritu hace que todo lo que se encuentra en su campo esté en la luz, abierto, presente”. En cuanto ser espiritual, el hombre se realiza en el mundo finito y concreto que es determinado por lo infinito y universal, por el Ser. El hombre es razón más que racionalidad, razón en apertura radical, relacional, dignidad humana.
Nuestro conocimiento y voluntad tensionan pues entre la verdad y la no-verdad, lo que hace posible el error, la falta, la caída que es parte de lo que creamos y somos. La no-verdad es una desgracia, una especie de derrota en el interior del hombre ante el Misterio Absoluto.
La intuición de lo trascendente lleva al salto más allá de la filosofía y la pregunta es la catapulta… qué es la fe. La fe cristiana supone vivir en la imperfección histórica como anticipación de lo pleno de cada absoluto planteado por el hombre. La tensión me lo muestra y lo hace deseable. Jesús…mediador…un ámbito de encuentro personal con él en la historia y que se decide en la fe y en el seguimiento. Jesús es Cristo… redimensiona. Y Jesús me muestra los tres prosopon(persona) de un solo Dios: el Padre que acciona y se muestra fácticamente a un pueblo judío y a un hombre concreto, incide en la historia, se revela, corre el velo, se manifiesta, es el único de los Dios que tienen los hombre a través de su historia que se muestra en concreto y por el que mueve a la historia del pueblo judío…porque vamos… no eran una manga de giles…tenían que ver para creer, caso contrario lee todo el Antiguo Testamento y ve lo porfiados que eran. Lee el Nuevo Testamento y después de ver a Jesús haciendo tantas maravillas lo porfiados que seguían siendo y ve lo brutos de entendederas que eran. Y ahora piensa en nosotros, lo brutos que seguimos siendo. Luego vino Jesús y supimos que era el Cristo y la relación homoousios (de la misma naturaleza, concilio de Nicea año 325) y que nos deja al Espíritu en los evangelios de Juan, cap. 15 y 16. De modo que pasaron años hasta el Concilio de Trento allá por el 1545 para afirmar después de muchos concilios anteriores del pensar, la verdad de la fe y aún hoy seguimos meditando los misterios de ese Paradigma con el Cristo vivo de la escritura y la estructura de mi existencia con Él. La pregunta sigue siendo ¿qué significa Cristo para mí? ante el interrogante suyo que me interpela ¿Quién dices que soy yo?.
Tu me dices que yo soy un ser de luz verde o esmeralda por las características que ves en mí escribiendo y contestando. Y es cierto pero en parte. En la parte multidimensional en que me muevo por las estucturas humanas respecto a la literatura como una estructura escritural. Y respecto a mi racionalidad y comprensión es poca… sólo sé que no sé nada. Yo me aplico a todo caso a las palabras de San Anselmo: “Señor, yo no pretendo penetrar en tu profundidad: ¿cómo iba a comparar mi inteligencia con tu misterio? Pero debo comprender de algún modo esa verdad que creo y que mi corazón ama. No busco comprender para creer, sino que creo primero para esforzarme en comprender. Porque creo una cosa: si no empiezo por creer no comprenderé jamás. He deseado ver con mi inteligencia lo que he creído.”
Y eso es lo que tú ves. Un esfuerzo limitado de un hombre que busca.
“ De Dios no podemos saber lo que él es, sino lo que no es…luego cómo es conocido por nosotros y, por último, cómo es por nosotros nombrados” decía Tomás de Aquino.
Somos unos nombradores desde nuestro génesis, vivimos poniéndole y cambiándole nombres a las cosas, aquellas que descubrimos y que entendemos y que no entendemos de modo que ahorrándote las argumentaciones de las ciencias aplicadas a la religión te la dejo por acá y en el misterio inefable del Misterio que llamarán los hombres cada cual a su modo porque a cada uno lo busca como lo busca en su propio idioma y comprensión. Respecto de los hechos antropológicos que detallas no entro en intercambio porque es cuestión de fe y los hechos fácticos no han concluido y sigue en la oscuridad Lemuria/Atlántida y tantas otras cosas del pasado del hombre. En todo caso me declaro agnóstico respecto de ese tema: no tengo motivos para negarlo ni afirmarlo. Es más: trasciendo estos aspectos para recentrarme en una centralidad cristológica como faro de mi vida. Llevo por acompañantes a San Francisco de Asís, a San Lorenzo y a Santa Teresita del Niño Jesús.
Ah… esto nomás para argumentar en mi vida de fe en relación con los otros que me han dicho que soy un ser de luz violeta. Pero vamos… no lo sé y acaso no interese. He leído y tengo de todo un poco. No reniego de mi color favorito: el violeta…jajaja…ni todo lo que me dice lo inefable de ese color. Bien. Mis mentores espirituales arriba nombrados, en todo caso son violetas…jajaja…
No obstante, debo decirte que lo que uno racionaliza en un foro o en su escritura no es todo lo que un hombre es y soy un tipo muy ecuménico. Digo mi verdad para que conste, hago mi parte y punto. La Providencia hace lo demás. Trato con mi vida de ser un vehículo, un cuenco, una arcilla adaptable a las circunstancias que la Providencia me pone y sólo eso y siempre y cuando me dejo ser, conciente o inconcientemente, que soy polvo y nada. La literatura es sólo un modo de expresión que te ha alcanzado y ahí te dejo la duda acerca de Jesús el Cristo para que ahondes en ella y todo esto que tú crees a la luz de su Misterio. Veamos cuánto te interpela. Bien Goyo. Espero haber estado a la altura de tus circunstancias. Te mando un cordial y afectuoso abrazo y un gusto como siempre departir estas cosas aunque no sean materia estrictamente literarias…pero como va dicho… 7/8 van por debajo… como los iceberg. Saludos cordiales.
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