La mañana comenzó como tantas otras, sin embargo, al mirarse al espejo algo dentro de su alma se quebró, como si fuese de cristal, su corazón se hacía pedazos.
Se pregntaba que había pasado con su vida, quien era aquella que la miraba desde el espejo, como había permitido que le pusieran una máscara sobre su rostro y haberla convertido e esa mujer sumisa y dócil. ¿Donde estaba su verdadero ser?
Recordó el dia en que vestida de blanco sintío que su vida brillaba llena de esperanza, de planes y proyectos junto al hombre que amaba,
aquel que había escogido para crecer, formar una familia, envejecer a su lado; las ilusiones las habia guardado muy dentro de sí, se preguntaba si eran reales o solos las había imaginado.
El había elegido la casa, amobló cada habitación, escogío cada detalle, todo reflejaba su personalidad. Al principio, esto le resultaba hasta romántico, pesó que todo lo había hecho para agradarle, para que se sintiera cómoda.
Cuan lejos estaba eso de la realidad, aquella que ella creía sería su hogar se transformo poco a poco en una fria prision.
Casi sin notarlo y por amor a él fue dejánndose moldear, hasta convertirse en una mujer perfecta, callada, educada, obediente, acorde a lo que él necesitaba.
Las cenas con sus amigos, sus socios, y rigurosamente una vez al mes su jefe. Siempre elegante, asintiendo a sus mas mínimas peticiones, mantenia todo en perfecto orden, los horarios, la comida, los objetos y ella...
¿En qué momento habia renunciado a sus sueños, a sus deseos de ser madre, a su propia vida? No lo comprendía.
Cada día fué dejando una parte de si misma y poco a poco se fue convirtiendo en un objeto mas de la telaraña urdida a su alrededor.
Cuantas horas perdidas esperando una muestra de afecto sincero, un detalle que le mostrara que ella era importante en su vida, pero todo se tornó en una estricta rutina, el amor habia delegado su función, la calidez se fue marchitando y su corazón se llenó de amargura.
Se miro otra vez al espejo y no encontro nada qe le recordara a ella misma, ni siquiera lucia una sonrisa.
Solto su cabelllo, se quito la ropa y se vio muy bella, sí, esa era ella.
Busco en su placer y olvidados en un rincon enncontro unos jeans, se los puso y saco una remera llena de alas de mariposas, calzo unos tenis, fue haciala puerta y salío. Caminó hasta agotarse, llego a una plaza y se sento en una banca, se sentia libre por primevera vez en mucho tiempo.
Recordo donde vivia esa vieja amiga, la que hace tiempo no le permitia verla. Llegaria caminando, estaba cerca, ella se veria feliz de verla, sin dudar la ayudaria sin cuestionarla.
Con una sonrisa en el rostro comenzó a caminar.
Una vida nueva se abria ante ella, nadie le diria como vivirla, jamás volveria a ponerse una máscara sobre su rostro.
Sonrio feliz...
Se pregntaba que había pasado con su vida, quien era aquella que la miraba desde el espejo, como había permitido que le pusieran una máscara sobre su rostro y haberla convertido e esa mujer sumisa y dócil. ¿Donde estaba su verdadero ser?
Recordó el dia en que vestida de blanco sintío que su vida brillaba llena de esperanza, de planes y proyectos junto al hombre que amaba,
aquel que había escogido para crecer, formar una familia, envejecer a su lado; las ilusiones las habia guardado muy dentro de sí, se preguntaba si eran reales o solos las había imaginado.
El había elegido la casa, amobló cada habitación, escogío cada detalle, todo reflejaba su personalidad. Al principio, esto le resultaba hasta romántico, pesó que todo lo había hecho para agradarle, para que se sintiera cómoda.
Cuan lejos estaba eso de la realidad, aquella que ella creía sería su hogar se transformo poco a poco en una fria prision.
Casi sin notarlo y por amor a él fue dejánndose moldear, hasta convertirse en una mujer perfecta, callada, educada, obediente, acorde a lo que él necesitaba.
Las cenas con sus amigos, sus socios, y rigurosamente una vez al mes su jefe. Siempre elegante, asintiendo a sus mas mínimas peticiones, mantenia todo en perfecto orden, los horarios, la comida, los objetos y ella...
¿En qué momento habia renunciado a sus sueños, a sus deseos de ser madre, a su propia vida? No lo comprendía.
Cada día fué dejando una parte de si misma y poco a poco se fue convirtiendo en un objeto mas de la telaraña urdida a su alrededor.
Cuantas horas perdidas esperando una muestra de afecto sincero, un detalle que le mostrara que ella era importante en su vida, pero todo se tornó en una estricta rutina, el amor habia delegado su función, la calidez se fue marchitando y su corazón se llenó de amargura.
Se miro otra vez al espejo y no encontro nada qe le recordara a ella misma, ni siquiera lucia una sonrisa.
Solto su cabelllo, se quito la ropa y se vio muy bella, sí, esa era ella.
Busco en su placer y olvidados en un rincon enncontro unos jeans, se los puso y saco una remera llena de alas de mariposas, calzo unos tenis, fue haciala puerta y salío. Caminó hasta agotarse, llego a una plaza y se sento en una banca, se sentia libre por primevera vez en mucho tiempo.
Recordo donde vivia esa vieja amiga, la que hace tiempo no le permitia verla. Llegaria caminando, estaba cerca, ella se veria feliz de verla, sin dudar la ayudaria sin cuestionarla.
Con una sonrisa en el rostro comenzó a caminar.
Una vida nueva se abria ante ella, nadie le diria como vivirla, jamás volveria a ponerse una máscara sobre su rostro.
Sonrio feliz...
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