Que manifieste la sonrisa pre y póstuma
que se dibuja en mis labios todos los días con tus visitas,
de conejo, como el de Alicia en el país de las maravillas,
acelerado por la vida, estirando al máximo el segundero de su reloj.
Y te escribo con la afabilidad de un ángel
que se juega la divinidad con sus alas,
en una batalla que fuiste tú, quien motivó.
Siempre para bien, pues, nadie podrá verte
de forma diferente, al colibrí que asiste a su flor.
Por eso, hoy te regalo una estrella;
para que te proteja de la tormenta
y te haga brillar, aún en la pena,
porque ésta estrella es eterna,
y bien puede aliviarte el corazón.
El sello de la amistad y
el cariño de un austero corazón
lleva consigo impresa;
así que puedes contar con el incondicional apoyo de ella.
Hoy, le entrego una estrella hecha flor
a tu alma noble y valiente,
sincera y benevolente,
sólo por ser tú, para ese austero corazón,
un honor en su camino,
y en su mundo abstracto de color.
Gracias por ser, mi Súper Conejojotito.
Siniestra Nostram.
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