Dos mil siete veranos después
que la estelada estrella coronó su presencia
de nobleza celestial,
millar de millares de esperanzados súbditos
desesperan por su humano amor.
- Dinos hombre príncipe,
brazo derecho del dios Rey:
nosotros, el millar de millares,
¿tendremos celestes cometas
alguna terrena vez?
Y el príncipe, que los ama,
celestialmente,
lloró . . .
una vez más.
que la estelada estrella coronó su presencia
de nobleza celestial,
millar de millares de esperanzados súbditos
desesperan por su humano amor.
- Dinos hombre príncipe,
brazo derecho del dios Rey:
nosotros, el millar de millares,
¿tendremos celestes cometas
alguna terrena vez?
Y el príncipe, que los ama,
celestialmente,
lloró . . .
una vez más.
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