Anciana sentada frente de una gran ventana, con una taza de café humeante en su mano, el cristal la refleja cual si fuera un gran espejo. Lleva su mano libre al rostro y como en un suspiro..
Otra arruga cruel veo en mi rostro, son más de mil las que lo cruzan, ¿Son acaso los casi cien años que las traen consigo? ¿ O quizá será que quieren acompañar mis tristezas? Y esos ojos hundidos y sin brillo y ese otro diente roto, muestran la indiferencia que me rodea y que no es más que la respuesta a cada beso, a cada abrazo, a cada plato de comida y a cada atención de parte mía, a estos seres que tanto amo.
Donde he escuchado la frase “¿ El que riega recoge? Alguien me la dijo un día, que mentiroso,yo regué tanto. ¿ Y qué recojo? Absolutamente nada, solo indiferencia que me tiene al borde del camino ,porque además no creo merecerla y recojo también, palabras de reproche porque se esperó más de mi, mucho más, más de lo que yo pude dar.
Estoy vieja, triturada por dentro y por fuera y con la certeza que me equivoque, volviendo vanos y orgulloso a aquellos por los que corrí, por los que deje en el camino mis brazos y mis manos y que en este momento son un poco de huesos adoloridos y viejos que ya no sirven ni para sostener esta taza de café que nunca antes tuve tiempo de tomar. Me olvidé de vivir y se me ha hecho tarde para pensar en mí, y te culpo a ti, solo tú eres e l culpable ,tu que fuiste el único hombre que paso por mi vida y fuiste también mi primer error, tan lleno de soberbia y orgullo, que heredaron tus hijos o mis hijos, jamás pude decir nuestros hijos, fuiste tan cruel, solo te dejaste querer y pusiste una barrera entre mi amor y tú, me trataste como una visitante indeseada en tu vida, a la que no quisiste abrirle las puertas para que al entrar pudiera mostrar lo regalos con los que llegaba.
Hombre egoísta, cruel, idiota, hoy también estas solo, pero al menos no tiene que dolerte lo que me duele a mì, que di y di tanto y solo recibo en este instante algo tan feo, llamada ingratitud.
No quiero ver más esa burla tan cruel del destino, hasta aquí me llegó la fortaleza, el temor a Dios y solo veo en mi retina ese puente digno de recibirme en sus brazos, o los rieles de ese tren que me recibirían con un tierno abrazo, como el abrazo de esos hijos si no fueran tan ingratos.Necesito ese abrazo para irme de este tiempo, si me escuchas bien, irme de este tiempo, con todo y estos ojos profundos y tristes que hoy veo reflejados en los cristales de este ventanal y que por momentos siento que reflejan más allá de lo evidente, algo oculto tras mis ojos, unas pupilas más brillantes que las mías, más inocentes que las mías. ¿Tiernas quizá? Yo las conozco. ¿Donde las he visto? ¿Qué rostro tierno y dulce me recuerdan? Dios mío abre mi memoria, tengo miedo a equivocarme y que no sea lo que pienso ,está bien te lo diré en voz alta, pienso que detrás de esta mirada, están los ojos de ese chiquillo al que amo y que a cada instante levanta sus bracitos y me dice desde el lugar donde este, como si fuera trapecista, abuelita te amo mucho y yo le contesto, yo también mi vida, y el nuevamente dice, yo también.
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