Le han salido espinas a la noche.
Hoy tengo a mi luna enferma y fría.
Y en el piso,
palpita un tórrido reguero de estrellas.
Y en mi alma,
un alma
que pretende ser la mía.
Necesito a alguien que me venda un trozo de esperanza
que le dé la luz a mi linterna
que se enferme de flores mi casa
como si de lepra.
Necesito una mujer que no se vaya
que no me mienta ni me crea
y que no troque la verdad del buen amor
por lo que un pésimo escritor redactó
alguna mala vez
en un pésimo poema.
Le han salido gusanos al silencio
y mi tiempo enfermó de eternidad.
Pero yo no.
Ya todo en mí es levedad,
la gravedad me espera sigilosa.
Y algún día, yo lo sé,
la gravedad me morderá.
Lágrimas en medio de los ojos
cabellos del viento como flechas.
Un auditorio lleno
de asientos vacíos
y una bitácora llena
de hambre de letras.
Me han arrancado el nombre,
me lo han envuelto de campanas.
Campanas de luto
que interpretan el canto amargo
de la desesperanza.
Calle vieja de mi niñez
faroles que no alumbraban
prostitutas que me llamaban
como ángeles que ofrecían la salvación.
Zapatos gastados de mi niñez
guitarra rota de mi juventud
pasajes de odio en los cuales encontré
al dios que matamos
colgado de una cruz.
Licor amargo del llanto
mar sin paredes
mar negro del espanto.
Océano de los marinos que gustan de naufragar
en esas lunas llenas de luz
y soledad.
¿Qué pétalos de mujer me cerrarán los labios?
¿Qué brazos de mujer me salvarán del día?
¿Qué piernas de mujer enredarán mi cuerpo
en esas noches malas
cuando la bestia del silencio fornica
con el cadáver azul de la melancolía?
Calle melancolía…
Cría de gato relajada en miel
jugando entre el pecho y la garganta.
Entre el sudor y la piel.
Astros que de mí no saben nada
y un mundo sin ganas de saber.
Yo te perdí ahí.
Entre el árbol
y el faro sin luz de aquella esquina.
Entre relámpagos de oscuridad
con olor a letrina.
Entre el borracho que cantaba la canción que nos enamoró
tirado a los pies de su cantina.
La luz de tus ojos la llevo aún en las mejillas
y el olor de tu cuerpo es algo tan mío
que me lleva hasta el tiempo en el que fuiste mía.
Siempre fuiste el rostro de la noche.
La niña de hambre que nada en mis pupilas
ese ser abstracto
que baila entre las letras de todo esto que escribo
que no es prosa
ni poema
ni poesía.
.
Última edición por Quetzalcoatl Vallejo el Sáb Jun 26, 2010 3:39 pm, editado 1 vez
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