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por ¿Qué lo lleva a destruir la tierra que lo vio crecer?
¿Qué siente su corazón, que pasa por su cabeza, tendrá alma?
Acaso el culpable de todo sea la codicia que lo envolvió de una manera tal, que ya no logro escapar, huir de ella; tan solo se dejo vencer y ya!
Que desprecio es ese por sus semejantes que menos tienen, sí es verdad! Pero ello no explica, ni justifica, su desamor por el ser humano, la raza humilde, trabajadora, luchadora, que vive al día, se lamenta el ayer, y teme al mañana.
Que desamor por la tierra que lo vio crecer, por esa tierra que ningún mal le hiso jamás, que disfrute vera en verla perderse todos los días un poco más, con desechos de su INGENIO; que la desgarran hasta hacerla llorar, quizás no hoyamos su vos, su grito, pero lo vemos y duele… duele mucho. Pues el humilde que vive al día, el indio, que puede hacer contra la 3º potencia más grande de Latinoamérica.
Simplemente se quedan observando el final que se avecina, simplemente les queda preguntarse, ¿“EL DUEÑO TENDRA ALMA”? Como hará por las noches al acostarse para conciliar el sueño con tantas almas sin descanso rondando su habitación, como hará “el dueño” para apoyar su cabeza en la almohada y sin que esta se vuelva una piedra sin dejarlo descansar.
Ya el daño está hecho, el mal ya se deposito como una larva en su interior, ya jamás volverá a brillar su alma, su corazón se marchito, su alma fue vendida al diablo, a cambio de un “pequeño reino” aquí en la tierra.
Pero aun así, “el dueño” del ingenio Ledesma, no gozara tranquilo;
Detrás muy cerca de él, marchan año tras año, los soldados de la luz, las voces del indio, del humilde, del esclavizado, del que no tiene, o cree no tener vos.
Año tras año, bajo la lluvia, con frio, viento, ellos marchan en busca de una justicia merecida, que en sus corazones saben algún día llegara, y se acabaran las enfermedades, la esclavitud en pleno siglo 21, la miseria, la desigualdad y el desprecio por la clase trabajadora, gracias a los soldados de la luz, que año tras año marchan en busca de justicia y verdad.
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