Estoy desesperada corriendo en la alacena,
sigo el camino de la vida, del disfrute ajeno a las penas
y me encuentro en el camino a alguien bondadoso
que se guía por sus crueles instintos, y que no sabe
qué tanto pudiera hacer por acomodar su camino.
Estoy turbia porque me lamento de la pena ajena,
no sé cómo remediar un hecho externo y reparable,
que no es más, y sigue siendo ejemplo de vulgar condena.
Írritos momentos crueles de la vida, empujan las pesadillas;
la mente es un lugar traicionero del que nunca habrá que fiarse,
pues si tomas en cuenta sus consejos, quedarás perpetuamente
distante, de todo lo bello que tiene la esencia de la vía,
de la mísera alegría por sentirse viva, por saber que se está aquí;
pero ajena a toda clase de bastarda melancolía.
Ánimos silentes van y vienen y a mí regresan hoy en día;
necesito saberte viva, necesito condenar los molestos escenarios
que acaecen en la ínfima morada de tu alegría... Mantén la calma,
querida amiga mía. Que si yo pudiera trasladarte al mundo rosa,
violáceo y de colores que tanto me alegra el día, lo haría,
más tengo las manos atadas, y debes cooperar conmigo, con todo,
porque los malos momentos sólo sirven de experiencia, y de guías.
Ánimos, no te des por vencida. Juega con la muerte, querida amiga,
sacúdele la consciencia y písala como a una cucaracha de porquería,
que no merece la pena que te alejes del futuro, que la muerte es
una compañía estúpida y empedernida, que siempre estará presente,
pues hasta ahora no ha habido nadie que deje de hacerle compañía.
Es cuestión de catalogar los momentos, de comprensión... Lucha,
lucha y lucha... Haz tirabuzones y volteretas... Nunca te des por vencida.
Por favor.
sigo el camino de la vida, del disfrute ajeno a las penas
y me encuentro en el camino a alguien bondadoso
que se guía por sus crueles instintos, y que no sabe
qué tanto pudiera hacer por acomodar su camino.
Estoy turbia porque me lamento de la pena ajena,
no sé cómo remediar un hecho externo y reparable,
que no es más, y sigue siendo ejemplo de vulgar condena.
Írritos momentos crueles de la vida, empujan las pesadillas;
la mente es un lugar traicionero del que nunca habrá que fiarse,
pues si tomas en cuenta sus consejos, quedarás perpetuamente
distante, de todo lo bello que tiene la esencia de la vía,
de la mísera alegría por sentirse viva, por saber que se está aquí;
pero ajena a toda clase de bastarda melancolía.
Ánimos silentes van y vienen y a mí regresan hoy en día;
necesito saberte viva, necesito condenar los molestos escenarios
que acaecen en la ínfima morada de tu alegría... Mantén la calma,
querida amiga mía. Que si yo pudiera trasladarte al mundo rosa,
violáceo y de colores que tanto me alegra el día, lo haría,
más tengo las manos atadas, y debes cooperar conmigo, con todo,
porque los malos momentos sólo sirven de experiencia, y de guías.
Ánimos, no te des por vencida. Juega con la muerte, querida amiga,
sacúdele la consciencia y písala como a una cucaracha de porquería,
que no merece la pena que te alejes del futuro, que la muerte es
una compañía estúpida y empedernida, que siempre estará presente,
pues hasta ahora no ha habido nadie que deje de hacerle compañía.
Es cuestión de catalogar los momentos, de comprensión... Lucha,
lucha y lucha... Haz tirabuzones y volteretas... Nunca te des por vencida.
Por favor.
Miér Mar 13, 2024 10:17 pm por caminandobajolalluvia
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