Quise lanzarme, y detrás de mí estaban ellos...

He sido llamada y aquí estoy...
En una tierra para valientes,
donde lloran querubines , las almas,
tierra para luchar.

Camino entre sus lágrimas y las mías,
entre tu pena y mi dolor,
pero camino, pues es tierra de valientes...

Quise rendirme y no me dejaste,
grité en silencio mi desespero,
mas detrás de mí estaban ellos.
Con sus caras de agonía,
recogían mis pedazos, mis escamas,
mi sangre y mi ira...

Anoche intenté escapar,
pero es tierra de valientes,
y tú me empujas a luchar.

Impulso misterioso verdad amiga?... me ha encantado leerte.
Un abrazo.

a veces no entendemos el sentido de la gloria que encierra la lucha... parece que se cerraran nuestros caminos y no hubiera mañana, heridos y maltratados seguimos adelante... no dejándonos vencer... sin darnos cuenta en los seres hermosos que estamos gestando con esto... seres de gloria, guerreros incansables, a los cuales cada batalla, les adjudica una insignia y hace crecer las alas...

Dice la historia que David... antes de ser rey, era un hombre a quien se le pegaban todos los desanimados y deprimidos... y andaba con ellos luchando y peleando... y de pronto, la misma historia deja de llamar así a estos hombres y les adjudica un nombre "los valientes de David... los que peleaban hasta que la espada se les quedaba pegada a la mano..." estos hombres fueron sus valientes, quienes le acompañaron en su reinado y fueron colmados de gloria... imaginate! es lo mismo con nosotros!

muy bueno tu poema... y disculpame si me explayé demasiado, tenía que decírtelo... un beso