Hubo una vez un juicio a un atípico animal
similar pero hirsuto a sus equivalentes,
un menudo invertebrado de ideas delirantes
cuyos único periplos versaban en el carnaval
cada amanecer, recién despertado el sol
se ponía sudadera y tomaba su guitarra
podía vérsele colgado de una hoja de parra
…Los que no le conocían le decían “caracol”
y entre ruidos y acordes de elevada estridencia
cantaba su punk rock con una voz gutural
reviviendo, inclusive, el amainado manantial
rodeándose en brevedad de numerosa audiencia.
No obstante, las arañas y babosas en plenitud
especies reconocidas por sus modales sosegados,
que veían sus hábitat tornarse desordenados,
no tardaron en zambullirse en franca inquietud
y sin meditarlo apresaron al díscolo caracol
quitándole la guitarra, arrastrándole al subterráneo
sitio designado por un insecto foráneo
sindicado para corte en tal peculiar decisión.
Y la mantis, magistrada, dando inicio al proceso
observando con ofuscación al caracol prisionero
hablando con decisión y visible tono altanero
dijo: ¿“Eres un chiflado, o te encuentras poseso”?
“…Todo el mundo te apunta con inenarrable antipatía
despojándote todo derecho y razón en apariencia;
¿Eres muy testarudo, o victima de la inconsciencia,
o solo otro torpe más que se jacta de rebeldía?”
“No es correcto, su eminencia, lo que le informan -Replicó el caracol-
solo que para mí el arcoíris es una paleta
y las piedras del camino, son joyas anacoretas
y mis cachitos y mi guitarra una simbiosis forman
y todo lo que persigo es tocar las estrellas
que mi música conmueva a todas las criaturas,
que digan que en este jardín amamos las partituras
y en vez de telarañas todo reluzca en corcheas…”
sometida a votación tal causa extravagante
él caracol fue condenado al siempre infame destierro.
Y junto con su guitarra se alejó por el sendero
buscando, en la distancia, un destino a que aferrarse
pero al no haber punk rock las moscas no regresaron
y las arañas padecieron un hambre inclemente,
y asustadas comprendieron, que de haber pensado diferente
seguirían viviendo felices: Lo que evidentemente farrearon
por eso, amigo mío, si seguiste estas letras
extrae la moraleja que te dejaron sin pretenderlo:
Nunca rechaces lo opuesto sin detenerte a entenderlo
Y lucha por lo que sientes hasta que llegues a la meta.
similar pero hirsuto a sus equivalentes,
un menudo invertebrado de ideas delirantes
cuyos único periplos versaban en el carnaval
cada amanecer, recién despertado el sol
se ponía sudadera y tomaba su guitarra
podía vérsele colgado de una hoja de parra
…Los que no le conocían le decían “caracol”
y entre ruidos y acordes de elevada estridencia
cantaba su punk rock con una voz gutural
reviviendo, inclusive, el amainado manantial
rodeándose en brevedad de numerosa audiencia.
No obstante, las arañas y babosas en plenitud
especies reconocidas por sus modales sosegados,
que veían sus hábitat tornarse desordenados,
no tardaron en zambullirse en franca inquietud
y sin meditarlo apresaron al díscolo caracol
quitándole la guitarra, arrastrándole al subterráneo
sitio designado por un insecto foráneo
sindicado para corte en tal peculiar decisión.
Y la mantis, magistrada, dando inicio al proceso
observando con ofuscación al caracol prisionero
hablando con decisión y visible tono altanero
dijo: ¿“Eres un chiflado, o te encuentras poseso”?
“…Todo el mundo te apunta con inenarrable antipatía
despojándote todo derecho y razón en apariencia;
¿Eres muy testarudo, o victima de la inconsciencia,
o solo otro torpe más que se jacta de rebeldía?”
“No es correcto, su eminencia, lo que le informan -Replicó el caracol-
solo que para mí el arcoíris es una paleta
y las piedras del camino, son joyas anacoretas
y mis cachitos y mi guitarra una simbiosis forman
y todo lo que persigo es tocar las estrellas
que mi música conmueva a todas las criaturas,
que digan que en este jardín amamos las partituras
y en vez de telarañas todo reluzca en corcheas…”
sometida a votación tal causa extravagante
él caracol fue condenado al siempre infame destierro.
Y junto con su guitarra se alejó por el sendero
buscando, en la distancia, un destino a que aferrarse
pero al no haber punk rock las moscas no regresaron
y las arañas padecieron un hambre inclemente,
y asustadas comprendieron, que de haber pensado diferente
seguirían viviendo felices: Lo que evidentemente farrearon
por eso, amigo mío, si seguiste estas letras
extrae la moraleja que te dejaron sin pretenderlo:
Nunca rechaces lo opuesto sin detenerte a entenderlo
Y lucha por lo que sientes hasta que llegues a la meta.
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