Korima Peso
Soy tan solo una gota de agua en el interminable azul
Un granito de arena en el cruel desierto de Chihuahua
Soy la verdad que siempre enclaustras en un baúl
Vivo en el viento, y me lleva dondequiera que viaja
Mi oscuro y lacio cabello de color negro brillante
Mi piel rojiza refleja grietas causadas por la intensidad del sol
Mis escasas ropas y en mi frente un rojo paliacate
La irónica naturaleza fue quien me asigno este trágico rol
Camino por esta gran ciudad llena de extraña gente
Una interminable placa gris de frio concreto nos envuelve
Ellos no son como yo, ellos son de un color diferente
Un claro tono de piel que de toda culpa los lava y absuelve
Una enramada de caminos de asfalto y puentes
El diario desfile de metálicos vehículos humeantes y ruidosos
Un canal revestido de sucias aguas pestilentes
Y una interminable fila de elevados edificios airosos
Hace muchas lunas mi pueblo habitaba esos valles
Cazábamos venados y cultivábamos el maíz
Caminábamos por senderos de piedra no existían sus calles
Alimentamos a la madre desde su tierna raíz
Nadábamos en las abundantes aguas puras y límpidas
Dialogábamos con el hermano coyote cada noche
Consultábamos la sabiduría de las lechuzas tímidas
De la convivencia y hermandad hacíamos derroche
Caminábamos a la par del temible oso plateado
Pescábamos grandes cardúmenes en los abundantes ríos
Vestíamos las ricas pieles del veloz venado
Andábamos a pies pelones por la sierra con tremendo brío
Los campos reverdecían y la lluvia siempre venia
Las flores adornaban las sienes de guerreros majestuosos
Y la siempre blanca luna el claro cielo embellecía
Y nuestro padre sol nos brindaba veranos calurosos
Un trágico día llego en hombre blanco a estas tierras
Escudóse en el resplandor de su dorada cruz
Replegándonos, cada vez más alejados rumbo a la sierra
Justificando su vanidad en el nombre de Jesús
Pareciera que lo único que sabían era destruir
Mis ancestros pelearon valientes hasta el final
Pero los dioses y la suerte nos dejaron morir
Y el hombre blanco hizo así su entrada triunfal
Arruinó lo que nuestros padres construyeron con tanto empeño
Y en el nombre de su cruz crearon su civilización
No dejaron rastro alguno de la belleza que trataron con desdeño
Actuaron como desalmados seres carentes de corazón
No se conformaron con llevarse los metales
No fueron suficientes las mujeres que tomaron
Trajeron consigo la desgracia a mi pueblo y muchos males
Pero nuestro espíritu guerrero jamás doblegaron
Todo pudieron haberse llevado y destruido
Pero la voluntad y el recelo habitan mi pecho
Como este amargo corazón por el sufrimiento consumido
Un día la justicia llegara y los hará pagar, dalo por hecho
Y heme aquí triste, solo y hambriento
Reducido a una lastimosa figura, implorando piedad
Sucio, cansado y sediento
Perdido en la inmensidad de esta dorada ciudad
Esta gran raza llamada el orgullo de Chihuahua
A esto se ha reducido, a una desdichada existencia
La magnífica raza tarahumara
Pidiendo al paseante un poco de clemencia
Y si un día he de molestarte con mi Korima peso
Si de alguna manera con esto te molesto
Piensa un poco en mi historia y en tus ancestros
Algo así como Judas, dio a Jesús el trágico beso
El pobre indio te extiende la mano y te dice: ¡Korima, peso!
Quisiera ahogar mi existencia en el dulce tesguino
Porque esta humillación duele hasta el hueso
Hemos perdido la Fe, hemos perdido el camino
Todavía tienes la osadía de burlarte y sentirte mejor
De pensar que la divina mano de Dios tu destino ha escrito
De ignorar las lagrimas, las crueles ignominias y el dolor
Aun así me ves en la calle y exclamas ¡Ay, pobrecito!
Soy tan solo una gota de agua en el interminable azul
Un granito de arena en el cruel desierto de Chihuahua
Soy la verdad que siempre enclaustras en un baúl
Vivo en el viento, y me lleva dondequiera que viaja
Mi oscuro y lacio cabello de color negro brillante
Mi piel rojiza refleja grietas causadas por la intensidad del sol
Mis escasas ropas y en mi frente un rojo paliacate
La irónica naturaleza fue quien me asigno este trágico rol
Camino por esta gran ciudad llena de extraña gente
Una interminable placa gris de frio concreto nos envuelve
Ellos no son como yo, ellos son de un color diferente
Un claro tono de piel que de toda culpa los lava y absuelve
Una enramada de caminos de asfalto y puentes
El diario desfile de metálicos vehículos humeantes y ruidosos
Un canal revestido de sucias aguas pestilentes
Y una interminable fila de elevados edificios airosos
Hace muchas lunas mi pueblo habitaba esos valles
Cazábamos venados y cultivábamos el maíz
Caminábamos por senderos de piedra no existían sus calles
Alimentamos a la madre desde su tierna raíz
Nadábamos en las abundantes aguas puras y límpidas
Dialogábamos con el hermano coyote cada noche
Consultábamos la sabiduría de las lechuzas tímidas
De la convivencia y hermandad hacíamos derroche
Caminábamos a la par del temible oso plateado
Pescábamos grandes cardúmenes en los abundantes ríos
Vestíamos las ricas pieles del veloz venado
Andábamos a pies pelones por la sierra con tremendo brío
Los campos reverdecían y la lluvia siempre venia
Las flores adornaban las sienes de guerreros majestuosos
Y la siempre blanca luna el claro cielo embellecía
Y nuestro padre sol nos brindaba veranos calurosos
Un trágico día llego en hombre blanco a estas tierras
Escudóse en el resplandor de su dorada cruz
Replegándonos, cada vez más alejados rumbo a la sierra
Justificando su vanidad en el nombre de Jesús
Pareciera que lo único que sabían era destruir
Mis ancestros pelearon valientes hasta el final
Pero los dioses y la suerte nos dejaron morir
Y el hombre blanco hizo así su entrada triunfal
Arruinó lo que nuestros padres construyeron con tanto empeño
Y en el nombre de su cruz crearon su civilización
No dejaron rastro alguno de la belleza que trataron con desdeño
Actuaron como desalmados seres carentes de corazón
No se conformaron con llevarse los metales
No fueron suficientes las mujeres que tomaron
Trajeron consigo la desgracia a mi pueblo y muchos males
Pero nuestro espíritu guerrero jamás doblegaron
Todo pudieron haberse llevado y destruido
Pero la voluntad y el recelo habitan mi pecho
Como este amargo corazón por el sufrimiento consumido
Un día la justicia llegara y los hará pagar, dalo por hecho
Y heme aquí triste, solo y hambriento
Reducido a una lastimosa figura, implorando piedad
Sucio, cansado y sediento
Perdido en la inmensidad de esta dorada ciudad
Esta gran raza llamada el orgullo de Chihuahua
A esto se ha reducido, a una desdichada existencia
La magnífica raza tarahumara
Pidiendo al paseante un poco de clemencia
Y si un día he de molestarte con mi Korima peso
Si de alguna manera con esto te molesto
Piensa un poco en mi historia y en tus ancestros
Algo así como Judas, dio a Jesús el trágico beso
El pobre indio te extiende la mano y te dice: ¡Korima, peso!
Quisiera ahogar mi existencia en el dulce tesguino
Porque esta humillación duele hasta el hueso
Hemos perdido la Fe, hemos perdido el camino
Todavía tienes la osadía de burlarte y sentirte mejor
De pensar que la divina mano de Dios tu destino ha escrito
De ignorar las lagrimas, las crueles ignominias y el dolor
Aun así me ves en la calle y exclamas ¡Ay, pobrecito!
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