El texto de hoy venia en avión. Han llamado a última hora a informar que se acaba de caer de boca el piloto y que en automático no se puede levantar vuelo. La cosa es así: nadie conoce nada, nadie dijo nada. Todo lo que hay es un reverendo silencio con ‘r’ mayúscula, o sea Reverendo.
Como no podrá abordar el avión el texto se ha sentado en la sala de espera a leer el diario. Ultimas noticias: robaron un museo en Buenos Aires: “Pánico en la ciudad ante terrible pérdida de uno de los emblemas de la identidad nacional”. Buenos Aires sucumbe. Como el textito no tiene nacionalidad le agarra una como flojera. ¿Y cómo se resuelve eso en un aeropuerto? A romper el mundo.
Decíamos que se va a tardar. La rima está colgada en ese salón tremendo que tiene asientos innumerables donde se sientan los números. Los textos y la gente se vuelven números para subir a un avión. O para ser parte de ‘X’ o ‘Y’ sociedad. La sociedad “X” tiende a socialista. Salvaje. “Y” es una arrimada, le gusta el mondongo.
Abrimos el sobre que nos ha llegado telegrameado de último minuto. En él llega una mano esculpida sobre piel y carne: La mano camina, la mano dice: “he de llegar tarde”.
Telegramas universales: los cuerpos.
El texto sigue en espera, lo tardaran algunas horas, quizás días. Entonces en la espera Improvisado (con mayúscula porque es nombre propio) se ha prendido un cigarro y con el micrófono en mano ha empezado a cantar al son de son:
Terrible verso que
Encanto anda silbando
Entre las muchedumbres.
Terribles chillos, todas multitudes.
Pueril encanto con sudor y olor
Pueril el cuerpo, todo su candor
Pueril las curvas y su desvanecer
Pueril ….
Entonces empiezan los espectadores a levantar sus orejas, “ha llegado el texto”.
Candor
Hace impulso entre las sombras
Siluetas que se pierden con la selva
Oscuridad corriendo entre las negras.
“Y no, no es que no sea texto. Es un cantor que poco sabe de versos” las multitudes callan y vuelven a sentarse.
Ha venido el sol
A jugar con mi morena
Ha venido el mar
A llevarse to’a su pena
y el sudor se escurre
se va con la tristeza
y así mi son se pierde
Entre la arena, el sol
….
Ha llegado otro telegrama del texto de él brota un par de labios; los labios se mueven, los labios hablan: “Estoy embarcando. Dejad mortales que pronto llegaré”. Telegramas universales: los cuerpos.
Nuestro texto de hoy viene en avión. Les rogamos, preciadísimos lexemas, sentarse cómodamente y esperar que aterrice.
A Improvisado se le acabó el papel de cigarro. También el son.
Como no podrá abordar el avión el texto se ha sentado en la sala de espera a leer el diario. Ultimas noticias: robaron un museo en Buenos Aires: “Pánico en la ciudad ante terrible pérdida de uno de los emblemas de la identidad nacional”. Buenos Aires sucumbe. Como el textito no tiene nacionalidad le agarra una como flojera. ¿Y cómo se resuelve eso en un aeropuerto? A romper el mundo.
Decíamos que se va a tardar. La rima está colgada en ese salón tremendo que tiene asientos innumerables donde se sientan los números. Los textos y la gente se vuelven números para subir a un avión. O para ser parte de ‘X’ o ‘Y’ sociedad. La sociedad “X” tiende a socialista. Salvaje. “Y” es una arrimada, le gusta el mondongo.
Abrimos el sobre que nos ha llegado telegrameado de último minuto. En él llega una mano esculpida sobre piel y carne: La mano camina, la mano dice: “he de llegar tarde”.
Telegramas universales: los cuerpos.
El texto sigue en espera, lo tardaran algunas horas, quizás días. Entonces en la espera Improvisado (con mayúscula porque es nombre propio) se ha prendido un cigarro y con el micrófono en mano ha empezado a cantar al son de son:
Terrible verso que
Encanto anda silbando
Entre las muchedumbres.
Terribles chillos, todas multitudes.
Pueril encanto con sudor y olor
Pueril el cuerpo, todo su candor
Pueril las curvas y su desvanecer
Pueril ….
Entonces empiezan los espectadores a levantar sus orejas, “ha llegado el texto”.
Candor
Hace impulso entre las sombras
Siluetas que se pierden con la selva
Oscuridad corriendo entre las negras.
“Y no, no es que no sea texto. Es un cantor que poco sabe de versos” las multitudes callan y vuelven a sentarse.
Ha venido el sol
A jugar con mi morena
Ha venido el mar
A llevarse to’a su pena
y el sudor se escurre
se va con la tristeza
y así mi son se pierde
Entre la arena, el sol
….
Ha llegado otro telegrama del texto de él brota un par de labios; los labios se mueven, los labios hablan: “Estoy embarcando. Dejad mortales que pronto llegaré”. Telegramas universales: los cuerpos.
Nuestro texto de hoy viene en avión. Les rogamos, preciadísimos lexemas, sentarse cómodamente y esperar que aterrice.
A Improvisado se le acabó el papel de cigarro. También el son.
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