Cautivo de tus rosas...

Cautivo de tus rosas…

A expensas de tu brazo en el estío,
donde el color de tu silencio, me atormenta:
no ha de ser, tu constancia un desafío
si el vuelo del dolor, tu amor portenta…
Cual clara sombra emerge del abismo,
tu rostro mudo incita lo que obliga:
hecho feraz, que a mi doncel mitiga,
sosteniendo el mudo claro, paroxismo…

Cual devoto cambio de miradas,
artesanal, el lienzo de tu hacienda;
pospone un manto ebúrneo la contienda
un solo haz de luz, cual verbo aprendas…
Cual abismo plúmbeo, cual sonata,
ególatra cañón, que el mundo asea
paradigma intocable, la pelea,
de tu corazón, sismo de escarlata…

A formidable desmedro, cual ubicua moza
en sordo desvelo, la mañana,
cual tesón, que arde y amilana
tu boca enhiesta, blasón, de cuerpo rosa…
Jinete descarado, mi preámbulo
jornada vitupera cual lienzo del estrado
tu doncellez ebúrnea, al sismo colorado,
rescoldo de la hierba, que sella mi patíbulo…

Endrina, tu morada, cauta cual si en noche,
a sólo sopor, incendia el paraíso,
de goce, sinestesias, que el alba sólo quiso
prendar tu soliloquio, cual fiebre de fantoche…
Inmersa, bajo aguas, que estiman lo incorpóreo
madeja resucita, panoja delicada,
por cuanto muda alada, alienta lo precario
solicitando miera, del ogro alimentada…

Sustento del aroma, por cuanto gentil cede,
ebúrnea la marea, sinergia que antecede,
cual bravo doncel cauto, que arroba la marea
intrépido si fragua, colores que desea…
Cautivo de tus rosas, ó cual redil me ama,
pretil nefasto y claro, el labio de mi Dama,
alienta lo precioso, y embate el oro cauto,
descubre el cautiverio, y aloja poeta exhausto…

Cortinas de sudores, en albas las inquieres,
perfumes y frescuras, -mientras tú me quieres-...