Te llamas…
Te llamas, agorera, pues tu negro cabello
trae la noche: el soplo duradero de tu estrella,
cae, en otro mar de hielo, por tu cuello,
y en sombras, asida de tu nombre, tu querella…
Te llamo, por un contorno inquïeto de alabastro,
en otro sordo crepitar de tu silencio,
en el dulcísimo atardecer que juega con tu astro,
la dulce estela fría, que invoco y reverencio…
Te llamas, nocturno placer de Primavera:
donde regazas el cierto amanecer, la noche entera:
y en tu voz, tu quehacer de madreselva,
herida no confronta mi amor: tuya es el alba...
Noche a noche, labio a labio, desune tu palabra,
la raíz inquïeta de tu sombra, amaneciera:
y el toque de tu voz, sombra quisiera,
para vestir de soledad, mi brío, descalabra…
Muda elocuencia hace cielo de tu euforia,
legitimando el ultramar, que sostiene tu mirada:
así el silencio de mi voz, en tu llamada,
busca el Céfiro de amor, de nuestra historia…
Llamo tus labios, que hacen goce labio mudo,
en el silencio más procaz, más desvelo;
en el sorteo de lo claro, tu boca en el anhelo,
la fuga loca de mi amor: beso desnudo…
Te llamas, altura nívea y casta, amanecida,
de tu silencio en otra voz, de voz herida,
sola y repara la luna, voz amante,
mi sordo instante en otra sombra derruida…
Mi luz enhiesta hace altiva tu muralla,
por la que cedo de mi almena, tu corona,
en otro cielo de mar, la voz estalla:
muda intemperie de mi flor, de mi bordona…
Así la quiero en otra sombra, cual hechizo:
nevado Paraíso: reluciente; voz que propaga
en otra idéntica flor que boca maga,
hace condena de mi amor, en que eternizo…
Solo silencio de mi flor, boca me basta,
para el sendero de tu pétalo de rosa:
solo y austero, de tu labio, cadenciosa,
el otro rostro de tu amor, tu flor abasta…
Así te quiero, idéntica a la estrella que te nombra,
ya sea noche, ó alba, duna incierta,
por el flagelo que en la sombra más cubierta,
la noche cela de tu flor: mi voz deslumbra…
Así te llamas, en las llamas de la noche:
boca si histeria, nunca besa ni te aceche,
sombra repara luz, cadencia rota,
de tu Otra estrella, ó de tu flecha devota…
Mi Luna cede de tu nombre en la Paloma,
boca si ángel, tu suspiro me redoma…
Te llamas, agorera, pues tu negro cabello
trae la noche: el soplo duradero de tu estrella,
cae, en otro mar de hielo, por tu cuello,
y en sombras, asida de tu nombre, tu querella…
Te llamo, por un contorno inquïeto de alabastro,
en otro sordo crepitar de tu silencio,
en el dulcísimo atardecer que juega con tu astro,
la dulce estela fría, que invoco y reverencio…
Te llamas, nocturno placer de Primavera:
donde regazas el cierto amanecer, la noche entera:
y en tu voz, tu quehacer de madreselva,
herida no confronta mi amor: tuya es el alba...
Noche a noche, labio a labio, desune tu palabra,
la raíz inquïeta de tu sombra, amaneciera:
y el toque de tu voz, sombra quisiera,
para vestir de soledad, mi brío, descalabra…
Muda elocuencia hace cielo de tu euforia,
legitimando el ultramar, que sostiene tu mirada:
así el silencio de mi voz, en tu llamada,
busca el Céfiro de amor, de nuestra historia…
Llamo tus labios, que hacen goce labio mudo,
en el silencio más procaz, más desvelo;
en el sorteo de lo claro, tu boca en el anhelo,
la fuga loca de mi amor: beso desnudo…
Te llamas, altura nívea y casta, amanecida,
de tu silencio en otra voz, de voz herida,
sola y repara la luna, voz amante,
mi sordo instante en otra sombra derruida…
Mi luz enhiesta hace altiva tu muralla,
por la que cedo de mi almena, tu corona,
en otro cielo de mar, la voz estalla:
muda intemperie de mi flor, de mi bordona…
Así la quiero en otra sombra, cual hechizo:
nevado Paraíso: reluciente; voz que propaga
en otra idéntica flor que boca maga,
hace condena de mi amor, en que eternizo…
Solo silencio de mi flor, boca me basta,
para el sendero de tu pétalo de rosa:
solo y austero, de tu labio, cadenciosa,
el otro rostro de tu amor, tu flor abasta…
Así te quiero, idéntica a la estrella que te nombra,
ya sea noche, ó alba, duna incierta,
por el flagelo que en la sombra más cubierta,
la noche cela de tu flor: mi voz deslumbra…
Así te llamas, en las llamas de la noche:
boca si histeria, nunca besa ni te aceche,
sombra repara luz, cadencia rota,
de tu Otra estrella, ó de tu flecha devota…
Mi Luna cede de tu nombre en la Paloma,
boca si ángel, tu suspiro me redoma…
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