Sueño mi desvelo
Albo resplandor de lo secreto,
si mi mirada entona triste, roto cauce de Milagro,
en sordo son, de mi Septiembre encadenado, un reto
en la paciencia, la voz muere y redime solo, magro
el triste diapasón de mi soneto,
por donde el ego traza iridiscente, su sonrisa
y unge, apiadada la forma, que estiliza,
de mi desmán, en aguas, relámpago que aprieto…
Voz, que, ante la lluvia cede
sin el decoro que el blasón ya no tuviere,
ante la copla, ante el murmullo que muriere
ante la voz, ante la sömbra murmurada espina, puede
sin el arco, que la flecha alzada, sin el desvarío
se sostenga ante la voz, ante la sombra del navío,
ante la Rosa, ante la flor, que embellece máscara de proa
y la voz nueva, hace melindre de su luz, que amor otorga…
Ante la luz, y la diadema que me pulsa,
la nieve de su cauce somnoliento,
ante la voz, y su embate, ante mi aliento:
ante la fuga, ante los nombres, ante la bolsa,
que vacía de su cuenca altiva desnudez,
y no provoca, la misma risa que en sandez;
ante el vestigio, ante la burla que no siembra:
ante la bruma, que en sorda desnudez confina y tiembla…
Boca si alza, ya su suspiro, engalanado no traviesa,
la risa de la sombra; el corso a la maleza:
el verde que empina su glosa, que no fuere una promesa,
ante la fuga de este odeón que no te embate ya la artesa…
Ante el coloquio; el parangón, la risa afable,
el sordo traste del laúd, la brisa ecuánime
ante la boca de su flor, íntima perdure,
ante el silencio, ante tu flor, ante tu Voz, y ante tu pluma
Ante lasciva y púrpura madeja que se hiciere
conglomerar una sorpresa;
ante la boca en desnudez sobra y retiene,
la sobria miel que tu dulzor reseca…
Ante la flor que mi mundo ya no priva,
y se conlleva, a sentir y ya la rosa se cautiva…:
Ante la sombra de tu flor, que estima sombras
de pudor, que estima noches, que salva estrellas:
Eres tú la hoz que decapita las murallas,
la verde clámide de oro que inventa ya los bronces
y se vuelve, una lujuria de parangón –no hallas-
el triste rubor, el hincapié sonoro: la altiva lumbre:
por si la mella se descubre sonante y vuelve a su pesar…
…Y sueña el antes... y el ahora no acomete,
y la bruma no sosiega, ni imparte su bandera de azahar,
ni se disuelve, la panoja, el hecho hendido, y ya la fosa, al despertar…
Épico ruido… ya no promete desmesuras
no cautive su forma –no hay hechizo-
No hay fábula de flores, -no hay rubor-
ya no hay silencio, que la mudez implore-
no hay derrumbe, que ya las fauces no decoran
no hay blindaje de su sonido hirïente, no hay emblema
que su coloquio lleve, no hay paloma?
…Ya no la voz… ya no el ardid, ya no el artista
En desnudez, junto a la flor, ya no migajas…
que besen tu postura… y en el abril destajas...
Albo resplandor de lo secreto,
si mi mirada entona triste, roto cauce de Milagro,
en sordo son, de mi Septiembre encadenado, un reto
en la paciencia, la voz muere y redime solo, magro
el triste diapasón de mi soneto,
por donde el ego traza iridiscente, su sonrisa
y unge, apiadada la forma, que estiliza,
de mi desmán, en aguas, relámpago que aprieto…
Voz, que, ante la lluvia cede
sin el decoro que el blasón ya no tuviere,
ante la copla, ante el murmullo que muriere
ante la voz, ante la sömbra murmurada espina, puede
sin el arco, que la flecha alzada, sin el desvarío
se sostenga ante la voz, ante la sombra del navío,
ante la Rosa, ante la flor, que embellece máscara de proa
y la voz nueva, hace melindre de su luz, que amor otorga…
Ante la luz, y la diadema que me pulsa,
la nieve de su cauce somnoliento,
ante la voz, y su embate, ante mi aliento:
ante la fuga, ante los nombres, ante la bolsa,
que vacía de su cuenca altiva desnudez,
y no provoca, la misma risa que en sandez;
ante el vestigio, ante la burla que no siembra:
ante la bruma, que en sorda desnudez confina y tiembla…
Boca si alza, ya su suspiro, engalanado no traviesa,
la risa de la sombra; el corso a la maleza:
el verde que empina su glosa, que no fuere una promesa,
ante la fuga de este odeón que no te embate ya la artesa…
Ante el coloquio; el parangón, la risa afable,
el sordo traste del laúd, la brisa ecuánime
ante la boca de su flor, íntima perdure,
ante el silencio, ante tu flor, ante tu Voz, y ante tu pluma
Ante lasciva y púrpura madeja que se hiciere
conglomerar una sorpresa;
ante la boca en desnudez sobra y retiene,
la sobria miel que tu dulzor reseca…
Ante la flor que mi mundo ya no priva,
y se conlleva, a sentir y ya la rosa se cautiva…:
Ante la sombra de tu flor, que estima sombras
de pudor, que estima noches, que salva estrellas:
Eres tú la hoz que decapita las murallas,
la verde clámide de oro que inventa ya los bronces
y se vuelve, una lujuria de parangón –no hallas-
el triste rubor, el hincapié sonoro: la altiva lumbre:
por si la mella se descubre sonante y vuelve a su pesar…
…Y sueña el antes... y el ahora no acomete,
y la bruma no sosiega, ni imparte su bandera de azahar,
ni se disuelve, la panoja, el hecho hendido, y ya la fosa, al despertar…
Épico ruido… ya no promete desmesuras
no cautive su forma –no hay hechizo-
No hay fábula de flores, -no hay rubor-
ya no hay silencio, que la mudez implore-
no hay derrumbe, que ya las fauces no decoran
no hay blindaje de su sonido hirïente, no hay emblema
que su coloquio lleve, no hay paloma?
…Ya no la voz… ya no el ardid, ya no el artista
En desnudez, junto a la flor, ya no migajas…
que besen tu postura… y en el abril destajas...
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