…De tu mano
De tu mano, la caricia, comparar no es la belleza,
que la sombra en tu mirada, de tu piel, perfuma
hasta el ciego cauce que bucea en tu destreza
comanda el lirio de la nieve que tus labios presuma…
Sólo el arte de tu rostro, desata con apremios,
el rostro de la noche, que tus labios empieza:
hasta el sueño de tu boca, que con lauros bohemios
traza el arte en tu caricia, con júbilo que reza…
Tu mano es el perfil de incólume mirada,
tras helarte en mi columna, vértebra por vértebra:
ó del arte en tu cintura, ó el coloquio de mi amada
sólo sueña con tu plectro, en la música que siembra…
Arte, goce en tu dialecto, ó de empinado arrojo,
soy la música en tus piernas, de tu escarlata asedio;
murmurando la sonrisa que restaura el lento ojo
de la búsqueda al cabello, de mi sombra ante tu tedio…
Tus pies son ágora de nube, y sollozo en la esmeralda,
que mis besos con alfange, nutre despiadado y torna,
con las alas de mi esmero, con el arte entre tu falda
busca el cielo en tu gemido, y tu sueño hostil me exorna…
Todo nómade pretil, que tu boca exulta en labios,
busca pueril reforma, contenido de mi laja,
comandado por tus besos, la rosa pintalabios,
busca término inefable, al buril de toda alhaja…
Sonrosando la mirada, que tu brisa entona al pecho
desigual en toda azada, al buril presto en tu lecho,
ó taimando la mirada, del crepúsculo que, ciego
sombra al fuego no idolatra, ó tu cuerpo que no anego:
rostro en tu carbunclo ciñe, adosando las murallas,
de mi risa en otra sepia, vertiente de mis lajas,
otra acequia puede pruna, ó del dulce de batallas
sorteär la ruina en auge, de mis poros con que ajas…
Melindrosamente surge, de mis pomas, oro laudo,
que la rosa de catervas, a mi torvo anfiteatro,
sol requiere de tus fauces, ó la sombra que recaudo
en tus pechos son diatriba, ó blasfemia a mi teatro…
En tu rostro, lo secreto, enjuga ciertas armonías,
do tus senos, en mis bucles, son suaves tropelías:
en el rostro de mi pecho, cuando tu mirada emerge,
de las costas del orgasmo, donde suave, se sumerge…
Ooh Sirena melindrosa, de tu mirada en auge,
en las costas de mis cielos, tu sonrisa sólo ruge…
De tu mano, la caricia, comparar no es la belleza,
que la sombra en tu mirada, de tu piel, perfuma
hasta el ciego cauce que bucea en tu destreza
comanda el lirio de la nieve que tus labios presuma…
Sólo el arte de tu rostro, desata con apremios,
el rostro de la noche, que tus labios empieza:
hasta el sueño de tu boca, que con lauros bohemios
traza el arte en tu caricia, con júbilo que reza…
Tu mano es el perfil de incólume mirada,
tras helarte en mi columna, vértebra por vértebra:
ó del arte en tu cintura, ó el coloquio de mi amada
sólo sueña con tu plectro, en la música que siembra…
Arte, goce en tu dialecto, ó de empinado arrojo,
soy la música en tus piernas, de tu escarlata asedio;
murmurando la sonrisa que restaura el lento ojo
de la búsqueda al cabello, de mi sombra ante tu tedio…
Tus pies son ágora de nube, y sollozo en la esmeralda,
que mis besos con alfange, nutre despiadado y torna,
con las alas de mi esmero, con el arte entre tu falda
busca el cielo en tu gemido, y tu sueño hostil me exorna…
Todo nómade pretil, que tu boca exulta en labios,
busca pueril reforma, contenido de mi laja,
comandado por tus besos, la rosa pintalabios,
busca término inefable, al buril de toda alhaja…
Sonrosando la mirada, que tu brisa entona al pecho
desigual en toda azada, al buril presto en tu lecho,
ó taimando la mirada, del crepúsculo que, ciego
sombra al fuego no idolatra, ó tu cuerpo que no anego:
rostro en tu carbunclo ciñe, adosando las murallas,
de mi risa en otra sepia, vertiente de mis lajas,
otra acequia puede pruna, ó del dulce de batallas
sorteär la ruina en auge, de mis poros con que ajas…
Melindrosamente surge, de mis pomas, oro laudo,
que la rosa de catervas, a mi torvo anfiteatro,
sol requiere de tus fauces, ó la sombra que recaudo
en tus pechos son diatriba, ó blasfemia a mi teatro…
En tu rostro, lo secreto, enjuga ciertas armonías,
do tus senos, en mis bucles, son suaves tropelías:
en el rostro de mi pecho, cuando tu mirada emerge,
de las costas del orgasmo, donde suave, se sumerge…
Ooh Sirena melindrosa, de tu mirada en auge,
en las costas de mis cielos, tu sonrisa sólo ruge…
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