Suave almenar
Suave almenar, que de bucles instalados,
la pïedra lleva, durmïente en otra almena,
casi difusa, el alma de su pena, en otra hiriente sombra, voz añeja…
Voluptuosa, gentil, casi agostada furia de dos mares,
en otra hirïente sombra que, a despecho,
los mares en el lecho,
de su tenor arribo,
durmiéranse en estribo, de mi glaciar asedio…
En otra sombra que a destiempo, su cognoscible vara,
durmióse en la retara de su sonante huella,
adusta de otra estrella, tan manantial, afirmo
la glosa donde firmo, el descabello hecho…
Su coloquial estribo, de manantial ingrato,
puebla de su rocín, un júbilo y dialecto, en otro süave efecto,
de vulnerable prado,
tan cognoscible estrado, de versos en el pecho…
Estriba, noche ausente, de manantial prolijo
el fausto desengaño, que arroba en su bitácora,
y funde en su tertulia, jinete de mi alza,
tan adoquín el müelle, que zarpa do se calza…
Tan penetrante arribo, es otra sutil huella,
aquella golondrina, de manantial arrobo,
en otras fauces bellas, de mi pretil sonoro,
la luna de tu cedro, incuba su Medoro…
En otra hueste clära, de su invicta espuela, tan nazarena bielda, erige de su fábula,
acecho a mí gobierna, esotra luz arribo,
jinete de mi espuela, en otro suave ritmo…
Tan galanteado paso, en otro abril renüeva, crisálida la lleva,
tertulia mi ojo amante,
tan del buril soplante, en otro suave risco,
tan suave del lentisco, que a mí pondera y bajo:
el süave escarabajo, de miel a la que exhibe, su tacto no se inhibe
si gentil boca fuera, palabra que eligiera, en otro suave ramo,
jinete de su mano, desnudo ante el poema,
desuna la mirada, al horizonte lleva:
la sorda algarabía, del pretil donde antojo,
mirada de reojo,
que mi cantil renueva…
Es otro vate y lleva, de su mirada, incordio,
ya lecho de su fábula, y mies que asiste y nubla, cadencia de la nïeve, que el beso de sus ascuas,
otro cantil renueve, en otros mares puebla, jinete de la espuela, de lluvias que son merma,
en otra suave risa, de sombras en cadencias,
la nave estima olas, que la marëa inventa…
Crisálidas las noches, despueblan mi agonía, vacían estropajos, y secan sol a islas,
se secan los latidos, al sol la algarabía,
y pueblan la agonía de voces infantiles,
para adueñar, gentiles, las risas y los duelos,
de sombras como anzuelos, de noches y porfías:
los niños, la alegría, felicidad, encono,
tan suaves en sus manos, como el gentil adorno,
de musical estrago, de gritos de alegría, en noches de porfía,
y niños celestiales,
que tallan los umbrales, de lejos en sus soles,
estrellas y bemoles, que su cantar renueva,
al corazón lo lleva,
inmerso de entre el agua,
tan dulce como el labio de un manantial de miel,
corriendo en el vergel, con tamos que ya quieren,
las risas en tus salmos, virtud oro refrenan,
gallardo, las arenas, del manantial en playa,
y ríos en tus cauces,
y sombras de la aya,
en otro beso, música, del labio de mi hermana,
cual galanteo risas, jolgorios de sus tiernas
virtudes de sus rosas,
y sombras de la artesa…
Hermanos: vuelcan hielo,
sobre la frente árida,
de fiebre enfrían tibias, los goces del enfermo,
llaneros del averno,
miradas, cautiverio,
trabajos que el Olimpo, renueva en sus latidos,
la música al oído,
mientras cansancio, empeño, sonoro corazón,
aduce la mirada:
el alba sino flor,
bermeja y sólo late,
algarabía mate,
mi tonto corazón,
ó si vuelo en espacio, de sombras y de lides, estólidos abriles, renueven mi canción, etc…
Suave almenar, que de bucles instalados,
la pïedra lleva, durmïente en otra almena,
casi difusa, el alma de su pena, en otra hiriente sombra, voz añeja…
Voluptuosa, gentil, casi agostada furia de dos mares,
en otra hirïente sombra que, a despecho,
los mares en el lecho,
de su tenor arribo,
durmiéranse en estribo, de mi glaciar asedio…
En otra sombra que a destiempo, su cognoscible vara,
durmióse en la retara de su sonante huella,
adusta de otra estrella, tan manantial, afirmo
la glosa donde firmo, el descabello hecho…
Su coloquial estribo, de manantial ingrato,
puebla de su rocín, un júbilo y dialecto, en otro süave efecto,
de vulnerable prado,
tan cognoscible estrado, de versos en el pecho…
Estriba, noche ausente, de manantial prolijo
el fausto desengaño, que arroba en su bitácora,
y funde en su tertulia, jinete de mi alza,
tan adoquín el müelle, que zarpa do se calza…
Tan penetrante arribo, es otra sutil huella,
aquella golondrina, de manantial arrobo,
en otras fauces bellas, de mi pretil sonoro,
la luna de tu cedro, incuba su Medoro…
En otra hueste clära, de su invicta espuela, tan nazarena bielda, erige de su fábula,
acecho a mí gobierna, esotra luz arribo,
jinete de mi espuela, en otro suave ritmo…
Tan galanteado paso, en otro abril renüeva, crisálida la lleva,
tertulia mi ojo amante,
tan del buril soplante, en otro suave risco,
tan suave del lentisco, que a mí pondera y bajo:
el süave escarabajo, de miel a la que exhibe, su tacto no se inhibe
si gentil boca fuera, palabra que eligiera, en otro suave ramo,
jinete de su mano, desnudo ante el poema,
desuna la mirada, al horizonte lleva:
la sorda algarabía, del pretil donde antojo,
mirada de reojo,
que mi cantil renueva…
Es otro vate y lleva, de su mirada, incordio,
ya lecho de su fábula, y mies que asiste y nubla, cadencia de la nïeve, que el beso de sus ascuas,
otro cantil renueve, en otros mares puebla, jinete de la espuela, de lluvias que son merma,
en otra suave risa, de sombras en cadencias,
la nave estima olas, que la marëa inventa…
Crisálidas las noches, despueblan mi agonía, vacían estropajos, y secan sol a islas,
se secan los latidos, al sol la algarabía,
y pueblan la agonía de voces infantiles,
para adueñar, gentiles, las risas y los duelos,
de sombras como anzuelos, de noches y porfías:
los niños, la alegría, felicidad, encono,
tan suaves en sus manos, como el gentil adorno,
de musical estrago, de gritos de alegría, en noches de porfía,
y niños celestiales,
que tallan los umbrales, de lejos en sus soles,
estrellas y bemoles, que su cantar renueva,
al corazón lo lleva,
inmerso de entre el agua,
tan dulce como el labio de un manantial de miel,
corriendo en el vergel, con tamos que ya quieren,
las risas en tus salmos, virtud oro refrenan,
gallardo, las arenas, del manantial en playa,
y ríos en tus cauces,
y sombras de la aya,
en otro beso, música, del labio de mi hermana,
cual galanteo risas, jolgorios de sus tiernas
virtudes de sus rosas,
y sombras de la artesa…
Hermanos: vuelcan hielo,
sobre la frente árida,
de fiebre enfrían tibias, los goces del enfermo,
llaneros del averno,
miradas, cautiverio,
trabajos que el Olimpo, renueva en sus latidos,
la música al oído,
mientras cansancio, empeño, sonoro corazón,
aduce la mirada:
el alba sino flor,
bermeja y sólo late,
algarabía mate,
mi tonto corazón,
ó si vuelo en espacio, de sombras y de lides, estólidos abriles, renueven mi canción, etc…
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