Arde, nevando…

Arde, nevando…

Arde, nevando, la nieve de tu espuma,
en intensa cabellera, su estandarte
rojizo almenar por confrontación del arte,
distancia clara, a la efusión de la mía bruma…
Sol, sol y pradera, la nieve de tu falda
hermosa, cual la divina tentación desëaba,
morir en el tinglado que la coronación rescalda:
bermeja hora, y pasión, que te besaba…

Arde la nieve, de tus labios de silencio,
en rojo plomo de color, sol el sendero:
en otro busto de mi amor, cual carcelero
enjuta de mi ardor, sol y silencio…
Voz y palabra: enciende de tu canto
la cognoscible llamarada de mi imperio:
en otras fábulas de amor, por donde mi criterio,
deambula entre tu sal, sólo decanto…

Mirada emerge de tu Luz, solo bacterio,
de mi jornada, el fuego yace llano
en otro canto de mirada, mi amor vano,
en otro vano amor, por donde tu delirio,
bravo amenaza con el Sol de mi voz tenue
en otro vano amor, donde mirada continúe,
la sola voz hendida, de tu flama y mi sendero,
en otro ardor no quiero, sin tu sol, ser tu llanero…

Fuga, tapiada de otro ángel, desmesura
cual el declive de las ansias, y los lares,
cual el ubicuo mar no tronce la llanura,
en otro ardor incierto de tu boca, y mis juglares…
Otro ardor, otra sombra, perpetúa
la gallarda entonación de mi última sentencia:
Otra risa, otro son, en tu mirada se acentúa,
otro palio en mi sudor, otra gallarda decencia…

Otro canto, es otra voz, es otra ánima cualquiera,
que no da vistas de lo ajeno, no vislumbra llamarada:
en otro canto, otro dolor, que tu mirada en Primavera
hace ciertas las jugadas de mi flor, otra enramada…
Mi voz descubre otro silencio de tu llano:
La voz que perpetúa mi racimo:
Otro canto de amor es Sol, estimo
de tu Canto, de tu voz, tu flor y mano…

Agota incierto, vulnerada parsimonia:
Tu voz es el sendero, mi enamorada ceremonia…