Yo le llego desollado

me siguen mil huestes con sus armas
con el filo de la muerte hacia mi nombre
-corro-corro-caigo-
ayer dije que te amaba y me arrepiento
me levanto y sigo amándote
-eres esta tierra que parió mis versos
y alguien entregó su leña al fuego-
¿dónde me escondo hermano?
ya no hay bosques como antaño
-busco la tierra antes del fuego-
siempre a mi paso hubieron brasas
-busco tu tierra que guardó mis verdes-

el agua hierve hermano
los peces mueren- no hay alimento-
es mi karma morir muy lento
y yo muchas veces me adelanto
-ella llora su luto recurrente-
me sumerjo en aguas me desuello
-cobro más de lo que valgo hermano
no me compres sacrificios
que digan “juntos a la otra orilla”-
¿por qué razón me sigues?
-corro-corro-caigo-
¿con qué arma me defiendo
si en el trayecto olvidé mis manos?
-ella me espera al otro lado
de mis campos de ceniza
de mis ríos de agua hirviente-
hubo una tierra bajo ésta
pariendo frescos manantiales
allá están -al otro lado hermano-
yo le llego desollado-
¿y tú?- no me arremetas con tus huestes-

Una huida frenética...imágenes intensas y fecundas a mis ojos, agobio, angustia... muy bueno amigo.
Un abrazo.

Bueno Monje, me reitero una y otra, y otra vez: Qué hermosa forma de elegir y dejar correr ese raudal de palabras, hirvientes como tus ríos, incendiadas como la tierra. ¡Desesperado clamor! Que la piel se renueve como un fresco bálsamo hasta llegar a la otra orilla.

¡QUÉ GRAN POEMA! felicidades como siempre...abrazos!!!