Un solo trazo de viento
Un solo trazo de viento, que la luz resbala, en agonía con el centro, de tu luz devana
la sombra en cautiverio con la luz temprana,
la boca que profesa con tu voz liviana…
Una sola mueca en el desvío, de tu albura cana, una diestra afable de virtud, remanso,
que tu talado sobre insigne canto, la voz doblega en mitigante cuarzo…
Una voz endeble, un suspiro vago
un ademán salvaje, un camino incierto,
un futuro de soslayo, un ademán perverso
en el rostro sedarán, lo continuo a mi verso…
Un espurio llanto, una boca aleve, la prisión que fuga su manantial preciso,
un odeón que es luna, un incierto paraíso,
una rica noche, un compás abierto,
que flagela la mirada de un canto donde espera,
de la gualda primavera, lo nocturno de mi acierto, en volubles brisas,
y salvajes elocuencias... Despertares fatuos, e inclinadas golondrinas…
Un robo perfecto de estrellas en que guardo
la luna a mis doncellas en celestiales cantos,
la privada ya mesura, desde tu solo acierto, no morir en tu tinglado
con semanales mantos…
Un ubicuo can que sigue, el coloquial presente
de mi júbilo templado, en otro incierto, agreste,
duna de celestiales cardos, de presuntos y de histeria,
el robado magisterio de hortelanos sabios…
Ya la endecha de mi canto, en celestial ahínco,
vana prontitud desmesura con el trago, de su beso divino, en continuo con el cedro
de su roto espectro, de su luz de viejo…
Mi boca insiste en el rocío, la nieve invita tu semblante
como incierta golondrina en pajiza sepultura
mi silencio es la hondura, de la calma a mi arrebato
donde fútiles mareas, van templando mi fragancia…
Sólo es vástago que cerca, tu suspiro en la desgracia,
la virtud de mi simiente, en contino ardor que mella,
de su trunco can delgado, en otra rara epopeya,
el blasón que no atenuaba el suspiro a otra estrella…
Ya la vista se conmueve, con las águilas que treno, su profundo veneno, de albor y muerta gracia,
en otro canto dura, lo que imprime acacia, en otra sombra amante,
y sombra por instancia…
El vuelo de tu fuga, es ardor que süeña, la delgada golondrina otro tenor despeña
de su sombra y el crepúsculo, delgado cual emblema,
su rota diadema, empujada en otra mano…
Mi lejano vïentre, de risas en el páramo,
embiste la llanura, de contino al faro,
en otro imán, si diera, su oro en el relámpago, su trecho que se inspira, su goce
donde amago…
Anidada tarëa, superflua en el destino, canta con ameno trago alerce, que se ofusca
en otro galardón, yace pradera minúscula, en otro trago, sed
de golondrina etrusca…
De mi viajero el manto, sudor no es de roerme, en otro ciego arista
su dignidad de fiebre, otro sólido ademán, su pradera innombrable,
en otra cuna afable, su voluntad le quiebre…
Mi boca es otra estrella, otras estrellas busca
en otras, las maneras, de su estelar arrebato,
causal de mi reparo, en otro ademán, cruje
mis horas, los zapatos, desde otro imán, concluye…
Me busca sólo el lienzo, de mi febril tarëa,
de mi demanda, tea, otro conjuro indemne,
otro ademán perenne, en otra fiebre, invita
tu canto en otra sierpe, su voluntad, inclina…
Azoga con el velo, de tu ademán travieso, en otros ademanes, de sombras y de espejo,
cual besos tu dialecto, en otro diurno clave,
suspiro en otra llave
de tu ademán perverso…
Enhebra ya la forma, fortuita en el desgano,
su voluntad, si mano, en otro gana, insiste,
el otro trago cierto, de tu distancia clära,
en otro trago amante, su voluntad tan rära…
Un solo trazo de viento, que la luz resbala, en agonía con el centro, de tu luz devana
la sombra en cautiverio con la luz temprana,
la boca que profesa con tu voz liviana…
Una sola mueca en el desvío, de tu albura cana, una diestra afable de virtud, remanso,
que tu talado sobre insigne canto, la voz doblega en mitigante cuarzo…
Una voz endeble, un suspiro vago
un ademán salvaje, un camino incierto,
un futuro de soslayo, un ademán perverso
en el rostro sedarán, lo continuo a mi verso…
Un espurio llanto, una boca aleve, la prisión que fuga su manantial preciso,
un odeón que es luna, un incierto paraíso,
una rica noche, un compás abierto,
que flagela la mirada de un canto donde espera,
de la gualda primavera, lo nocturno de mi acierto, en volubles brisas,
y salvajes elocuencias... Despertares fatuos, e inclinadas golondrinas…
Un robo perfecto de estrellas en que guardo
la luna a mis doncellas en celestiales cantos,
la privada ya mesura, desde tu solo acierto, no morir en tu tinglado
con semanales mantos…
Un ubicuo can que sigue, el coloquial presente
de mi júbilo templado, en otro incierto, agreste,
duna de celestiales cardos, de presuntos y de histeria,
el robado magisterio de hortelanos sabios…
Ya la endecha de mi canto, en celestial ahínco,
vana prontitud desmesura con el trago, de su beso divino, en continuo con el cedro
de su roto espectro, de su luz de viejo…
Mi boca insiste en el rocío, la nieve invita tu semblante
como incierta golondrina en pajiza sepultura
mi silencio es la hondura, de la calma a mi arrebato
donde fútiles mareas, van templando mi fragancia…
Sólo es vástago que cerca, tu suspiro en la desgracia,
la virtud de mi simiente, en contino ardor que mella,
de su trunco can delgado, en otra rara epopeya,
el blasón que no atenuaba el suspiro a otra estrella…
Ya la vista se conmueve, con las águilas que treno, su profundo veneno, de albor y muerta gracia,
en otro canto dura, lo que imprime acacia, en otra sombra amante,
y sombra por instancia…
El vuelo de tu fuga, es ardor que süeña, la delgada golondrina otro tenor despeña
de su sombra y el crepúsculo, delgado cual emblema,
su rota diadema, empujada en otra mano…
Mi lejano vïentre, de risas en el páramo,
embiste la llanura, de contino al faro,
en otro imán, si diera, su oro en el relámpago, su trecho que se inspira, su goce
donde amago…
Anidada tarëa, superflua en el destino, canta con ameno trago alerce, que se ofusca
en otro galardón, yace pradera minúscula, en otro trago, sed
de golondrina etrusca…
De mi viajero el manto, sudor no es de roerme, en otro ciego arista
su dignidad de fiebre, otro sólido ademán, su pradera innombrable,
en otra cuna afable, su voluntad le quiebre…
Mi boca es otra estrella, otras estrellas busca
en otras, las maneras, de su estelar arrebato,
causal de mi reparo, en otro ademán, cruje
mis horas, los zapatos, desde otro imán, concluye…
Me busca sólo el lienzo, de mi febril tarëa,
de mi demanda, tea, otro conjuro indemne,
otro ademán perenne, en otra fiebre, invita
tu canto en otra sierpe, su voluntad, inclina…
Azoga con el velo, de tu ademán travieso, en otros ademanes, de sombras y de espejo,
cual besos tu dialecto, en otro diurno clave,
suspiro en otra llave
de tu ademán perverso…
Enhebra ya la forma, fortuita en el desgano,
su voluntad, si mano, en otro gana, insiste,
el otro trago cierto, de tu distancia clära,
en otro trago amante, su voluntad tan rära…
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