-Hola! Qué bueno que viniste! Estaba ansiosa por tu llegada, y contarte lo que sucedió anoche en casa de Gladys. Tu recuerdas que ella me pidió oración, a causa de unas situaciones delicadas que le estaban ocurriendo? Yo nunca me niego a eso, demoré un poco en asistirla, ya que…bueno tu sabes… esas cosas es mejor hacerlo entre dos; así nos han enseñado en la Iglesia. Tan pronto conseguí la compañera, hablé con Gladys y nos pusimos de acuerdo en la hora y el día.¡ gracias a dios que Anita aceptó darme apoyo, es una hermana de gran fe! Llegamos a su apartamento a eso de las 7 de la noche, nos entretuvimos unos minutos en los saludos, ponernos al día en los últimos acontecimientos…el cafecito y demás. Te cuento que este estaba delicioso.
Al fin nos ubicamos todas en un sofá, cómodamente sentadas, yo justo a la derecha de Gladys y Anita a mi izquierda. Las tres cerramos los ojos y nos encomendamos al Espíritu Santo, su protección y guía le pedimos, dije que nos uníamos a los santos, a los ángeles y a toda la iglesia orante, elevamos alabanzas al señor, agradecimos a Él las bendiciones que día a día nos da. Después de este hermoso preámbulo presentamos ante el padre, en nombre de su Amadísimo hijo, la petición de Gladys … y justo en ese momento…teniendo mis ojos cerrados…pude “ver” hacia el balcón, y vi como desde el cielo venia a gran velocidad una bola luminosa, que se posó en el piso del salón donde estábamos, al instante “apareció” una silueta , como una especie de sombra, con forma de mujer, de talla y estatura menudas, vestía de falda y blusa sin mangas, llevaba el pelo corto, no se apreciaba detalles de rostro, calzaba zapatos de tacón de unos tres centímetros de altura, caminó hacia nosotras, yo pude oír el sonido del taconeo en su caminar, y no obstante, que entre Gladys y yo no había espacio para una tercera persona, sentí claramente que ella se sentó entre las dos, pude percibir como se hundía el cojín del sofá. Aquello me extrañó muchísimo, abrí los ojos y todo estaba perfectamente normal. Cerré otra vez los ojos y seguí orando. Cuando todo terminó, les conté a las mujeres lo que había percibido, y se hicieron conjeturas de lo que podría ser.
Después de esta experiencia concluyo que bien pudo ser un alma necesitada de oración y llegó hasta allí para recibirla, o la presencia de la energía de una persona de oración que atendió el llamado y fue hasta nosotras para orar también. Algo muy bueno es que no sentí miedo, ni escalofríos desagradables, todo fue muy reconfortante, una sensación de paz me llenó.
Al fin nos ubicamos todas en un sofá, cómodamente sentadas, yo justo a la derecha de Gladys y Anita a mi izquierda. Las tres cerramos los ojos y nos encomendamos al Espíritu Santo, su protección y guía le pedimos, dije que nos uníamos a los santos, a los ángeles y a toda la iglesia orante, elevamos alabanzas al señor, agradecimos a Él las bendiciones que día a día nos da. Después de este hermoso preámbulo presentamos ante el padre, en nombre de su Amadísimo hijo, la petición de Gladys … y justo en ese momento…teniendo mis ojos cerrados…pude “ver” hacia el balcón, y vi como desde el cielo venia a gran velocidad una bola luminosa, que se posó en el piso del salón donde estábamos, al instante “apareció” una silueta , como una especie de sombra, con forma de mujer, de talla y estatura menudas, vestía de falda y blusa sin mangas, llevaba el pelo corto, no se apreciaba detalles de rostro, calzaba zapatos de tacón de unos tres centímetros de altura, caminó hacia nosotras, yo pude oír el sonido del taconeo en su caminar, y no obstante, que entre Gladys y yo no había espacio para una tercera persona, sentí claramente que ella se sentó entre las dos, pude percibir como se hundía el cojín del sofá. Aquello me extrañó muchísimo, abrí los ojos y todo estaba perfectamente normal. Cerré otra vez los ojos y seguí orando. Cuando todo terminó, les conté a las mujeres lo que había percibido, y se hicieron conjeturas de lo que podría ser.
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