Unión febril
Tan dócil como el légamo de otoño en la mirada,
una ribera azul, de propias sombras malheridas
en el rocío entrante de una jovial explanada
sinérgica en aluvión contra el recelo combatidas…
Tu boca emerge al afluir de tu contorno,
privada de mi sello, ardua mientras cobre
el salobre bermellón de tu cintura, exorno,
batiente de mis alas, entre la luz, zozobre…
Entre la luz, y tú, entre el otorgado beso
de tu femenil angustia, de tu destinado bronce
cual sepia argumentado, tu respiración regreso,
entre el femenil estrado, y tu blasfemado tronce…
De tu gentil alarma, inclinado fuera,
mi rostro apaciguado, gentil, a tu manera
cual destilado oprobio, resumen cual nefasto
doloroso trance, en bóveda lo emplasto…
De tu destino juega, el llanto apoderado,
tu riesgo abate la sombra de mi arpegio:
tu rostro mate el dolor de mi colegio,
ungido con amores, del sólido arreglado…
Mi sombra no retiene tus bucles en tus testas
tan del verano alzas, adorno entre tus mieles,
pasïvas y cuarteles, de risas en doseles,
cual venerado amante, tus brisas en las gestas…
Nïeva en tu coloquio, presillas cuanto cede
del dócil de la nïeve, adusto cual lo rige,
contorno no mellado, del ascua que te exige
destellos a tu flora, desnudos cuanto acede…
Desnudo mi silencio, entrona el verbo y calla
solícito lo unge, la algarabía vana,
de tu contorno y brava, de tu liturgia, halla
en tu verano adusto, la garantía gana…
Desnudo en los albores, resigno la epopeya
de tu cardumen cierto, desnudo en la saëta,
de minerales labios, ungidos en la mella,
de tu contorno álgido, somero pero en veta…
Mis ojos son panales, donde responde el lince
de tu verano armado, sutil en toda hora,
arroba la tinaja, tan dueña y seductora
al cual matiz fecundo, ingrávido lo esguince…
Talud frío no calla, redoma de la rosa,
perpetuo en la alborada, sutil y tan hermosa
cual vierte de su níquel, su bronce desëa tanto,
color a tu fragancia, mugido cual espanto…
Tan sólido y bermejo, adusto lo engalana,
mis ojos en la tëa, de rostro apaciguada,
mi sombra entre la duna, de albor calla tatuada
efímera cual resto, de amor entre la lana…
Mis ojos son de cera, mi boca abraza el seno
desnuda continencia, de tu privado freno…
Tan dócil como el légamo de otoño en la mirada,
una ribera azul, de propias sombras malheridas
en el rocío entrante de una jovial explanada
sinérgica en aluvión contra el recelo combatidas…
Tu boca emerge al afluir de tu contorno,
privada de mi sello, ardua mientras cobre
el salobre bermellón de tu cintura, exorno,
batiente de mis alas, entre la luz, zozobre…
Entre la luz, y tú, entre el otorgado beso
de tu femenil angustia, de tu destinado bronce
cual sepia argumentado, tu respiración regreso,
entre el femenil estrado, y tu blasfemado tronce…
De tu gentil alarma, inclinado fuera,
mi rostro apaciguado, gentil, a tu manera
cual destilado oprobio, resumen cual nefasto
doloroso trance, en bóveda lo emplasto…
De tu destino juega, el llanto apoderado,
tu riesgo abate la sombra de mi arpegio:
tu rostro mate el dolor de mi colegio,
ungido con amores, del sólido arreglado…
Mi sombra no retiene tus bucles en tus testas
tan del verano alzas, adorno entre tus mieles,
pasïvas y cuarteles, de risas en doseles,
cual venerado amante, tus brisas en las gestas…
Nïeva en tu coloquio, presillas cuanto cede
del dócil de la nïeve, adusto cual lo rige,
contorno no mellado, del ascua que te exige
destellos a tu flora, desnudos cuanto acede…
Desnudo mi silencio, entrona el verbo y calla
solícito lo unge, la algarabía vana,
de tu contorno y brava, de tu liturgia, halla
en tu verano adusto, la garantía gana…
Desnudo en los albores, resigno la epopeya
de tu cardumen cierto, desnudo en la saëta,
de minerales labios, ungidos en la mella,
de tu contorno álgido, somero pero en veta…
Mis ojos son panales, donde responde el lince
de tu verano armado, sutil en toda hora,
arroba la tinaja, tan dueña y seductora
al cual matiz fecundo, ingrávido lo esguince…
Talud frío no calla, redoma de la rosa,
perpetuo en la alborada, sutil y tan hermosa
cual vierte de su níquel, su bronce desëa tanto,
color a tu fragancia, mugido cual espanto…
Tan sólido y bermejo, adusto lo engalana,
mis ojos en la tëa, de rostro apaciguada,
mi sombra entre la duna, de albor calla tatuada
efímera cual resto, de amor entre la lana…
Mis ojos son de cera, mi boca abraza el seno
desnuda continencia, de tu privado freno…
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