Sílaba de amor

Sílaba de amor

Rota sílaba de amor, escoge sueño,
cual un corcel nublado, en voz extinta
y de embeleso no mi flor, mi luz la pinta
con el cerezo de tu voz, de tu alma, empeño…
Mi voz procura aún el destello de tu causa
a no sepiar de mi argumento, voz eximia
ó aletargado en mi júbilo, la alquimia,
mi voz procura –y no mi sueño- oír confusa…

Ó no mi risa, tal el fecundo ardid, no sueña
cual la clemátide del verbo que se ampara,
cual rubicunda esmeralda que trenzara
la sola greña de mi albor, frente a mi dueña…
Ó el mástil diera, ya de mi arrobo, útil panoja
desventurada en otro cielo, lacerante
al descubrir mi sombra austera, de diamante,
mi voz es causa del aliño que despoja…

Así, remando entre las fábulas, escoge
mi luna enseña de mi albor la misma risa,
que tu verano y no la flor, deslumbra y moje
cual la bandera de mi flor, de mi flor prisa…
Arroja en el sendero su desarmado asombro,
tan útil es quimera, tan endiablado horno
se evoca, ante la rüina, de mi desmedro y cara
así la sombra rémora, divisa última, avara…

Pero el atardecer, nevado cuenta un hito
mi fábula al prurito, me asombra y luego escoge
de mi vanguardia arroje, y luego canta el pito,
desde su ardid la pluma, que besa y luego atroje…
Deshora en su llamado, desune gentil causa
labrando del albor, la misma idolatría
que muda cetrería no eleva de su rosa,
bramando en sutil cosa, la rosa en sombras, mía…

Llevado del risueño carbunclo del verano,
arroja y luego hazaña, de su labor la presta
tan júbilo se mella, cual el vestir soprano,
cardumen de su mano, que su buril asesta…
Performa su lindero abismo entre su testa,
cual soplo moderado, que de su imán, protesta,
cual hielo de su ultranza, bajel al oro, funde
cantando de su mella, la risa que difunde…

De su privanza huela, fragancia entre las rosas,
su bella oro tapiado, descubre en brillo y gozas…