Labios deslumbrados
Labios deslumbrados, si la voz, endecha clara
asida sólo trova, cual belleza diurna, amara
sandalia de tu cuerpo enajenara, no la voz,
la sombra, a la que roce, mi propia herida atroz
no la conduce… Beso de fragua, soles
dormíase mi sömbra alicaída, y henchida su voz
tañe la huida el contorno abatido tras tus proles,
iridiscencia que abate la llanura en tu albornoz…
Rocío esculpe, la fuga en lentos llanos, una artesa
donde el beso que te besa, suma cantos en la rosa,
y tus virtudes deja, tras el oropel, tu hermosa
figura de diadema. Contorno es a tu belleza,
la sonrosada voz, que en tu figura,
besa Tántalos de flores, y el crepúsculo
es beso, canto cual magenta delirio de su rauda escultura,
y no abreva sombras, las sombras de tu ósculo…
Fraguada en risas, al verter de tu siniestro velo
suntüoso abrigo al terciopelo, helado de contornos,
entre que llueve nubes de color, así tu celo
las rojas cimeras vuelven su preciso monte, entornos
que la fuga de tu rostro, embate en sombras, cantos
que la hiel de tu belleza hace de goce y de tantos
albores contrapuestos, tu sonrisa y tu rosa,
esgrime la piadosa suma que destestas, así, hermosa…
Privada, no tu seno en la esmeralda busca el toque,
a tu fraguada desnudez, cual es el bello
natural de tu cabello. Y la contienda, estoque
de miradas en avernos, garantiza tu destello
cual fraguada memoria en tu cabello.
La risa de tu oprobio no me invade,
sin la mella que tu ósculo persüade
hasta que el vello, de la cumbre suena bello…
No tu testa, aciaga cual la luna su contorno, bella
suspiro enajenado en otra estrella,
priva de tu lujuria el ventanal enamorado de tu silla,
donde arqueas tus pies, liviana maravilla…
Belleza cual entona, de tu matiz perfuma
la privada elocuencia de paloma ninguna
sobre la belleza de tu cauce ó de las aguas que difuma
tu rostro en espejos cristalinos: halaga sombra bruna…
Y, en tu contorno sedado, la simiente de tu cüello vespertino
no se cïega, ante la rotunda herida veranïega,
y púrpuro ademán de tu cabello yace y entrega
preciosos arreboles cual bellezas invita tu semblante libertino…
Arrebol, que en toda fuga, un estrambote legendario,
arruina con desmedro de su fuga, su incensario
canalla descubierto, en cuanto a amores:
no sea que su rüina la demore con su beso y sus licores…
Belleza que en tu fuga, arredra los suspiros,
y canta, y perfuma, los reflejos de zafiros…
Labios deslumbrados, si la voz, endecha clara
asida sólo trova, cual belleza diurna, amara
sandalia de tu cuerpo enajenara, no la voz,
la sombra, a la que roce, mi propia herida atroz
no la conduce… Beso de fragua, soles
dormíase mi sömbra alicaída, y henchida su voz
tañe la huida el contorno abatido tras tus proles,
iridiscencia que abate la llanura en tu albornoz…
Rocío esculpe, la fuga en lentos llanos, una artesa
donde el beso que te besa, suma cantos en la rosa,
y tus virtudes deja, tras el oropel, tu hermosa
figura de diadema. Contorno es a tu belleza,
la sonrosada voz, que en tu figura,
besa Tántalos de flores, y el crepúsculo
es beso, canto cual magenta delirio de su rauda escultura,
y no abreva sombras, las sombras de tu ósculo…
Fraguada en risas, al verter de tu siniestro velo
suntüoso abrigo al terciopelo, helado de contornos,
entre que llueve nubes de color, así tu celo
las rojas cimeras vuelven su preciso monte, entornos
que la fuga de tu rostro, embate en sombras, cantos
que la hiel de tu belleza hace de goce y de tantos
albores contrapuestos, tu sonrisa y tu rosa,
esgrime la piadosa suma que destestas, así, hermosa…
Privada, no tu seno en la esmeralda busca el toque,
a tu fraguada desnudez, cual es el bello
natural de tu cabello. Y la contienda, estoque
de miradas en avernos, garantiza tu destello
cual fraguada memoria en tu cabello.
La risa de tu oprobio no me invade,
sin la mella que tu ósculo persüade
hasta que el vello, de la cumbre suena bello…
No tu testa, aciaga cual la luna su contorno, bella
suspiro enajenado en otra estrella,
priva de tu lujuria el ventanal enamorado de tu silla,
donde arqueas tus pies, liviana maravilla…
Belleza cual entona, de tu matiz perfuma
la privada elocuencia de paloma ninguna
sobre la belleza de tu cauce ó de las aguas que difuma
tu rostro en espejos cristalinos: halaga sombra bruna…
Y, en tu contorno sedado, la simiente de tu cüello vespertino
no se cïega, ante la rotunda herida veranïega,
y púrpuro ademán de tu cabello yace y entrega
preciosos arreboles cual bellezas invita tu semblante libertino…
Arrebol, que en toda fuga, un estrambote legendario,
arruina con desmedro de su fuga, su incensario
canalla descubierto, en cuanto a amores:
no sea que su rüina la demore con su beso y sus licores…
Belleza que en tu fuga, arredra los suspiros,
y canta, y perfuma, los reflejos de zafiros…
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