De mi dulce soprano, en lenta voz anochecida,
fragua de tu artesano, la lenta voz rendida:
Ooh, Abarbarea, la luz de tu horizonte,
pernocta asiduamente, la llama de aquél monte…
Abarbarea, la dulce percepción de tu alabastro,
encima aquél navío, por sobre duna, el astro
que gira ante tu cüerpo, enceguecido de fantasma:
tu piel dulce me arroba, la clemátide del asma…
Perdura en tu silencio, nativa verde espada,
Ooh Náyade tatuada, de tu clamor recelo
al oceánico deslumbre de mi amada,
por donde sutil beso, encontrará tu pelo…
Desïerto en otra orbe, llanero de tus pasos,
recelo en amorío, plagado de sustento
algarabía amante, de ésto, lo que siento
perdura en mi ojo amante, dulzura en tus regazos…
Arrobo en tu silencio, de tu pretil proclama
la legitimidad del verso que te ama
en voces aguerridas, en torno a sutil estro
vanagloriando amante, color sobre el encuentro…
Alumbrada Abarbarea, por las sienes del crepúsculo
en las aguas rutilantes, reverbero
por las alas sincopantes, de tu lecho en aguacero
son de vándalo cruzantes, en respuesta de mi ósculo…
Dulce pecho en tu añoranza, contra el cïego pecho
que deslumbra mi ojo amante, contrapecho que fulgura
a la oceánica amargura, que tu limbo me procura,
desmintiendo tu clemátide, al océano derecho…
Contrapuse en tu llamado, todo ébano del habla,
sostenido en tu blancura, inocente y aún trivial
por donde bermeja el océano, aparente y forestal
tu silencio, Golondrina, aparente, que me entabla…
Goza el arte tu suspiro, habla el llano tu maizal,
boca mella con su arte, la panoja y albedrío
inocente en el estío, tu fragor envuelto en sal
arremete con tu jungla, viscerada en alba, brío…
Goza el habla de tu cuerpo, en caricias sin igual,
donde allanas con tu centro, y arremetes el caudal
a tus ciegos besos, dame, la inocencia triunfal,
de tu cuerpo en albedrío, de mi boca forestal…
No me incendies de Verano, no mi boca arde en estío
la fragancia de tu mella, puede más que mi amorío,
tutelando de mi goce, el Querube adamantino,
de la fuga de tus besos, incendiando y luego vino…
Encandece de tus alas, lo afluente, sin embargo,
que procela mi ojo amante, y desnuda mi artesano
fragancia la de tu cuerpo, empinada sobre mano,
que el silencio en tu botella, hastiará sobre mi cargo…
Abarbarea: tú desnuda, te pareces a la ruina,
que contemplo con tus ojos, cuando ves de su coloso
todo el témpano lloroso, que las ascuas que destina,
en las aguas de tus ojos, ya son lágrimas de gozo,
y desnudas con tu cüerpo, todo el arte que suspendo
en manïobras minerales, cual científico mundano,
en el arte soberano, de tus besos, en que aprendo
los silencios de tu mano, y la fuga, que es en vano…
Todo el arte, se concreta, apacible en la pelëa,
con los pechos de tu cüerpo, todo el goce, a Abarbarea…
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