Flecha de nieve
Acecha como un vándalo, la noche se ilumina,
y en su clamor errante, su freno lo encamina,
por sobre la mirada del cielo que destina,
su rojo can herido, su perro que camina…
Herido ante la fuga, de su tenor hirïente,
sobre la voz alada, suspiro no sonriente
de su triste aguacero, suplicio no vertiente
de sólo mar hendido, su verbo en copla ardiente…
Su verbo no repara, asido en frente astuta,
por sobre la mirada herida en su fanal
declina la morada, de su rubor que oculta
mirada que es apenas, su sombra en el cristal…
Desliza su oro llano, pasïva mente adusta,
clemátide no justa, sopeso en dïurna sïerpe,
anida y no trasciende, jolgorio sobre justa
helada mente adusta sobre candil que acuerpe…
Vacío en donde sella de su horma el mismo pan,
por sobre la quimera, jolgorio ya no herido
paseo de su gloria, sudor henchido van,
hacia la noche herida, sudor de sol gemido…
Trinchera, sino ágil, de sú coloquio hendido
sopesa sino cauto, marmóreo en el cristal,
suspiro que no fragua, de su clamor, tendido
sobre la fuga adusta del sol del mar triunfal…
Mirada que es terrena, sino fragua su sostén,
figura en el desdén, de llaves sobre pan,
alude en el clavel, amor perpetuo dan
sobre el carmín de hiel, que tu perfume bien
pudo llevar la sal, de su coloquio hendido
la fuga y el cristal, de su lobo escondido
sobre el imán de miel, que trasunta lo fingido
ascua sinergia de bien, que su oro trae bandido…
Tras la flecha de nieve la piel, cumple de su maullido,
aquella sombra al papel, herida de sol tan magio,
comarca ígnea de pez, sulfuro de mar fingido
desnude su oro la hiel, sopeso su ardor, contagio…
Mirada de sol tan vacua, como al carmín su pena,
irradia la misma arena, que crea su amor en duna
presagia el pretil su cuna, de nïeve su sol, decena,
arroba la misma arena, que su gol desune, bruna…
Su brisa, cardumen pétreo, deshora la lid entonces
suspiro no aguado en roces, difama gentil su cuna,
de ardor nevando en su bruma, asocia sendero, bronces
la luz irradiando fauces, que el azul en llama, destina…
Mirada en su robo casto, herida en su sol derräma
su plácida sombra enhiesta, que su frío caduco süeña,
su goce perpetuo asëa, su voz en el alba enseña,
gemidos de luz y acendra, sobre la sien que proclama…
Mirada en el tiempo arrima, su luz herida y ambigua,
desoye su claro, sïente, suspiro en la voz del agua…
Acecha como un vándalo, la noche se ilumina,
y en su clamor errante, su freno lo encamina,
por sobre la mirada del cielo que destina,
su rojo can herido, su perro que camina…
Herido ante la fuga, de su tenor hirïente,
sobre la voz alada, suspiro no sonriente
de su triste aguacero, suplicio no vertiente
de sólo mar hendido, su verbo en copla ardiente…
Su verbo no repara, asido en frente astuta,
por sobre la mirada herida en su fanal
declina la morada, de su rubor que oculta
mirada que es apenas, su sombra en el cristal…
Desliza su oro llano, pasïva mente adusta,
clemátide no justa, sopeso en dïurna sïerpe,
anida y no trasciende, jolgorio sobre justa
helada mente adusta sobre candil que acuerpe…
Vacío en donde sella de su horma el mismo pan,
por sobre la quimera, jolgorio ya no herido
paseo de su gloria, sudor henchido van,
hacia la noche herida, sudor de sol gemido…
Trinchera, sino ágil, de sú coloquio hendido
sopesa sino cauto, marmóreo en el cristal,
suspiro que no fragua, de su clamor, tendido
sobre la fuga adusta del sol del mar triunfal…
Mirada que es terrena, sino fragua su sostén,
figura en el desdén, de llaves sobre pan,
alude en el clavel, amor perpetuo dan
sobre el carmín de hiel, que tu perfume bien
pudo llevar la sal, de su coloquio hendido
la fuga y el cristal, de su lobo escondido
sobre el imán de miel, que trasunta lo fingido
ascua sinergia de bien, que su oro trae bandido…
Tras la flecha de nieve la piel, cumple de su maullido,
aquella sombra al papel, herida de sol tan magio,
comarca ígnea de pez, sulfuro de mar fingido
desnude su oro la hiel, sopeso su ardor, contagio…
Mirada de sol tan vacua, como al carmín su pena,
irradia la misma arena, que crea su amor en duna
presagia el pretil su cuna, de nïeve su sol, decena,
arroba la misma arena, que su gol desune, bruna…
Su brisa, cardumen pétreo, deshora la lid entonces
suspiro no aguado en roces, difama gentil su cuna,
de ardor nevando en su bruma, asocia sendero, bronces
la luz irradiando fauces, que el azul en llama, destina…
Mirada en su robo casto, herida en su sol derräma
su plácida sombra enhiesta, que su frío caduco süeña,
su goce perpetuo asëa, su voz en el alba enseña,
gemidos de luz y acendra, sobre la sien que proclama…
Mirada en el tiempo arrima, su luz herida y ambigua,
desoye su claro, sïente, suspiro en la voz del agua…
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