Torcaza en sombras, cual desvelo,
cual nutra el ojo amante de tu sueño:
mi rojo amor por el sueño de tu pelo
aleve mezquindad, triunfo halagüeño…
Mi sombra es murmurada, sueño escoja,
gallardo ríe sobre el sueño de tu hoja:
pasïva fuente de distancia clara
tan efusivamente como amara…
Herida al alba, perfume de oro cierto,
belleza luce lo que luce descubïerto
aroma pesa sobre distancia clara:
mirada en la dïadema ó sueño de tu cara…
Herrumbre en el colegio, crisálida no moja
percude lo silente pero sobre el mar atroja,
de mi suspiro vago, inmerso en dócil nube,
versátil como un río, que en mudas ascuas tuve…
Veneno que se ha muerto, decenas de laúdes,
ó sobre las quimeras, distancias, senectudes
que el bravo oro concierta en mudas luces,
solemnes, pero ciertas, como al hábil, laxitudes…
Veranos de vertientes, nacaradas ruinas,
de sombras y epopeyas durmientes y celando
bosquejos de la aurora, que en sombras, penetrando,
descubren en las minas, la gema de sus minas…
Privada de ornamentos, su vuelo es ágil noche,
tatüada de veranos, en sombras mi trasnoche
ó dé segundas calmas, a mi panoja ausente,
tan hábil, débilmente, como la risa prudente…
Besos de palomas, ardides en mis ojos
relumbra un horizonte, cual clavo mis despojos
en ser copiosa albura, ribete de mis lunas
ó pordiosera amante, descubre mis lagunas…
Baraja en mí la noche, de mi melancolía
sulfura un hecho casto, con muda cetrería
en velo, en artimaña, locuaz murmuradora
del vïento el oro casto, sutil penetradora…
El horizonte moja de su sandalia el arte
de nuevo confrontada con música silente
y luego trovadora con galas del ausente:
la noche se hace llama de llama al imitarte…
Produce negras llamas, el álamo que quiso
sörtëar la espuma noble, de un llano fronterizo,
endeble pino vago, desune su ornamento,
capacidad exangüe, de nuevo mi alimento…
Bondad que pía ruegos, y barre con la aurora
semántica no floja del lento candil vago,
serpïente en otro trago, de sombras lentas, yago
desnudo en la mirada, de bocas que atesora…
Mirada que es a cuestas, suspiro en la montaña
sendero que no calmo, reduce otro talante,
mi júbilo templado, amanecer distante
cual trova otro ganado, sulfuro del diamante…
Henchido fragua fuera, besado tu ornamento,
guirnalda se porfía, de nuevo tu alimento
en sombras, ó silencios, de sombras, de verano
ardores desde ocios, quimeras no reclamo…
Reduce la escafandra de un buzo sin un ciego
baluarte de mi soga, cual tramo oro despecho
sobre arte que masculla, el verbo de tu pecho,
gallardo sin verano, concibo lo que niego…
Ardores en la fragua, de ver lo que tramonta
del Lirio en la madeja de un suspiro cierto,
venablo del acierto, del verbo que no ha muerto
a ser panoja, brisa, del celo que despunta…
Mi arte se encubriera, de noches en vanguardia,
ó celos altruistas de versos de verano,
en ser artistas, lides, del viento de tu mano
confirmes el propósito, alientos taquicardia…
Velamen hecho cielo, desnudas anclas nuevas,
sobre serpientes rotas, de vulneradas alas
de risas en las llagas, de ardores no recalas,
en Nuevos trovadores, de cielos al que llegas…
Sentida pues tu mano, en otros torbellinos,
semántica del barro, para nuevos clavellinos…
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