Por eso canto

Por eso canto

Me tocó ser de los que para comer trabajan,
de los que para vivir se esfuerzan,
de los que para amar cultivan rosas coloradas.
Me tocó nacer en un país bien repartido,
con ricos en sus coches y palacios,
con pobres en sus mesas sin comidas
y en camas donde el sol pregunta cómo
y hasta cuándo esto es posible, ciudadanos.
Me tocó correr por no atrasarme,
gritar por no ser atropellado,
esquivar palos y balazos y tragarme
mil lágrimas por seguir de pie en la marcha.
Me tocó comprender que todo es bello,
por más que injusto sea el que reparte,
por más que impío sea el que asesina,
por más que las voces oficiales condecoren
lo que les traiga el viento para quedar en paz con sus patrones.
Me tocó descubrir que todo es bueno,
hasta la cuchillada de mi hermano,
que me enseña a saber que yo soy digno
y que no debo caer en la traición del que se vende.
Me tocó ser feliz, qué mejor puesto
que, cuando todo se hunde, seguir con mi sonrisa,
que cuando todos mienten, alzarme con mi verso,
que cuando nadie viene ser quien canta en las esquinas.
Me tocó hasta el amor, ese borracho
que bebe y bebe más mientras más besa,
que amarra, libra, suda, tiende redes
y no deja escapar suspiro alguno sin semillas.
Me ha tocado tu amor, por eso canto,
porque a todos corresponde que les toque,
que salgan a bailar, que dejen solos
a sus propios verdugos y negreros,
a todos corresponde que nos amen,
que dejemos entrar en tiempos grises y sin rumbo
al grácil flechador de alegrías siempre puras,
por eso me ha tocado, y es por eso
que te toca cantar, besar, reírte,
y es por eso que pongo entre tus labios toda
mi libertad y el porvenir en que nos toca
ir descubriendo juntos todo lo que aún nos falta.

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25 03 15