Verde, verde, verde

Verde, verde, verde

Es una araña verde, pero verde,
del color con que es verde la tristeza,
del verde del olvido, cuando el musgo
se trepa al más recóndito suspiro,
una araña de ocho patas verdes, verdes,
como si a la semana le agregaras un octavo día
y fuera verde tan sólo por decir que lo que falta es demasiado,
que lo que tienes es tan poco, que lo ido
es sólo aquella red que el corazón tiende en sus noches,
aquella luz que ya pasó sin detenerse en tus oídos,
que si era verde no tenía afán contigo,
que si no era verde no servía de alimento,
en esa araña verde, pero verde, verde,
me bebo un lagrimón y la botella
se acaba en ese copa fría y verde,
se entibia en esa tela que los tragos
anudan a mi mesa y van pegando a tu recuerdo,
en esa araña verde bebo y bebo, desahuciado,
y como ya no quedan más botellas, más licores,
me bebo aquel rincón en donde habitas con mis sueños,
me bebo aquel balcón donde es redada nuestra noche,
me bebo aquella noche en que el insomnio es mi paciencia,
y el mundo es lo que bebo, mientras ella,
la verde araña que les digo que me mira,
me espera entre sus hilos terminados,
me arrulla entre sus patas de silencio,
me mece en sus abismos de eterna antropofagia
y empieza a devorarme, cuando nada
me queda ya por anudar, salvo mi muerte a tu recuerdo,
salvo mi verde amor al verde frío de esta noche,
salvo mi corazón al de su verde telaraña,
donde no queda más que un grito verde
para quien no vendrá ni siquiera a mi rescate,
para quien no vendrá ni a cerrar el bar más verde
en que esta araña verde, pero verde, me devora
porque sin ti yo bebo demasiadas copas color verde, verde, verde.

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04 03 15