Domingo veintiocho
Domingo lleno de sol,
qué estrella más matutina,
la que en tus brazos termina,
la que te vuelve un farol.
Que dure hasta el arrebol,
que alumbre cada semana,
no más sombra en tu ventana,
no más frío en nuestras pieles
y hasta en la noche en que veles
de tu sueño haga un mañana.
Era avanzado septiembre,
era un domingo veintiocho
de nubes en que me abrocho
la lluvia del que la siembre.
Cuando se abrió la curtiembre
del sol, la luz y la vida,
la primavera dormida
se alzó como despertando
y en los cielos anunciando
de su flor la bienvenida.
Se asoman por la ciudad
colores de mil paisajes,
son más alegres los viajes
es menos la soledad.
Nos falta la libertad,
el miedo logró esconderla,
el dolor, como a una perla,
la encerró en los corazones,
pero en todos los rincones
hoy regresa para verla.
Sé gentil, pues, primavera,
con el que no encuentra cura
ni al duelo ni a la locura
de no encontrar quien lo quiera.
Sé libre y no prisionera,
que ya es mucho lo perdido,
trae tu canto a mi oído,
dale a mi hermano tu abrazo
y al que espera, un buen regazo
en que vuelva del olvido.
Vamos en tanto a las calles,
hay que reír, hay que amar,
hay que saber recobrar
la vida con sus detalles.
Atrás la niebla en los valles,
arriba el amor y su hora,
más vale lo que demora,
más pleno es lo que se alcanza,
cuando del sueño se avanza
al beso, al sol y a la aurora.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
29 09 14
Domingo lleno de sol,
qué estrella más matutina,
la que en tus brazos termina,
la que te vuelve un farol.
Que dure hasta el arrebol,
que alumbre cada semana,
no más sombra en tu ventana,
no más frío en nuestras pieles
y hasta en la noche en que veles
de tu sueño haga un mañana.
Era avanzado septiembre,
era un domingo veintiocho
de nubes en que me abrocho
la lluvia del que la siembre.
Cuando se abrió la curtiembre
del sol, la luz y la vida,
la primavera dormida
se alzó como despertando
y en los cielos anunciando
de su flor la bienvenida.
Se asoman por la ciudad
colores de mil paisajes,
son más alegres los viajes
es menos la soledad.
Nos falta la libertad,
el miedo logró esconderla,
el dolor, como a una perla,
la encerró en los corazones,
pero en todos los rincones
hoy regresa para verla.
Sé gentil, pues, primavera,
con el que no encuentra cura
ni al duelo ni a la locura
de no encontrar quien lo quiera.
Sé libre y no prisionera,
que ya es mucho lo perdido,
trae tu canto a mi oído,
dale a mi hermano tu abrazo
y al que espera, un buen regazo
en que vuelva del olvido.
Vamos en tanto a las calles,
hay que reír, hay que amar,
hay que saber recobrar
la vida con sus detalles.
Atrás la niebla en los valles,
arriba el amor y su hora,
más vale lo que demora,
más pleno es lo que se alcanza,
cuando del sueño se avanza
al beso, al sol y a la aurora.
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