A mi madre y familia, las mujeres del clan
Yo que tuve una sola mamá en vez de tener seiscientas,
como tiene el cachorro león de manadas hambrientas,
con la mía viví tan feliz que ésta aún no se muere,
pese a que fue de tour más allá, desde donde aún nos quiere.
Tuve tías, se debe decir, mis abuelas y primas,
mil mujeres que para vivir son de un monte las cimas
por su fuerza, su luz, por su afán de cuidar tu camino
y una hermana que es como un jardín en la flor del destino,
desvelado a las cuatro con seis de este quince de agosto
desperté recordando el ayer, sin más cuotas ni costo
que el de honrar la memoria filial, la fraterna y la plena
de aquel álbum de luz familiar de una mujer chilena
en que aquí nos tocó lo mejor de una línea ascendente
de mujeres que siempre lucharon y amaron de frente,
cómo no voy pues a recordar a mis viejas abuelas,
Hilda y Rosa que dan por su hogar hasta dientes y muelas,
y mis tías que al norte y al sur de Chile se marcharon,
pero que en salar o nevazón siempre nos recordaron,
y siguieron trayendo mujeres al mundo en sus brazos,
cual mil primas que, lejos o ausentes, no rompen los lazos,
mis hermanos agregan también cuñadas y sobrinas,
la cosa es que, al las cuentas hacer, se aclaran mis neblinas,
son mujeres de Chile, legión, que sin tener leones
su manada han cuidado mejor que los de pantalones.
Eso es todo, les quise contar que este día me acuerdo
de mi madre que debe decir esto no me lo pierdo,
tener hijos fue su bendición y la nuestra su nombre,
y en ustedes, mujeres del clan, yo canto su renombre,
un abrazo ferviente les doy, sepan que se las quiere
y si el cuerpo descansa, el amor, el del alma, no muere,
sepan que ya una fiesta vendrá donde estaremos todos,
bienvenida será la verdad de un querer de mil modos,
yo que a ti, madre, un beso te doy, en sus nombres te digo
que seguimos de pie y en mis brazos te llevo conmigo,
y ahora ven a dormir, digamos que todo esto es un sueño,
y que el irte es un juego no más, que el sol aún es pequeño
y que cuando, al salir, bien descubras que un llanto secamos
sabrás que fue sólo por reír de tanto que te amamos.
Es agosto, es quince, es un deber, aquí todos soñamos.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
16 08 14
Yo que tuve una sola mamá en vez de tener seiscientas,
como tiene el cachorro león de manadas hambrientas,
con la mía viví tan feliz que ésta aún no se muere,
pese a que fue de tour más allá, desde donde aún nos quiere.
Tuve tías, se debe decir, mis abuelas y primas,
mil mujeres que para vivir son de un monte las cimas
por su fuerza, su luz, por su afán de cuidar tu camino
y una hermana que es como un jardín en la flor del destino,
desvelado a las cuatro con seis de este quince de agosto
desperté recordando el ayer, sin más cuotas ni costo
que el de honrar la memoria filial, la fraterna y la plena
de aquel álbum de luz familiar de una mujer chilena
en que aquí nos tocó lo mejor de una línea ascendente
de mujeres que siempre lucharon y amaron de frente,
cómo no voy pues a recordar a mis viejas abuelas,
Hilda y Rosa que dan por su hogar hasta dientes y muelas,
y mis tías que al norte y al sur de Chile se marcharon,
pero que en salar o nevazón siempre nos recordaron,
y siguieron trayendo mujeres al mundo en sus brazos,
cual mil primas que, lejos o ausentes, no rompen los lazos,
mis hermanos agregan también cuñadas y sobrinas,
la cosa es que, al las cuentas hacer, se aclaran mis neblinas,
son mujeres de Chile, legión, que sin tener leones
su manada han cuidado mejor que los de pantalones.
Eso es todo, les quise contar que este día me acuerdo
de mi madre que debe decir esto no me lo pierdo,
tener hijos fue su bendición y la nuestra su nombre,
y en ustedes, mujeres del clan, yo canto su renombre,
un abrazo ferviente les doy, sepan que se las quiere
y si el cuerpo descansa, el amor, el del alma, no muere,
sepan que ya una fiesta vendrá donde estaremos todos,
bienvenida será la verdad de un querer de mil modos,
yo que a ti, madre, un beso te doy, en sus nombres te digo
que seguimos de pie y en mis brazos te llevo conmigo,
y ahora ven a dormir, digamos que todo esto es un sueño,
y que el irte es un juego no más, que el sol aún es pequeño
y que cuando, al salir, bien descubras que un llanto secamos
sabrás que fue sólo por reír de tanto que te amamos.
Es agosto, es quince, es un deber, aquí todos soñamos.
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