Desnúdame

Desnúdame

Desnúdame, desnúdame, desnúdame,
tres formas de cantar que ya conoces,
de vernos, de querernos sin más voces
que dos cuerpos que a hablar echan sin dudas.

Desnúdame la sal, esa en que mudas
la tuya en un cristal, en fuego, en roces,
en astros que al crearlos reconoces,
en éxtasis que buscas y saludas.

Desnúdame también del ser que escudas
en tu garganta y miel, donde retoces
y me halles vuelto roca en cuanto acudas.

Y al fin desnúdame sin otros dioses
que el cielo de tu piel y astros que anudas
en santa perdición y en plenos goces.

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09 08 14