Basta de abusos
Hablo de aves sin nido y hablo de alas
de ángeles maltratados por la noche,
de muchachas perdidas entre vasos
de cerveza y jeringas infectadas,
de ciudades que evaden al que violan,
que abandonan la escena del que acosa
con pancartas, con gritos de sirena,
sin llegar con auxilio a ningún lado.
Hablo de la inocencia mancillada
y sin pan en la escuela y sin recursos
para dar con su hogar y su sonrisa,
para alzar su verdad de simples niños.
No piden sino ser, no corresponde
sino abrirles la jaula para que amen,
para que sepan ver que el mundo es suyo
y nosotros tan sólo sus garantes,
son pequeños con almas de gigante,
cual lo fuimos nosotros en la infancia,
sólo que lo olvidamos entre nubes
y de escapar tan alto cuando andamos,
cuando vemos su llanto y les decimos
madura, crecerás, la vida es esto
y a tu edad yo sabía defenderme
y a mi edad mira ya cuánto olvidamos.
Mentimos por vivir endurecidos,
por no volver atrás a aquellos golpes
de los que nunca nadie nada supo,
ni nosotros tapándonos los ojos.
Nadie miró la mano amenazante,
ni menos la detuvo, salvo un rostro,
nadie nos consoló en aquella noche
en que millones fuimos humillados.
¿Será por eso, ahora que crecimos,
que una coraza blinda ante el maltrato,
que no sólo permites este escarnio,
sino además culpamos al sin culpa,
mientras el que castiga es nuestro amigo
y en su oscura verdad vemos excusas?
Nada nos justifica si callamos,
nada nos merecemos si perdemos
de un niño la ilusión que siempre habita
bajo la piel y el sueño de sus ojos,
si miras lo hallarás entre tus manos,
si escuchas en tu voz oirás su historia,
no es lo mismo vivir que ir postergado,
no es lo mismo luchar que perder gracia,
la vida es por amor un cielo abierto
y aún puedes llegar a sus jardines.
Hablo de recordar que vamos juntos,
ese niño que fuimos y que somos,
con todos los que aún llegan al mundo,
cómo no resguardar su pie pequeño
si en el paso que damos buscan rumbo,
si en nuestro corazón es que se abrigan,
como quien mira el mar por vez primera,
qué bella vastedad en su horizonte,
qué pleno porvenir el de sus naves,
vengan sólo a jugar, la tierra espera
con todos sus tesoros y sus frutos,
empieza en un jardín, tu hogar se llama,
prosigue en un balcón, la buena escuela,
y entre todas las calles de este mundo
hay una que por ti lleva su nombre.
Vendrás y crecerás, no tendrás miedo,
no dejarás que nadie te amenace,
no habrá ninguna luz que no conozcas,
hablo de recordar que somos fuertes,
que ni la soledad pudo perdernos,
hablo de amar, así, sencillamente,
a todos los que ya tienen derechos,
tan sólo con nacer y abrir sus manos,
niños de todo el mundo, grandes niños
que con nosotros van, mientras cantamos,
que entre nosotros son flor y esperanza
que debemos cuidar y hacer felices,
alas que sin dudar alzan el vuelo
y esperan con nosotros ver el mundo,
el cielo sigue aún en nuestras manos,
es nuestro corazón y late firme,
como un nido llegó cuando nacimos
y allí hay que cobijar la nueva savia.
Hablo de ser felices con los niños,
de ser un niño más en la alegría,
no hay otra libertad que abrir los brazos,
no hay más que arder de pie, basta de abusos.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
09 06 14
Hablo de aves sin nido y hablo de alas
de ángeles maltratados por la noche,
de muchachas perdidas entre vasos
de cerveza y jeringas infectadas,
de ciudades que evaden al que violan,
que abandonan la escena del que acosa
con pancartas, con gritos de sirena,
sin llegar con auxilio a ningún lado.
Hablo de la inocencia mancillada
y sin pan en la escuela y sin recursos
para dar con su hogar y su sonrisa,
para alzar su verdad de simples niños.
No piden sino ser, no corresponde
sino abrirles la jaula para que amen,
para que sepan ver que el mundo es suyo
y nosotros tan sólo sus garantes,
son pequeños con almas de gigante,
cual lo fuimos nosotros en la infancia,
sólo que lo olvidamos entre nubes
y de escapar tan alto cuando andamos,
cuando vemos su llanto y les decimos
madura, crecerás, la vida es esto
y a tu edad yo sabía defenderme
y a mi edad mira ya cuánto olvidamos.
Mentimos por vivir endurecidos,
por no volver atrás a aquellos golpes
de los que nunca nadie nada supo,
ni nosotros tapándonos los ojos.
Nadie miró la mano amenazante,
ni menos la detuvo, salvo un rostro,
nadie nos consoló en aquella noche
en que millones fuimos humillados.
¿Será por eso, ahora que crecimos,
que una coraza blinda ante el maltrato,
que no sólo permites este escarnio,
sino además culpamos al sin culpa,
mientras el que castiga es nuestro amigo
y en su oscura verdad vemos excusas?
Nada nos justifica si callamos,
nada nos merecemos si perdemos
de un niño la ilusión que siempre habita
bajo la piel y el sueño de sus ojos,
si miras lo hallarás entre tus manos,
si escuchas en tu voz oirás su historia,
no es lo mismo vivir que ir postergado,
no es lo mismo luchar que perder gracia,
la vida es por amor un cielo abierto
y aún puedes llegar a sus jardines.
Hablo de recordar que vamos juntos,
ese niño que fuimos y que somos,
con todos los que aún llegan al mundo,
cómo no resguardar su pie pequeño
si en el paso que damos buscan rumbo,
si en nuestro corazón es que se abrigan,
como quien mira el mar por vez primera,
qué bella vastedad en su horizonte,
qué pleno porvenir el de sus naves,
vengan sólo a jugar, la tierra espera
con todos sus tesoros y sus frutos,
empieza en un jardín, tu hogar se llama,
prosigue en un balcón, la buena escuela,
y entre todas las calles de este mundo
hay una que por ti lleva su nombre.
Vendrás y crecerás, no tendrás miedo,
no dejarás que nadie te amenace,
no habrá ninguna luz que no conozcas,
hablo de recordar que somos fuertes,
que ni la soledad pudo perdernos,
hablo de amar, así, sencillamente,
a todos los que ya tienen derechos,
tan sólo con nacer y abrir sus manos,
niños de todo el mundo, grandes niños
que con nosotros van, mientras cantamos,
que entre nosotros son flor y esperanza
que debemos cuidar y hacer felices,
alas que sin dudar alzan el vuelo
y esperan con nosotros ver el mundo,
el cielo sigue aún en nuestras manos,
es nuestro corazón y late firme,
como un nido llegó cuando nacimos
y allí hay que cobijar la nueva savia.
Hablo de ser felices con los niños,
de ser un niño más en la alegría,
no hay otra libertad que abrir los brazos,
no hay más que arder de pie, basta de abusos.
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