Apágame la luz
Apágame la luz cuando yo salga,
cuando quieras venir, cuando regreses,
cuando deba sufrir, cuando yo parta,
cuando ninguno quede en esta casa,
ciérrame bien la puerta, corta el agua,
que no queden camisas sin planchado,
que no entre aquel ladrón por la ventana.
Apágame la luz, que tengo sueño,
que me voy a dormir donde otros cantan,
que me voy a soñar donde otros viven,
que voy a despertar donde otros ladran.
Apágame la luz, que tengo frío,
no me dejes vivir si tú me faltas,
no dejes de leer conmigo el libro
que cuando cae al suelo más me encanta,
pues lo dejas caer porque te beso
y es besarte el mejor de mis programas,
apágame la luz, pon en mi frente
un paño frío tras de las batallas,
que el cuerpo herido que en mi piel sostengo
regrese a la piedad con que me abrazas,
que el tajo en mi cintura no detenga
el beso que la herida cierra y cuaja,
apágame la luz, no tengo miedo,
ya vi lo que era el sol y su medalla,
ya vi del oropel el fatuo efecto
en todos los que mueren por su fragua,
avaros y ambiciosos de este mundo,
perdidos en la pobre noche larga,
donde sus corazones no pudieron
en la tiniebla convertirse en lámparas,
tampoco darle al otro su ternura,
tampoco en la pared alzar sus llamas,
apágame la luz, que me he dormido,
son de otro tiempo y otra voz mis lágrimas,
es como el mar, que aún guardará el eco
ya habiéndose alejado de la playa,
es como el árbol, que ya derribado
con sus raíces bajo tierra te habla,
apágame la luz, que yo te quiero
desnudo y sin final, con todo y nada,
por eso en el silencio de las sombras
quiero encontrarte, que te busque mi alma
y que abras tu también, feliz, tu cielo
hasta en tinieblas dar con mi mirada.
Apágame la luz, que no estoy muerto,
pero por ti he de entrar en esa caja,
allí donde los pueblos del recuerdo
contra el dios del olvido ya batallan,
allí donde los duendes del silencio
lanzan sus redes y un hermano escapa,
allí donde tu amor no tuvo tiempo
ni tuvo eternidad mi fe templada,
apágame la luz, que aunque no muero,
ya vivo como si nada importara.
Un día el sol vendrá y vendrás conmigo,
un día no habrá luz que alumbre el agua,
sólo un beso fecundo será el brillo
que de ciegos de miel, nos alce al alba
y siempre, siempre ya refulgiremos
sin que nadie comprenda nuestras flamas.
Apagarán la luz y entonces, quietos,
por fin nos besará la madrugada,
apágame la luz, que este es el tiempo
y es nuestro el sol y el fuego que nos llaman.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
04 06 14
Apágame la luz cuando yo salga,
cuando quieras venir, cuando regreses,
cuando deba sufrir, cuando yo parta,
cuando ninguno quede en esta casa,
ciérrame bien la puerta, corta el agua,
que no queden camisas sin planchado,
que no entre aquel ladrón por la ventana.
Apágame la luz, que tengo sueño,
que me voy a dormir donde otros cantan,
que me voy a soñar donde otros viven,
que voy a despertar donde otros ladran.
Apágame la luz, que tengo frío,
no me dejes vivir si tú me faltas,
no dejes de leer conmigo el libro
que cuando cae al suelo más me encanta,
pues lo dejas caer porque te beso
y es besarte el mejor de mis programas,
apágame la luz, pon en mi frente
un paño frío tras de las batallas,
que el cuerpo herido que en mi piel sostengo
regrese a la piedad con que me abrazas,
que el tajo en mi cintura no detenga
el beso que la herida cierra y cuaja,
apágame la luz, no tengo miedo,
ya vi lo que era el sol y su medalla,
ya vi del oropel el fatuo efecto
en todos los que mueren por su fragua,
avaros y ambiciosos de este mundo,
perdidos en la pobre noche larga,
donde sus corazones no pudieron
en la tiniebla convertirse en lámparas,
tampoco darle al otro su ternura,
tampoco en la pared alzar sus llamas,
apágame la luz, que me he dormido,
son de otro tiempo y otra voz mis lágrimas,
es como el mar, que aún guardará el eco
ya habiéndose alejado de la playa,
es como el árbol, que ya derribado
con sus raíces bajo tierra te habla,
apágame la luz, que yo te quiero
desnudo y sin final, con todo y nada,
por eso en el silencio de las sombras
quiero encontrarte, que te busque mi alma
y que abras tu también, feliz, tu cielo
hasta en tinieblas dar con mi mirada.
Apágame la luz, que no estoy muerto,
pero por ti he de entrar en esa caja,
allí donde los pueblos del recuerdo
contra el dios del olvido ya batallan,
allí donde los duendes del silencio
lanzan sus redes y un hermano escapa,
allí donde tu amor no tuvo tiempo
ni tuvo eternidad mi fe templada,
apágame la luz, que aunque no muero,
ya vivo como si nada importara.
Un día el sol vendrá y vendrás conmigo,
un día no habrá luz que alumbre el agua,
sólo un beso fecundo será el brillo
que de ciegos de miel, nos alce al alba
y siempre, siempre ya refulgiremos
sin que nadie comprenda nuestras flamas.
Apagarán la luz y entonces, quietos,
por fin nos besará la madrugada,
apágame la luz, que este es el tiempo
y es nuestro el sol y el fuego que nos llaman.
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