A la muchacha que llora
Yo sé que he llorado tanto,
y está bien, que ya es costumbre,
pero el ver la servidumbre
de tus ojos no lo aguanto.
Allí sí no quiero llanto,
por eso te digo basta,
tu dolor no es de subasta
y tus lágrimas son de oro,
por todo eso no más lloro
que hay que amar y eso no aplasta.
Si las cosa no caminan,
está bien, sólo son cosas,
tú recuerda que las rosas
no se entregan si no espinan.
Hay jornadas que terminan,
hay sueños que mal acaban,
pero no por eso traban
la ilusión del que los sueña,
la vida dio siempre leña
a los que el fuego aguardaban.
Y está bien, si duele, llora,
pero no vivas llorando,
lágrimas de vez en cuando
te hacen ver o que se añora.
Luego cálmate, atesora,
de las penas las lecciones,
la vida tiene balcones
cada vez más luminosos,
a más altos, más hermosos
y esperando tus visiones.
Ahora si la pena es mucha,
déjala que se haga río,
lago, océano, rocío,
viejo mar que siempre lucha.
En su cauce siempre escucha
que el consuelo está allí mismo,
siempre hay tierra bajo el sismo,
siempre hay lecho en el torrente
y un alivio entre la gente
que es mayor que el egoísmo.
Muchacha, toma esta mano,
tiende la tuya al que viene,
que ya ninguno te apene,
que si hay dolor, se haga vano.
No llores más, que es temprano,
no esperes más que ya vives,
ya del sol su luz percibes,
ya del tiempo amor que besa,
muchacha, no más tristeza
que la luz ya en ti recibes.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
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Yo sé que he llorado tanto,
y está bien, que ya es costumbre,
pero el ver la servidumbre
de tus ojos no lo aguanto.
Allí sí no quiero llanto,
por eso te digo basta,
tu dolor no es de subasta
y tus lágrimas son de oro,
por todo eso no más lloro
que hay que amar y eso no aplasta.
Si las cosa no caminan,
está bien, sólo son cosas,
tú recuerda que las rosas
no se entregan si no espinan.
Hay jornadas que terminan,
hay sueños que mal acaban,
pero no por eso traban
la ilusión del que los sueña,
la vida dio siempre leña
a los que el fuego aguardaban.
Y está bien, si duele, llora,
pero no vivas llorando,
lágrimas de vez en cuando
te hacen ver o que se añora.
Luego cálmate, atesora,
de las penas las lecciones,
la vida tiene balcones
cada vez más luminosos,
a más altos, más hermosos
y esperando tus visiones.
Ahora si la pena es mucha,
déjala que se haga río,
lago, océano, rocío,
viejo mar que siempre lucha.
En su cauce siempre escucha
que el consuelo está allí mismo,
siempre hay tierra bajo el sismo,
siempre hay lecho en el torrente
y un alivio entre la gente
que es mayor que el egoísmo.
Muchacha, toma esta mano,
tiende la tuya al que viene,
que ya ninguno te apene,
que si hay dolor, se haga vano.
No llores más, que es temprano,
no esperes más que ya vives,
ya del sol su luz percibes,
ya del tiempo amor que besa,
muchacha, no más tristeza
que la luz ya en ti recibes.
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