DETRÁS DE LA PUERTA ESTABA LA MUERTE.
Entre a esa calle oscura, estrecha y mal oliente, era la única salida para llegar del otro lado del pueblo o de lo contrario tendría que rodear, eso me llevaría varias horas, cada que daba un paso mi corazón se aceleraba, se percibía el miedo, de repente gire mi mirada y sentí el pasado tubo de acero golpear mi cabeza, caí al suelo y vi que un ángel me acompañaba, era triste su mirada, me dijo no temas. Volví a cerrar mis ojos desperté con la nariz rota y dos hombres a los lados muertos, con facciones en la cara de miedo y terror, sus ojos ya no tenían brillo, se los habían robado. Cada pasa que daba se escuchaba el aullido de perros, volvía mirar al mismo ángel, con su túnica oscura y grandes alas, sosteniendo una lámpara de aceite en sus manos y guiando mi camino para que no me tropezara. Me volvió a decir no temas, yo estoy contigo, toque sus hombros eran tan fríos como un pedazo de hielo, llegue a mi hogar y le di las gracias, ya no estaba.
Al otro día platique con mi abuelo y él me dijo que era la muerte.
Muchos la han visto, cuando caminan por el túnel que da a la luz, otros antes de morir y tú la viste porque aún no era tu tiempo y otros quisieron robarle ese privilegio a ella.
Pasaron los días, una amigo enfermo, su madre me pidió que lo cuidara, la noche todo marcha bien le di sus medicamentos y me recosté sobre el mullido sillón, los perros ladran y aullan.Del otro lado de la puerta estaba la Muerte, el ángel de la mirada triste, lo invite a pasar y mi amigo sonrió y lloro, no quería dejar este mundo, pues quería mucho a su madre. Tome sus manos y así murio.Entro la madre de mi amigo con dos policías, ella les dijo que yo había matado a su hijo y ese par de almohadas eran las que yo había ocupado para ahogarlo.
Fui esposado y golpeado, no hubo tiempo de explicación, caí al suelo, oí de nuevo los pasos de la muerte, me ayudo a levantarme y me dijo de nuevo no temas, yo estoy contigo.
La madre de mi amigo gritaba con horror y uno de los policías descargo su pistola, uno a uno los tiros se incrustaron a la pared, cerré mis ojos.
Los volví a abrir, vi mi cuerpo con un tiro en la cabeza, sentí miedo, mi cuerpo se estremecio, el ángel me dijo no temas, yo estoy contigo. Fin
Entre a esa calle oscura, estrecha y mal oliente, era la única salida para llegar del otro lado del pueblo o de lo contrario tendría que rodear, eso me llevaría varias horas, cada que daba un paso mi corazón se aceleraba, se percibía el miedo, de repente gire mi mirada y sentí el pasado tubo de acero golpear mi cabeza, caí al suelo y vi que un ángel me acompañaba, era triste su mirada, me dijo no temas. Volví a cerrar mis ojos desperté con la nariz rota y dos hombres a los lados muertos, con facciones en la cara de miedo y terror, sus ojos ya no tenían brillo, se los habían robado. Cada pasa que daba se escuchaba el aullido de perros, volvía mirar al mismo ángel, con su túnica oscura y grandes alas, sosteniendo una lámpara de aceite en sus manos y guiando mi camino para que no me tropezara. Me volvió a decir no temas, yo estoy contigo, toque sus hombros eran tan fríos como un pedazo de hielo, llegue a mi hogar y le di las gracias, ya no estaba.
Al otro día platique con mi abuelo y él me dijo que era la muerte.
Muchos la han visto, cuando caminan por el túnel que da a la luz, otros antes de morir y tú la viste porque aún no era tu tiempo y otros quisieron robarle ese privilegio a ella.
Pasaron los días, una amigo enfermo, su madre me pidió que lo cuidara, la noche todo marcha bien le di sus medicamentos y me recosté sobre el mullido sillón, los perros ladran y aullan.Del otro lado de la puerta estaba la Muerte, el ángel de la mirada triste, lo invite a pasar y mi amigo sonrió y lloro, no quería dejar este mundo, pues quería mucho a su madre. Tome sus manos y así murio.Entro la madre de mi amigo con dos policías, ella les dijo que yo había matado a su hijo y ese par de almohadas eran las que yo había ocupado para ahogarlo.
Fui esposado y golpeado, no hubo tiempo de explicación, caí al suelo, oí de nuevo los pasos de la muerte, me ayudo a levantarme y me dijo de nuevo no temas, yo estoy contigo.
La madre de mi amigo gritaba con horror y uno de los policías descargo su pistola, uno a uno los tiros se incrustaron a la pared, cerré mis ojos.
Los volví a abrir, vi mi cuerpo con un tiro en la cabeza, sentí miedo, mi cuerpo se estremecio, el ángel me dijo no temas, yo estoy contigo. Fin
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