Fuese necesaria la doncella desde el lecho,
como un pájaro herido que distancia su cultura,
a velamen de su enardecida cintura,
como un infante yo, entre pecho y pecho
gozo su dulzura y la miel que desvaría
socavando de su piel la blancura que tendía
a sus ojos palpitar en un engaño hacia mi seso,
todo el carmín azorado de la rosa que yo beso…
Enardecida Oh locura, malvón de antaño,
cifrada porcelana en la nevada forma
tus vértices redondëados son fulgor, se desarma
la noche en tus pupilas, encandece mi rebaño…
Oh mujer, asísteme con tu dulzura y tu reseña,
revísteme de comarcas, de latidos en la noche,
así solo sólo diera a mi dormido reproche
los oídos al murmullo donde es tu voz mi dueña…
Latiéndose se encorva el manantial que me desvela,
por el ahínco que hace alarde el pájaro que müere
Oh muero en tus brazos, y mi suspiro confïere
ornamento a tu rebaño, y te desnudas, cautela!
Haces sömbra ya mi helecho de la fragua a mi suspiro
y haces vuelo en tus manos de mi alma, y mi latido
muero en tus brazos seguro, que no ha de morir tu gemido
descifrando de mi aliento el que vive en mi zafiro!
Engaño de muerte cierta, a corta vida en tus manos
dulcïficando tus ramos de escarlata odisea:
ramo de rosas y de alba, joven el lecho, reclamos
para gozarnos la noche que tu desnudo posea…
Así tu nombre me canta, y tu oído es clarinete
de mi boca y de mis labios que tu risa no somete
a desëar un horizonte por ver trémula la espada
entre tu joven nevar, por transcurrir tu mirada…
En el cüello de tu cisne ó amada pierna de nïeve
que provocara mi aliento un segundo más te amara
a deshacer el intento por confluir tu relïeve
dando caricias al muslo y al glúteo espumas trenzara
para sostener la marea de tu joven bizarría
que hace edén de mis ojos lo que leve transcurría
en tu cuerpo milagroso que tu desdén ofrecía
para saciar las verdades que en mis ojos no creía…
Y en tu risa no se pierde la inocencia del vestal
consumido arenal que desvistió llamaradas,
al vuelo de tu rosal donde durmieron mis hadas
a la sombra del cristal que desnudo es un fanal…
De tus ojos la mirada, nunca la olvidaré
y en tus pequeños pasos ya descansa Primavera,
para encontrarte si es suerte, otra vez, vaya quimera!
desnuda en el canto para cantarme tu espera…
Rocío, elemental juicio de rosa no empalaga,
setenta rosas en tu pecho y tu boca aún en mi llaga…
como un pájaro herido que distancia su cultura,
a velamen de su enardecida cintura,
como un infante yo, entre pecho y pecho
gozo su dulzura y la miel que desvaría
socavando de su piel la blancura que tendía
a sus ojos palpitar en un engaño hacia mi seso,
todo el carmín azorado de la rosa que yo beso…
Enardecida Oh locura, malvón de antaño,
cifrada porcelana en la nevada forma
tus vértices redondëados son fulgor, se desarma
la noche en tus pupilas, encandece mi rebaño…
Oh mujer, asísteme con tu dulzura y tu reseña,
revísteme de comarcas, de latidos en la noche,
así solo sólo diera a mi dormido reproche
los oídos al murmullo donde es tu voz mi dueña…
Latiéndose se encorva el manantial que me desvela,
por el ahínco que hace alarde el pájaro que müere
Oh muero en tus brazos, y mi suspiro confïere
ornamento a tu rebaño, y te desnudas, cautela!
Haces sömbra ya mi helecho de la fragua a mi suspiro
y haces vuelo en tus manos de mi alma, y mi latido
muero en tus brazos seguro, que no ha de morir tu gemido
descifrando de mi aliento el que vive en mi zafiro!
Engaño de muerte cierta, a corta vida en tus manos
dulcïficando tus ramos de escarlata odisea:
ramo de rosas y de alba, joven el lecho, reclamos
para gozarnos la noche que tu desnudo posea…
Así tu nombre me canta, y tu oído es clarinete
de mi boca y de mis labios que tu risa no somete
a desëar un horizonte por ver trémula la espada
entre tu joven nevar, por transcurrir tu mirada…
En el cüello de tu cisne ó amada pierna de nïeve
que provocara mi aliento un segundo más te amara
a deshacer el intento por confluir tu relïeve
dando caricias al muslo y al glúteo espumas trenzara
para sostener la marea de tu joven bizarría
que hace edén de mis ojos lo que leve transcurría
en tu cuerpo milagroso que tu desdén ofrecía
para saciar las verdades que en mis ojos no creía…
Y en tu risa no se pierde la inocencia del vestal
consumido arenal que desvistió llamaradas,
al vuelo de tu rosal donde durmieron mis hadas
a la sombra del cristal que desnudo es un fanal…
De tus ojos la mirada, nunca la olvidaré
y en tus pequeños pasos ya descansa Primavera,
para encontrarte si es suerte, otra vez, vaya quimera!
desnuda en el canto para cantarme tu espera…
Rocío, elemental juicio de rosa no empalaga,
setenta rosas en tu pecho y tu boca aún en mi llaga…
Última edición por caminandobajolalluvia el Dom Nov 24, 2013 6:35 pm, editado 1 vez
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