La ahogada

La ahogada

La mujer bella de los guantes rojos,
desnuda y sola en el medio del río,
cerrando un ojo a la vida y su hastío,
esa que al verla la cubrió de enojos.

Sigue adelante, pese a sus despojos,
a la muerte, a la sombra, al extravío,
al que bajo su traje y su albedrío
la vida colocó, llena de arrojos.

Los hijos ya se van, brillan sus ojos,
la matrona regresa del vacío,
la lágrima cayó de sus rastrojos.

Ya luego volverán, verán el frío
que la ahogada dejó, y ella, de hinojos,
navegando se irá, tras del rocío.

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26 10 13

Hermosas imágenes,
me encantó tu poema.
Gracias, Oscar.

Triste fin, pero a veces repetido en tanto silencio de mujeres de esta tierra. Mi gratitud y mi abrazo, Delia, feliz viernes en tus tierras.-