Como cada jueves,
a las tres de la tarde,
a sol ardiente o torrenciales lluvias,
atravesamos la plaza,
hasta el hotel.
Estamos apurados,
Le arrancamos la llave, al empleado
Y nos besamos ya en las escaleras
ya en los ascensores,
antes de entrar al cuarto,
antes de cerrar la puerta,
antes de darnos cuenta,
que el afuera
se detendrá
solo por un rato.
Nos besamos,
Así parados,
frente a frente,
sin dejar de reírnos,
de tocarnos, recorrernos,
de olernos.
Nos besamos,
con los labios cerrados,
Con labios entreabiertos,
Y con boca extensible,
donde se anudan
su lengua con la mía,
Nos besamos,
mientras desgrana,
entre sus dedos mi cabello,
me peina y me despeina,
y yo muerdo su cuello
y le digo algo al oído,
después de lamer su oreja,
me besa dulcemente,
mientras mis manos
tantean su pantalón
y adivinan,
donde se encuentra
la hebilla del cinturón
porque no quiero buscarla
porque no quiero abrir los ojos
está tan bueno
hacer que estoy durmiendo
y que me dejo amar
hasta en mis sueños
La he encontrado
Le quito el pantalón,
muy suavemente,
Mientras mi mano escala
la colina tibia de su miembro
me detengo allí,
le pido que me hable
y en su latido oscilante intuyo
que quiere visitarme,
entrar, y navegar
a mar abierto.
Me retira la blusa,
Siempre le cuesta lidiar,
con broches de corpiños
Lo dejo hacer,
me gusta contrariado,
aunque muero de ganas,
De quedarme desnuda,
de que apriete mis pechos,
los succione,
y los abarque con sus manos.
Me tiende allí en la cama,
su lengua marinera, me recorre
de proa a popa,
de popa a proa,
Y sus dedos ayudan
y sus piernas empujan,
y sus pies me dibujan.
Volvemos a los besos,
Respiramos adentro de las bocas
mientras se disponen nuestros sexos
a contarse encendidas
historias de piratas.
Mientras me avanza,
lo acaricio,
lo araño,
elogio su bravura
ensortijo el vello de su pecho
y no lo dejo solo,
me vuelvo sirena en su ola
y masilla en sus manos.
su barba se adhiere a mi mejilla
como un erizo al suelo,
y me humedezco toda
y me muero y desmuero
Luego un vendaval de colores,
De frases inconexas,
Un respirar ex tremo,
ríos, mares y océanos furiosos
todo en nosotros anuncia
la milagrosa cima.
como un torpe aprendiz
me apuro, me detengo,
me río, lagrimeo
pido todo y doy todo
y lo creo si me dicen hermosa
y yo lo veo
majestuosamente viril.
Quedamos desmayados…
Pero nos disponemos
Para empezar de nuevo
No queremos sosiego
Hasta que un celular mal apagado
o el timbre del conserje
anuncia el fin de nuestro
turno-amor.
Al salir,
Nos despedimos hasta el jueves
Aunque aquí a solas,
desearía que no hubiera,
más que jueves,
a las tres de la tarde
y nada más
que su piel y la mía.
a las tres de la tarde,
a sol ardiente o torrenciales lluvias,
atravesamos la plaza,
hasta el hotel.
Estamos apurados,
Le arrancamos la llave, al empleado
Y nos besamos ya en las escaleras
ya en los ascensores,
antes de entrar al cuarto,
antes de cerrar la puerta,
antes de darnos cuenta,
que el afuera
se detendrá
solo por un rato.
Nos besamos,
Así parados,
frente a frente,
sin dejar de reírnos,
de tocarnos, recorrernos,
de olernos.
Nos besamos,
con los labios cerrados,
Con labios entreabiertos,
Y con boca extensible,
donde se anudan
su lengua con la mía,
Nos besamos,
mientras desgrana,
entre sus dedos mi cabello,
me peina y me despeina,
y yo muerdo su cuello
y le digo algo al oído,
después de lamer su oreja,
me besa dulcemente,
mientras mis manos
tantean su pantalón
y adivinan,
donde se encuentra
la hebilla del cinturón
porque no quiero buscarla
porque no quiero abrir los ojos
está tan bueno
hacer que estoy durmiendo
y que me dejo amar
hasta en mis sueños
La he encontrado
Le quito el pantalón,
muy suavemente,
Mientras mi mano escala
la colina tibia de su miembro
me detengo allí,
le pido que me hable
y en su latido oscilante intuyo
que quiere visitarme,
entrar, y navegar
a mar abierto.
Me retira la blusa,
Siempre le cuesta lidiar,
con broches de corpiños
Lo dejo hacer,
me gusta contrariado,
aunque muero de ganas,
De quedarme desnuda,
de que apriete mis pechos,
los succione,
y los abarque con sus manos.
Me tiende allí en la cama,
su lengua marinera, me recorre
de proa a popa,
de popa a proa,
Y sus dedos ayudan
y sus piernas empujan,
y sus pies me dibujan.
Volvemos a los besos,
Respiramos adentro de las bocas
mientras se disponen nuestros sexos
a contarse encendidas
historias de piratas.
Mientras me avanza,
lo acaricio,
lo araño,
elogio su bravura
ensortijo el vello de su pecho
y no lo dejo solo,
me vuelvo sirena en su ola
y masilla en sus manos.
su barba se adhiere a mi mejilla
como un erizo al suelo,
y me humedezco toda
y me muero y desmuero
Luego un vendaval de colores,
De frases inconexas,
Un respirar ex tremo,
ríos, mares y océanos furiosos
todo en nosotros anuncia
la milagrosa cima.
como un torpe aprendiz
me apuro, me detengo,
me río, lagrimeo
pido todo y doy todo
y lo creo si me dicen hermosa
y yo lo veo
majestuosamente viril.
Quedamos desmayados…
Pero nos disponemos
Para empezar de nuevo
No queremos sosiego
Hasta que un celular mal apagado
o el timbre del conserje
anuncia el fin de nuestro
turno-amor.
Al salir,
Nos despedimos hasta el jueves
Aunque aquí a solas,
desearía que no hubiera,
más que jueves,
a las tres de la tarde
y nada más
que su piel y la mía.
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