Se han marchado los besos risueños
que alegraban las horas de mi reloj,
desde entonces sus agujas asemejan
lanzas mortíferas que debilitan mi temple;
y las ganas de no existir son más atractivas
que las de reír, pero es tu recuerdo
la fuente que me conserva terco.
El tiempo se ha convertido en soga, cenizas y cementerio,
cárcel de luna y sol, rejas invisibles pero manifiestas a mis instintos.
Todo trascurre tan normal con su eterno galope hacia la penumbra
y tal tronco de árbol arrastrado por la corriente voy golpeando
los costados de un callejón que desemboca a la orilla de mi soledad.
Sin embargo todavía te busco en el rincón más íntimo de un segundo.
.
La fotosíntesis de mi presencia ya no te provoca energía ni brío,
tampoco produce los deseos fecundos que un día en ti germinaron,
ni inspiran versos en mí con la geografía de tu cuerpo desnudo, ni siquiera
los rayos X de algún agasajo nocturno colorado entre tu y yo.
Por más que trato solo consigo palpar garabatos con mi pluma,
pero tú no apareces…
La alquimia de tu ausencia y una página en blanco frente a mí,
revela al fantasma que me he vuelto sin ti.
Y marcho con mi vela en el sepelio de aquel último beso que nos dimos,
ajuntando los recuerdos ya marchitos en una procesión nostálgica
que soborna mi capricho y voluntad volviéndome un maniquí.
Vivir sin ti es un calvario de flores negras y grises, zopilotes y cuervos.
Me niego a dejar de quererte o adorarte a pesar de que ahora estoy
seguro que ya no volverás.
Esta nostalgia aunque atormente, es la única conexión entre
nuestros labios que ayer se encontraban húmedamente atados
en un solo beso…
¡Por más que intento no puedo deshacerme de ti, nostalgia encantada!
que alegraban las horas de mi reloj,
desde entonces sus agujas asemejan
lanzas mortíferas que debilitan mi temple;
y las ganas de no existir son más atractivas
que las de reír, pero es tu recuerdo
la fuente que me conserva terco.
El tiempo se ha convertido en soga, cenizas y cementerio,
cárcel de luna y sol, rejas invisibles pero manifiestas a mis instintos.
Todo trascurre tan normal con su eterno galope hacia la penumbra
y tal tronco de árbol arrastrado por la corriente voy golpeando
los costados de un callejón que desemboca a la orilla de mi soledad.
Sin embargo todavía te busco en el rincón más íntimo de un segundo.
.
La fotosíntesis de mi presencia ya no te provoca energía ni brío,
tampoco produce los deseos fecundos que un día en ti germinaron,
ni inspiran versos en mí con la geografía de tu cuerpo desnudo, ni siquiera
los rayos X de algún agasajo nocturno colorado entre tu y yo.
Por más que trato solo consigo palpar garabatos con mi pluma,
pero tú no apareces…
La alquimia de tu ausencia y una página en blanco frente a mí,
revela al fantasma que me he vuelto sin ti.
Y marcho con mi vela en el sepelio de aquel último beso que nos dimos,
ajuntando los recuerdos ya marchitos en una procesión nostálgica
que soborna mi capricho y voluntad volviéndome un maniquí.
Vivir sin ti es un calvario de flores negras y grises, zopilotes y cuervos.
Me niego a dejar de quererte o adorarte a pesar de que ahora estoy
seguro que ya no volverás.
Esta nostalgia aunque atormente, es la única conexión entre
nuestros labios que ayer se encontraban húmedamente atados
en un solo beso…
¡Por más que intento no puedo deshacerme de ti, nostalgia encantada!
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