Décimas de dulce espera

Décimas de dulce espera

De las ojeras del viento,
de las arrugas del mar,
yo aprendo lo que es amar,
que es paciencia y sentimiento.
Lo mismo del firmamento,
con sol y luna en romance,
la fuerza pido que alcance
para llegar a tu boca,
si allí besarte me toca,
es que bien valió este trance.

Lo digo, pues la distancia
nos separa, nos lacera,
a cada cual en su acera,
a cada cual en su estancia.
Aún así la fragancia
del amor no nos olvida,
es bálsamo de la vida,
es ruta para el reencuentro,
por eso te busco adentro
y afuera de tanta herida.

¿Quieres hablar?, yo te escucho,
¿quieres callar?, yo te espero,
sólo no pidas que, artero,
me olvide de por quién lucho.
Que la fe con su serrucho
te aleje de tus tristezas,
yo soy la boca que besas
cuando sueñas un alivio,
y soy ese abrazo tibio
al que tras dudas regresas.

Del árbol con la paciencia,
del tiempo con su equipaje,
en mi orilla sin más traje
que el amor busco tu esencia.
Apégate a mi dolencia,
busquemos juntos frescura,
el olvido es la locura
de dos que amándose escapan,
la cordura es si se empapan
de un llanto que todo cura.

Así lo vivo y lo creo,
así te espero en mi canto,
sin tristeza, sin más llanto
que el que da sitio al recreo.
Seca tus ojos que veo
más amor que en las montañas,
el río con que te engañas
sólo al mar del cielo vuelve
y en ese azul nos devuelve
al vuelo al que me acompañas.

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04 03 13