RETRATO DE UN POETA

Fuiste parte de un mundo fantástico y delirante
con orfandad y vacío emocional pleno de odio,
viviendo tu propio infierno mientras la vida transcurría…
Holgazán y mendigo que pretendías encontrar
en la naturaleza todo el amor que te fue negado.

De adolescente eras cual ángel en el exilio:
Larga cabellera enmarañada.
Trozos de cielo en los ojos
con expresión cruel
y un atisbo de dulzura al sonreír,
mirada fija, insistente y desdeñosa.
Labios carnosos y sensuales
con dejo de amargura y burla.
Timbre de voz profundo, lleno de enérgica calma.
Todo tu rostro emanaba algo secreto y hermético,
con tanta fuerza de seducción como de repulsión.
Inteligencia, aguda y penetrante, como un estilete.

Amoral, cayendo en el sarcasmo,
delirante en tu cólera y frenético en el orgullo,
buscador eterno de la originalidad
mientras te sumergías en lodazales…
Poeta maldito, tus blasfemias
hacía temblar el orden cósmico.
Agostaste en pocas semanas la flor de tu juventud
mientras tu pureza la perdiste dramáticamente.

Desconociste el paraíso del amor paterno.
Creciste a la sombra de una madre puritana,
llena de odio soterrado
y una religiosidad santurrona
que “saboreaba las tinieblas por anticipado”
Todo el odio que sentiste por ella
lo volcaste contra ti mismo
buscando sustitutos del alimento emocional
-alcohol, hachís, opio.

Transcurriste la madurez
en candentes selvas y sin poesía
que durante tu juventud
fue manantial que fluía, generoso, de ti…
¡viviste ignorante de la ternura
y belleza del verdadero amor!