El hastío
Estaban todas las puertas
abiertas con su destello,
yo sin nada sobre el cuello
a todas di por desiertas.
Dentro y fuera di por muertas
las esperanzas del hombre,
las quimeras, lo que asombre
de tanta hazaña cumplida
y en la que aguarda escondida
di por vano su renombre.
Y es que tras años de andar
preguntando por el cielo,
sólo conocí del vuelo
las piedras de este lugar.
Todas caen tras pasar,
rompen ventanas y flores,
rompen frentes y tambores,
parten rodando en el río
y ese rumor tan sombrío
es su ofrenda a los amores.
Luego pues no creo en nada,
nada perdura o florece,
cae la rosa que crece,
cae la fruta soñada.
La vida cae en mi almohada,
volviéndose allí dos ríos,
los dos tristes y vacíos
corriente abajo en mi cama,
y así se apaga la llama
que sembré entre mis estíos.
Así ni en mi mismo creo,
sólo me siento a esperar
la vida con su vagar,
la muerte con su trofeo.
Así lo que escribo leo,
luego borro en mis arenas
las huellas de las sirenas,
las patas de las gaviotas,
soy el mar, digo, y mis notas
no puedo darlas por buenas.
Si a ti llegan, el naufragio
se expande a todas las costas,
quizás también tú te agostas,
quizás es mutuo el contagio.
El hastío es sin sufragio,
llega se instala y carcome,
toda esperanza se come,
no hay fuerzas para evitarlo,
yo apenas se disculparlo
y aquí acallar cuanto tome.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
18 11 12
Estaban todas las puertas
abiertas con su destello,
yo sin nada sobre el cuello
a todas di por desiertas.
Dentro y fuera di por muertas
las esperanzas del hombre,
las quimeras, lo que asombre
de tanta hazaña cumplida
y en la que aguarda escondida
di por vano su renombre.
Y es que tras años de andar
preguntando por el cielo,
sólo conocí del vuelo
las piedras de este lugar.
Todas caen tras pasar,
rompen ventanas y flores,
rompen frentes y tambores,
parten rodando en el río
y ese rumor tan sombrío
es su ofrenda a los amores.
Luego pues no creo en nada,
nada perdura o florece,
cae la rosa que crece,
cae la fruta soñada.
La vida cae en mi almohada,
volviéndose allí dos ríos,
los dos tristes y vacíos
corriente abajo en mi cama,
y así se apaga la llama
que sembré entre mis estíos.
Así ni en mi mismo creo,
sólo me siento a esperar
la vida con su vagar,
la muerte con su trofeo.
Así lo que escribo leo,
luego borro en mis arenas
las huellas de las sirenas,
las patas de las gaviotas,
soy el mar, digo, y mis notas
no puedo darlas por buenas.
Si a ti llegan, el naufragio
se expande a todas las costas,
quizás también tú te agostas,
quizás es mutuo el contagio.
El hastío es sin sufragio,
llega se instala y carcome,
toda esperanza se come,
no hay fuerzas para evitarlo,
yo apenas se disculparlo
y aquí acallar cuanto tome.
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