Ramo de flores, que al viento yo os excuso
Ramo de flores
que al viento yo os excuso,
como excusa prudente con que afirmo
la beldad de tu frescura
e ignorancia
con que en el estrado de mis huellas
tú has pisado.
Vana la remota cumbre
de que es emblema la noche,
en el columpio donde
erizas la figura
del viento.
Cae la tarde y no consigo
apenas nombrarte,
fulgurando tu nombre,
empujando mi encierro.
Pero ya tranquilo
descubro
que eres tú mi viaje,
eres tú mis huellas,
y mi pasado remoto.
Aminoras mi marcha y consigues
con dulzura despojarme
de mi ansiedad crispante de locura y abrojos,
tú eres la noche,
en ti el reposo que a los mares calma.
Silencio de las palabras.
Alas de una gaviota.
Ataste mi barca balanceándose en el muelle.
____________________
La pincelada del alba
Al abrigo de la noche
la luz me envuelve
invocando el sendero
donde la oscuridad
agoniza,
persistiendo el temple
de las hojas
a quedarse
hasta el alba
protegiendo
sus nidos.
En la boca
de tus sueños
la noche relumbró
un latido,
que es en mis ojos
un nacimiento
que parte
hacia lo
desconocido.
Los arcos
que extinguen las flechas
se han unido
en la solemne
promesa
del pasado,
donde tu cumbre
se arropa deslizándose
en la
cervical
del tiempo.
Descalzos, los habitantes
de los nidos
contemplan
la creación
del sol,
en el destino
de tus pasos.
Y se adueñan
de las flores
de la primavera,
que se encuentran
dormidas
en la cuna
del otoño.
____________________
La rectitud del arado
En la promesa de la primavera
surgen
las jorobas de las herramientas
sobre el emblema
de la tierra.
Surcos que se deslizan,
y son el camino,
recorren cautos
la plenitud
del espejo
del cielo,
y se arremolinan
sinuosos
hasta el sendero
del alba.
Las semillas.
Incógnitas detonando
la vida
en el reloj
de los soles.
La lluvia.
Forastera bienvenida que trae
el diario de los vientos.
El atardecer
se lleva las penas
hacia los árboles.
Alienta el descanso
el ocaso
que se va llevando el día
y comienza a dibujar
alguna estrella.
El sol fulgura,
y un oleaje de oriente
florece con
los brotes
que cubre la noche.
____________________
Estanque de amor
Tu pelo
es como el alba.
Cae sobre tus ojos
anunciando en la
mañana.
La cuna del día
invade tus negros ojos
desatados,
sobre la palma de
tu mano.
Florece tu alma
sobre el cauce
del firmamento azul.
Reniega del día la cúspide
serrana,
que involucra el vuelo
de mis ojos frente
a tu sonrisa.
Remota, la tarde
se enciende
afirmando
el sueño de
mis pasos.
Revive el cielo
sobre mi voluntad dormida.
Remonto la vista al sol
como si estuviera
sobre un estanque.
El agua de tus pupilas
envuelve tu mejilla
de canto de ave.
Tu rostro es el puerto
desde donde parten
las vidas oceánicas
de mi pensamiento.
El crepúsculo se ha dormido
en el velo de la luciérnaga
perdida
de tu uniforme
canto
donde canto
mi presencia.
El atardecer renueva
la armonía que camina
hasta la noche.
Silbando, el horizonte
ataja con el viento
tu pelo deslizado
y se lleva envuelto con la noche
las estrellas que partían
desde tus ojos
hasta
mi morada.
____________________
Enunciado de amor
¿Cómo lucir las botas puestas
en el sendero del alma?
Caminé muchos pasos
hasta verte
y sentir
el principado
de tus ojos
en las noches
polvorientas.
Aquel duelo de sueños
ha viajado
en el oeste de la miel
de los estanques
de silencio.
Hoy Septiembre
es un Misterio.
Oigo Septiembre
en el bostezo
de mi corazón.
Y renuevan mis cauces
otros ríos,
arrimando la vertiente
del agua dulce.
Sin voz
el compás hecho
misterio
cubre el tumulto.
La ciénaga se abre
y se cierra
como un valle,
perdido
en los trazos
de Nostalgia.
La voz del firmamento
procrea un llamado
eco
de errante
súplica.
¿Cómo lucir las botas puestas
en el sendero del alma?
____________________
Vuelo de Otoño
Aquí en mis sueños
la noche insípida
ha convertido
el día claro,
como la faz
pronunciada de la
Luna.
Éste día me roba,
como una clepsidra
que mide mi vuelo
sustentado.
Ramas que aluden
a congelados recuerdos,
en la fría cien
que presagia
lo inocente.
Tus alas de Otoño
infunden en mí
volátil risa.
Estrépito tenaz
que es la cumbre
alentadora
de este solsticio
de luz,
de alba brillante.
Ceremonia
de estrellas que figuran
en Oriente,
el muérdago pronuncia
paz confidencial
en la voz
que incansable
rotula
los días.
Invade mi centro
tu alma invisible
bajo la cortina
que eficaz
asciende.
Tus ojos nublan
mi vista
de cigüeña,
en donde los párpados
buscan tu racimo
de luz.
Flor,
distante
eres como
una ciénaga infinita
donde quiero llevar
mis pasos.
Remolino
donde el suelo
florece,
desata el viento
en mi memoria
el ancla
donde se funde
un holocausto
de silencio.
Cuadrante, agujas y reloj
se ciñen
en arcos presagiantes,
donde galopa el Sol.
Florecilla,
quiero encontrarte
en la nube de mis
sueños,
en la golondrina
de la primavera
del verano
acusando tus flechas
a mi corazón.
____________________
Josefina
Josefina,
tu nombre
me ilumina,
en la habitación
de una oscuridad
profana.
En
silencio
la
penumbra
me
divierte
cuando
en ti
socorren
los brazos
de mis
hermanos.
Dentro
de ti
resuenan
las notas
oriundas
de la
creación,
que
complacen
los
oídos
y se
arriman
al silencio,
en donde surca
de la emoción de las
voces hogareñas, el suspiro del
recibimiento de la alegría, en donde la noche
se oculta, y las mañanas y mediodías anidan, y se
disparan los cantos que recorren los rincones, donde
se deslizan, y acuden por las ventanas entre los
espacios de las hojas, donde se acoplan a
los plumajes dormidos de las aves que
despliegan su parecer en sonidos
inaudibles, donde la vida de la
madera comienza, y las raíces distraen
tu quietud. Ahora tú, satisfecha de llamar al
silencio que retrocede, te vuelves cálida en tu rincón,
con tu madera, tus clavijas, tus instrumentos y tus cuerdas
y recuerdas en el alma de tu jinete, tu presencia, tu semblante
claro, tu costado fuerte y tu esbelto cuello. Ya sin luz, te duermes
acompañada. Y cuando en el confín de tu espalda resistes enhiesta
el dibujo de tu sombra enfundada entre la pared, te escucho.
¡Y protestas! ¿Porqué protestas?¿Qué es lo que dices?
____________________
Canto joven
En el peldaño
de la tarde
he puesto mi seguro,
arrinconándome en el valle,
en la noche de tu
mente
embravecida,
y conmemoro
el silbido
del viento.
Canto tu ausencia
en el clamor
de los pájaros,
que enhiestos
perciben
que ignoro
tu voz,
en la penumbra
de la noche
serena,
vigente
a mis espaldas.
Insisto
en el vuelo,
en el tejido
de la nieve
rumiando
el certero laúd
de pensamientos.
Agrando
mi silueta,
en el confín
de la batalla,
los brazos
arrimados
en el vagón
del sediento
trago
de esperanza.
Giro
entorno
de la tierra.
Yazgo
en el quizás
de tus mañanas.
Y me desdoblo
como un parque
en la ribera.
Castañeo
en el blanco
del jazmín
aprisionado
en el perfume
de las letras
imprecisas.
Mis pisadas
corren tras tu llanto.
Seguido de claveles,
las mañanas
que anidaron
en el tiempo
de tus manos,
borraron su raíz,
desdibujando
el latir
de tus palabras.
Silenciosa
fue tu noche,
escondida
tras el rubor
de tus mejillas.
Al amanecer,
la figura de tu
ventana
rota
quiebra
el tapiz
de la luz
sobre tus ojos.
Viajas
descansando
en tus párpados,
dormida,
ya silbando
con los pasos
de las aves;
quietud de
balcones
semiabiertos,
en el crepúsculo lunar
de tu sonrisa.
Pinceladas de Septiembre
en tus ojos de Octubre,
yaces enhiesta
descansando
en la brisa.
Tu despertar,
tu silencio.
Los labios tuyos
cantan
la mañana,
tus manos
se alzan
en la cúspide
del cielo,
y llora tu alcoba
la luz
de los desvelos.
Enjuagándome
en mi noche
de arcos
y centellas,
un abismo
anciano
catapulta
el destello
de mi árbol
en la palma
de tu mano.
____________________
Viaje desmedido en la anunciada Primavera
Pequeña serenata
de mi corazón
hecha,
libre dulzura
de tu alma,
que en madrugadas
sostiene mi
sueño...
Aborigen
del centauro
que recorre
inédito las esmeraldas
quietas
de mi pasión,
en el perfume
de la tierra,
con enmohecidos
colores
de esperanza
fuerte...
Y viajan
tras los vidrios
las barnizadas
miradas de socorro
de la gente,
invocando
la voladora arcilla
de la nobleza
peregrina.
Sostiene ya
tu canto y tu inocencia
el infinito peso
de mi fragilidad.
Me complace
la llegada,
este insomnio,
esta vertiente
de esperanza
destrozando mi descanso,
careciente de siluetas
en la sombra
de esta noche.
Son,
como golpes, son
los dulces latidos
que nacen
y duermen,
y ya duermen.
¿Cuántos despertares
insomnio, descanso y creación
de los llamados
en las bocas sedientas,
pluma y corazón?
Las llaves de mi sueño,
el valle que recorre
mi camino,
los suspiros,
los amados,
la saciedad en la calma,
los amores augurantes,
¡La esperanza quieta!
La noche innovada
de flechas,
la inquieta
aurora
que me despliega
el alma,
claudican mi mañana.
El amanecer
cuaja
su luz
en cualquier parte,
y en mi desvelo
se adormece.
Gaviotas,
ojos de miel
y arena,
cubren la playa de silencio.
Tácitas, las mañanitas
blancas
de las zapatillas
anuncian
la pureza.
La tela de mis sueños
Del oscuro descanso
de la noche,
se vuelven mis luces
hasta encontrarte.
Hallo la tiza
presente, aún
en el pupitre,
la llave escondida
en la mañana de mis sienes.
El plafón de las sombras
se abre
en el abanico de los muros,
y el descanso en el
papel sombrío
se ilumina.
El candelabro
de los astros
en las velas
del cielo
se enciende
en las palabras
con que mi corazón persigue
tu silencio.
El camino
se arrebata
en el sendero de los claustros
vacíos,
y melódicos navíos
dan paciencia
a los altares
de las fiestas,
en los rectángulos
pictóricos
del tiempo.
Nacía el agua.
Nacía el Sol
en el alba
que giraba.
Vertíase
en ángulos hambrientos
de llamadas y llantos,
solicitudes
y súplicas
que eran
espectros latentes
en el escenario
de la noche.
____________________
Hechizo de palabras
Olimpíada de bosques
donde yaces
quieta,
me acerco desde la sombra
aproximando
mis palabras
de puente roto.
Hechizo del sastre
de la corteza
del árbol
que adormece,
encesto a tu lado
el césped
de mi cuerpo,
con mis manos un nido
de ramitas
en el sendero
del aire.
La húmeda y fresca tarde
se desliza
como complejo del alba,
mientras arrimo
mis palabras
movidas
desde los árboles.
El viento acompaña
las hojas
y nutre nuestros ojos
húmedos.
Desde el viento viaja
la vida:
las alas de las flores,
los cuellos esbeltos
de los ojos que
nos observan.
Entera eres
como el viento,
situada
lejos de mí,
trastocando
mis oídos
y las tenues notas
del alba.
Enardeces
con la caída
de tus manos
en el perfume
de la hierba.
Enhiesta como un trazo
de arena
tú desgastas
la lluvia.
Río que permanece
en el bosque
llamando
a mi puerta
con el conjuro
de la noche.
Eres el paso más pequeño,
y la voz
que es emblema del tiempo.
Ya las noches se adueñan
de los mares de mis sueños,
y las gotas anteriores de tu canto
florecen en el bosque tupido
de mi infancia.
Ecos de las puertas
abriéndose,
reclaman las profundidades.
Galeón que sostienes
en las alas,
pintando
la noche
desde las palomas.
Ardes como un crisol
en mi pecho,
extinguiendo la noche
a través de la lluvia.
Atisbando la planicie
de mi alma
la tarde me obscurece
con el llanto
de las hojas.
Sendero trémulo
en la cascada
de tus labios,
tus ojos sueñan
la noche
en la alcoba
del amanecer.
Ramo de flores
que al viento yo os excuso,
como excusa prudente con que afirmo
la beldad de tu frescura
e ignorancia
con que en el estrado de mis huellas
tú has pisado.
Vana la remota cumbre
de que es emblema la noche,
en el columpio donde
erizas la figura
del viento.
Cae la tarde y no consigo
apenas nombrarte,
fulgurando tu nombre,
empujando mi encierro.
Pero ya tranquilo
descubro
que eres tú mi viaje,
eres tú mis huellas,
y mi pasado remoto.
Aminoras mi marcha y consigues
con dulzura despojarme
de mi ansiedad crispante de locura y abrojos,
tú eres la noche,
en ti el reposo que a los mares calma.
Silencio de las palabras.
Alas de una gaviota.
Ataste mi barca balanceándose en el muelle.
____________________
La pincelada del alba
Al abrigo de la noche
la luz me envuelve
invocando el sendero
donde la oscuridad
agoniza,
persistiendo el temple
de las hojas
a quedarse
hasta el alba
protegiendo
sus nidos.
En la boca
de tus sueños
la noche relumbró
un latido,
que es en mis ojos
un nacimiento
que parte
hacia lo
desconocido.
Los arcos
que extinguen las flechas
se han unido
en la solemne
promesa
del pasado,
donde tu cumbre
se arropa deslizándose
en la
cervical
del tiempo.
Descalzos, los habitantes
de los nidos
contemplan
la creación
del sol,
en el destino
de tus pasos.
Y se adueñan
de las flores
de la primavera,
que se encuentran
dormidas
en la cuna
del otoño.
____________________
La rectitud del arado
En la promesa de la primavera
surgen
las jorobas de las herramientas
sobre el emblema
de la tierra.
Surcos que se deslizan,
y son el camino,
recorren cautos
la plenitud
del espejo
del cielo,
y se arremolinan
sinuosos
hasta el sendero
del alba.
Las semillas.
Incógnitas detonando
la vida
en el reloj
de los soles.
La lluvia.
Forastera bienvenida que trae
el diario de los vientos.
El atardecer
se lleva las penas
hacia los árboles.
Alienta el descanso
el ocaso
que se va llevando el día
y comienza a dibujar
alguna estrella.
El sol fulgura,
y un oleaje de oriente
florece con
los brotes
que cubre la noche.
____________________
Estanque de amor
Tu pelo
es como el alba.
Cae sobre tus ojos
anunciando en la
mañana.
La cuna del día
invade tus negros ojos
desatados,
sobre la palma de
tu mano.
Florece tu alma
sobre el cauce
del firmamento azul.
Reniega del día la cúspide
serrana,
que involucra el vuelo
de mis ojos frente
a tu sonrisa.
Remota, la tarde
se enciende
afirmando
el sueño de
mis pasos.
Revive el cielo
sobre mi voluntad dormida.
Remonto la vista al sol
como si estuviera
sobre un estanque.
El agua de tus pupilas
envuelve tu mejilla
de canto de ave.
Tu rostro es el puerto
desde donde parten
las vidas oceánicas
de mi pensamiento.
El crepúsculo se ha dormido
en el velo de la luciérnaga
perdida
de tu uniforme
canto
donde canto
mi presencia.
El atardecer renueva
la armonía que camina
hasta la noche.
Silbando, el horizonte
ataja con el viento
tu pelo deslizado
y se lleva envuelto con la noche
las estrellas que partían
desde tus ojos
hasta
mi morada.
____________________
Enunciado de amor
¿Cómo lucir las botas puestas
en el sendero del alma?
Caminé muchos pasos
hasta verte
y sentir
el principado
de tus ojos
en las noches
polvorientas.
Aquel duelo de sueños
ha viajado
en el oeste de la miel
de los estanques
de silencio.
Hoy Septiembre
es un Misterio.
Oigo Septiembre
en el bostezo
de mi corazón.
Y renuevan mis cauces
otros ríos,
arrimando la vertiente
del agua dulce.
Sin voz
el compás hecho
misterio
cubre el tumulto.
La ciénaga se abre
y se cierra
como un valle,
perdido
en los trazos
de Nostalgia.
La voz del firmamento
procrea un llamado
eco
de errante
súplica.
¿Cómo lucir las botas puestas
en el sendero del alma?
____________________
Vuelo de Otoño
Aquí en mis sueños
la noche insípida
ha convertido
el día claro,
como la faz
pronunciada de la
Luna.
Éste día me roba,
como una clepsidra
que mide mi vuelo
sustentado.
Ramas que aluden
a congelados recuerdos,
en la fría cien
que presagia
lo inocente.
Tus alas de Otoño
infunden en mí
volátil risa.
Estrépito tenaz
que es la cumbre
alentadora
de este solsticio
de luz,
de alba brillante.
Ceremonia
de estrellas que figuran
en Oriente,
el muérdago pronuncia
paz confidencial
en la voz
que incansable
rotula
los días.
Invade mi centro
tu alma invisible
bajo la cortina
que eficaz
asciende.
Tus ojos nublan
mi vista
de cigüeña,
en donde los párpados
buscan tu racimo
de luz.
Flor,
distante
eres como
una ciénaga infinita
donde quiero llevar
mis pasos.
Remolino
donde el suelo
florece,
desata el viento
en mi memoria
el ancla
donde se funde
un holocausto
de silencio.
Cuadrante, agujas y reloj
se ciñen
en arcos presagiantes,
donde galopa el Sol.
Florecilla,
quiero encontrarte
en la nube de mis
sueños,
en la golondrina
de la primavera
del verano
acusando tus flechas
a mi corazón.
____________________
Josefina
Josefina,
tu nombre
me ilumina,
en la habitación
de una oscuridad
profana.
En
silencio
la
penumbra
me
divierte
cuando
en ti
socorren
los brazos
de mis
hermanos.
Dentro
de ti
resuenan
las notas
oriundas
de la
creación,
que
complacen
los
oídos
y se
arriman
al silencio,
en donde surca
de la emoción de las
voces hogareñas, el suspiro del
recibimiento de la alegría, en donde la noche
se oculta, y las mañanas y mediodías anidan, y se
disparan los cantos que recorren los rincones, donde
se deslizan, y acuden por las ventanas entre los
espacios de las hojas, donde se acoplan a
los plumajes dormidos de las aves que
despliegan su parecer en sonidos
inaudibles, donde la vida de la
madera comienza, y las raíces distraen
tu quietud. Ahora tú, satisfecha de llamar al
silencio que retrocede, te vuelves cálida en tu rincón,
con tu madera, tus clavijas, tus instrumentos y tus cuerdas
y recuerdas en el alma de tu jinete, tu presencia, tu semblante
claro, tu costado fuerte y tu esbelto cuello. Ya sin luz, te duermes
acompañada. Y cuando en el confín de tu espalda resistes enhiesta
el dibujo de tu sombra enfundada entre la pared, te escucho.
¡Y protestas! ¿Porqué protestas?¿Qué es lo que dices?
____________________
Canto joven
En el peldaño
de la tarde
he puesto mi seguro,
arrinconándome en el valle,
en la noche de tu
mente
embravecida,
y conmemoro
el silbido
del viento.
Canto tu ausencia
en el clamor
de los pájaros,
que enhiestos
perciben
que ignoro
tu voz,
en la penumbra
de la noche
serena,
vigente
a mis espaldas.
Insisto
en el vuelo,
en el tejido
de la nieve
rumiando
el certero laúd
de pensamientos.
Agrando
mi silueta,
en el confín
de la batalla,
los brazos
arrimados
en el vagón
del sediento
trago
de esperanza.
Giro
entorno
de la tierra.
Yazgo
en el quizás
de tus mañanas.
Y me desdoblo
como un parque
en la ribera.
Castañeo
en el blanco
del jazmín
aprisionado
en el perfume
de las letras
imprecisas.
Mis pisadas
corren tras tu llanto.
Seguido de claveles,
las mañanas
que anidaron
en el tiempo
de tus manos,
borraron su raíz,
desdibujando
el latir
de tus palabras.
Silenciosa
fue tu noche,
escondida
tras el rubor
de tus mejillas.
Al amanecer,
la figura de tu
ventana
rota
quiebra
el tapiz
de la luz
sobre tus ojos.
Viajas
descansando
en tus párpados,
dormida,
ya silbando
con los pasos
de las aves;
quietud de
balcones
semiabiertos,
en el crepúsculo lunar
de tu sonrisa.
Pinceladas de Septiembre
en tus ojos de Octubre,
yaces enhiesta
descansando
en la brisa.
Tu despertar,
tu silencio.
Los labios tuyos
cantan
la mañana,
tus manos
se alzan
en la cúspide
del cielo,
y llora tu alcoba
la luz
de los desvelos.
Enjuagándome
en mi noche
de arcos
y centellas,
un abismo
anciano
catapulta
el destello
de mi árbol
en la palma
de tu mano.
____________________
Viaje desmedido en la anunciada Primavera
Pequeña serenata
de mi corazón
hecha,
libre dulzura
de tu alma,
que en madrugadas
sostiene mi
sueño...
Aborigen
del centauro
que recorre
inédito las esmeraldas
quietas
de mi pasión,
en el perfume
de la tierra,
con enmohecidos
colores
de esperanza
fuerte...
Y viajan
tras los vidrios
las barnizadas
miradas de socorro
de la gente,
invocando
la voladora arcilla
de la nobleza
peregrina.
Sostiene ya
tu canto y tu inocencia
el infinito peso
de mi fragilidad.
Me complace
la llegada,
este insomnio,
esta vertiente
de esperanza
destrozando mi descanso,
careciente de siluetas
en la sombra
de esta noche.
Son,
como golpes, son
los dulces latidos
que nacen
y duermen,
y ya duermen.
¿Cuántos despertares
insomnio, descanso y creación
de los llamados
en las bocas sedientas,
pluma y corazón?
Las llaves de mi sueño,
el valle que recorre
mi camino,
los suspiros,
los amados,
la saciedad en la calma,
los amores augurantes,
¡La esperanza quieta!
La noche innovada
de flechas,
la inquieta
aurora
que me despliega
el alma,
claudican mi mañana.
El amanecer
cuaja
su luz
en cualquier parte,
y en mi desvelo
se adormece.
Gaviotas,
ojos de miel
y arena,
cubren la playa de silencio.
Tácitas, las mañanitas
blancas
de las zapatillas
anuncian
la pureza.
La tela de mis sueños
Del oscuro descanso
de la noche,
se vuelven mis luces
hasta encontrarte.
Hallo la tiza
presente, aún
en el pupitre,
la llave escondida
en la mañana de mis sienes.
El plafón de las sombras
se abre
en el abanico de los muros,
y el descanso en el
papel sombrío
se ilumina.
El candelabro
de los astros
en las velas
del cielo
se enciende
en las palabras
con que mi corazón persigue
tu silencio.
El camino
se arrebata
en el sendero de los claustros
vacíos,
y melódicos navíos
dan paciencia
a los altares
de las fiestas,
en los rectángulos
pictóricos
del tiempo.
Nacía el agua.
Nacía el Sol
en el alba
que giraba.
Vertíase
en ángulos hambrientos
de llamadas y llantos,
solicitudes
y súplicas
que eran
espectros latentes
en el escenario
de la noche.
____________________
Hechizo de palabras
Olimpíada de bosques
donde yaces
quieta,
me acerco desde la sombra
aproximando
mis palabras
de puente roto.
Hechizo del sastre
de la corteza
del árbol
que adormece,
encesto a tu lado
el césped
de mi cuerpo,
con mis manos un nido
de ramitas
en el sendero
del aire.
La húmeda y fresca tarde
se desliza
como complejo del alba,
mientras arrimo
mis palabras
movidas
desde los árboles.
El viento acompaña
las hojas
y nutre nuestros ojos
húmedos.
Desde el viento viaja
la vida:
las alas de las flores,
los cuellos esbeltos
de los ojos que
nos observan.
Entera eres
como el viento,
situada
lejos de mí,
trastocando
mis oídos
y las tenues notas
del alba.
Enardeces
con la caída
de tus manos
en el perfume
de la hierba.
Enhiesta como un trazo
de arena
tú desgastas
la lluvia.
Río que permanece
en el bosque
llamando
a mi puerta
con el conjuro
de la noche.
Eres el paso más pequeño,
y la voz
que es emblema del tiempo.
Ya las noches se adueñan
de los mares de mis sueños,
y las gotas anteriores de tu canto
florecen en el bosque tupido
de mi infancia.
Ecos de las puertas
abriéndose,
reclaman las profundidades.
Galeón que sostienes
en las alas,
pintando
la noche
desde las palomas.
Ardes como un crisol
en mi pecho,
extinguiendo la noche
a través de la lluvia.
Atisbando la planicie
de mi alma
la tarde me obscurece
con el llanto
de las hojas.
Sendero trémulo
en la cascada
de tus labios,
tus ojos sueñan
la noche
en la alcoba
del amanecer.
Anunciada florecida en el velo de mi mente
Envuelto en el trazo de la luna
------------------------------------------- Solitaria
se desborda tu congruente primacía
------------------------------------------------como la nieve del agua
rojiza, llamaradas en la tarde
--------------------------------------------------------- anidando entre mis brazos
se despide somnolienta
----------------------------------------------------------- tu finura terrestre
eclipsando la luna desde el alba
--------------------------------------------------------- convidando a la hermosura
que yace entre tus brazos
----------------------------------------------------------- que se apiada de la noche
envidiando tu silencio,
------------------------------------------------ en la blanca armonía que despide el asombro
bajo tus pasos el suelo que derriba la figura
--------------------------------------- del abismo, en la comarca estelar de tu vertiente.
tu silueta en el silbido del viento
--------------------------------------Se encuentra en el abismo pictórico del Tiempo,
rodea mis lumbares coreografías
------------------------------------------------------- llamándote
y la noche implora suplicante, el dorsal campo de la ambigua Orquesta
--- escuchando el voraz apetito de la lluvia,
crepitante,
--- terrestre,
avanzando por los cauces donde sueñan
los mares,
eficaces
noctámbulos del sueño.
Envuelto en el trazo de la noche,
en ti se confunde mi perseguida distancia,
¿Porqué tus ojos son como el cristal
----------------------------------------------- donde amanece la luna?
Capitán de mi distancia
el destino ciego
alumbra
las cambiantes sombras.
Tus manos despiden y encuentran
mi barca
como un guijarro inútil.
Es la lluvia
el portal a donde regresan
mis recuerdos.
¿Porqué tu risa
--------------------------------------- se confunde con el mar que ancla las velas de mi mente?
Paloma innata.
Tu voz
es la censura del viento
en la música
del ave.
Espejo de mis sueños,
el latido de este viaje
es el ronquido de las vías
bajo la clepsidra misteriosa
que mueve las nubes.
Oleaje, oleaje en lo profundo.
Desencuentro de dos Universos.
Espirales que conmueven el tacto errático
de los soles, cambiantes.
La voz de las montañas
roba mis huellas
y desciende
en mis encantos.
La bóveda estelar
trasluce
las épicas pisadas
del relincho
en el caballo.
Te llevo en los contrastes resquebrajados
de la corteza de los árboles sedientos.
Como campana, besando el alba
delante de tus ojos
quiero amarte.
Eclipse de los días,
figura solitaria,
en los nidos de la selva
tu figura
se desata.
Es un sueño
preciso
en los vértices
de un
cuadro.
Tu rostro perfuma
el recuerdo, los compases dormidos
del olvidado reposo.
Anida en tu tierra
la forma
del primer altar,
buscando las raíces de las flores.
Es el viento la triste sinfonía
que rueda tras las ventanas
dibujando
con las hojas.
Desatado, anillado en ti.
La tarde ha desmedido
tu semblante.
El rocío en el aire que acapara mis noches
en la madrugada del verano.
-
...Y recuerdo que hoy
y desde ayer
espero la congruente melodía
de la verde Primavera.
La curva de tu nombre
Di al este de tu nombre
el confiado estrellado sueño
que en las palmas de hombre
sueñas, la figura de tu dueño.
Clamas, y por ti el viento provoca
la lentitud del animal que cobra
el sueño de tu áurea justa
que desea en el barro deshacer la roca.
Si en tu misterioso carácter escondido
en la trama vulgar de mi incipiente asombro
se esconden, y no veo
las lágrimas que rodaran por tu hombro,
la noche del alba ajustará mis relojes
en el perfil de la dichondra que se arrima,
con la justa calma la plenitud se afirma
en la estrella en que desborda tu mensaje.
Florecida Serenata
A tu lado, el celestial pasaje
del alma, que se afirma con cautela,
a tus brazos con que el tiempo afirma,
destella la aurora que vuela
con extraño equipaje
con que el desvelo ama
el lucero de la solicitud de la constancia,
prisionero mi corazón de tu distancia.
La ciudad es llena de ti,
es tu plenitud la llama
que con el borde de la calma
el tiempo agota la sombría mañana
y el arado fecundo, que de mí
se acuerdan la constancia y la lluvia
el espacio uniforme, recordando las ganas
de aliviar el dorso de las hojas y el ansia de novia.
Como fortuna errante
la estrella y luna menguante
descansan mi corazón perdido
por la flor que por el viento ha ido,
suplicando los colores al alba
en la voz trémula que cuenta la dulzura
que de tus labios es premura;
prematura la brisa que mi alma pintaba.
Sobre tu alma un nido de risas
dibujaban un brío de tizas.
Clamor hoy con que el tiempo discurre
soplando sobre mis velas
mientras las alas llueven;
olimpíada de tu nombre donde en el cielo transcurre
la flota de nubes que renueva
el refugio del sol, donde tú vuelas.
El tiempo, en su plenitud, llama al verdadero
minuto de amor que ensombrece mi pasado;
como una triste cima la noche se me envuelve
en el oscuro caminar del bebedero
del llanto, que en el rocío, amaneciendo, al compás vuelve,
del reloj con sus agujas de silencio usado
para variar los segundos que se arriman
a componer los sonetos del viento, donde las flautas riman.
Calmo, mi corazón desdeña del presente
el furor de ansia y juventud que ancla en el vientre.
Azotadas, las cadenas de mis sueños se han soltado,
como soldados de amor donde mi pensamiento repentino
anida en los secretos del pasado.
Dueña de mi espera, en la noche recorrerás mis ojos
atisbando y susurrando a mis oídos,
en la calma que teje tu descanso, en tu lecho de verano.
Lucías el atardecer en tu semblante
pintando el nido de tus notas, despidiéndote
de la soledad, y el alma solitaria.
El conjunto de tu luz era de rubio caoba
y silenciosa noche, que sobre el arco de la vida temeraria
estremecías al ave que de mi corazón tu mano roba.
Es así que en el principio sustentabas
el ancla de mi viaje, que en tus sueños atabas.
____________________
Sintiéndote
Despiertan mis ojos
cuando estás triste.
A veces,
la gruta de mi boca
se derrumba,
cuando quisiera
despertar tus oídos
de lluvia.
Se forma escarcha
en mi espalda,
cuando veo crecer
la sombra
de mis alas
frente a tu sonrisa...
Y si tus ojos
se ciñen
en el olvido,
contemplo un
instante
quieto,
de tu silencio...
Y cuando despiertan
las llamas
de tus ojos,
me atraviesa un rayo
de luz,
y mis manos
tiemblan,
siento un aire
frío.
Me encanta
y me deslumbro
cuando veo que no eres
la imagen de la ausencia,
y hacia la obscuridad
de las ventanas,
viaja tu luz
de sol.
Eres como el tiempo,
eres inexorable, en ocasiones.
Pero otras veces,
eres como el agua
que todo lo inunda
y puedo sumergirme
y regocijarme
con tu claridad.
Cuando me cautivo
con tu soledad,
un remolino
invade la mía, y se lleva
todos mis recuerdos
y mis pensamientos.
Ayer me di cuenta,
mirando a través de la ventana
turquesa,
que hoy volveré a verte.
He visto un brotecito nuevo
germinado de esperanza,
y cuando escuche hoy
la cascada dulce
de tus labios,
será como si cien
mariposas
se posaran
en mi cuerpo.
____________________
Sencilla
Horizonte calmo
que anidas
en el trazo
de las uvas,
enciendes en mí
la noche apaciguada de silencio.
Tristeza en el llano,
la luz se quiebra
por el racimo orfebre
de las brasas.
El triángulo
mar, cielo, tierra,
se acuesta
sobre esta noche enfurecida
más allá,
en las profundidades y las sombras.
El oído del mar
llama a la tierra
y el rocío se funde
en mi alma huidiza,
como un penetrante silbido
de confianza.
Y como la noche
era
desvestí el rostro de la
luna
en el solitario
murmullo
de tu voz
vacía.
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