El mismo almanaque

Otra vez el mismo almanaque agonista:
que ríe, que sueña y que ama, ilusionado de la vida,
de todos los Juanes ¡uf! por el tiempo horadado.
El lunes alarga la lectura de la prensa
en cada artículo longitísico muy cerca del lector,
y no lleva en sí la carga del tísico.
Pasó el tren el martes a las diez de la mañana
con silencio sórdido y muchos aún esperan
sentados en el andén de la huega.
No hay miércoles que al búho nocturno
sin graznido deje, de aquesos muy graves, muy quedos
detrás de la carroña política cuyo plañidero
tocan el cenit de la ingravidez del almanaque
cuando vemos levantarse ¡una tumba anónima!
¡Jueves utópico: triste vanidad:
qué bien te visten las auras de corales profundos
tan lejos sus océanos que no alcanza a su talud…!
El viernes va sobre la búsqueda interior del alma,
y por qué no de poner las cartas en la mesa de la tolerancia.
¿Por qué el alcalde de un municipio es hoy el Villadiego
en búsqueda y captura?
¿Por qué se perdió la mina de oro de una alcaldía?
¿Cuándo será sábado de gloria sin rostros triscadores
de lágrimas y licor?
¿Cuándo veremos licuada el agua de la vida?
Mas la esperanza siempre sus puertas abre
al que desnudo total ya descansa sobre el almanaque
un domingo de paz.



Mariluz Reyes