Hombre de treinta y cinco años, en musculosa, bermudas y ojotas detrás una pared pintada con la consigna QUE SE VAYAN TODOS.
Hombre:- Varias puertas ¿cómo saber cuál me conviene? desde hace tiempo estoy perdido (Mira a todas y señala una). Ma´ sí, empiezo por ésta. (La toca) Parece resistente. El Viejo decía: "para hacer las cosas bien usá siempre materiales nobles".
(Entra y comienza a caminar). No veo más que bruma con el olor de la sopa de puerros de Mamá. "Si la tomas toda, vas a crecer inteligente como tu padre"
-Me insistía-.
(Contrariado). ¡Qué calor! parece el desagüe de un aire acondicionado que siempre vomita fuego a los giles de a pie como yo, que hasta mastico chicle de menta para ahorrar en gaseosas.
(Mirando hacia su muñeca) ¡Qué tarde! (reflexiona) No es nada, ya elegí una puerta, eso me debe parar la cabeza.
Mi intuición (sonríe) me lleva hasta esos troncos, (señala), los de la derecha (como si diera una clase) ya no sirven, pertenecen a árboles muy viejos, sin vida, (descascarara uno y pulveriza en su mano un pedazo de corteza). Estos de la izquierda (camina hacia ellos) están demasiado talados, ya me tropecé, debo tener moretones a la altura de la canilla, como de pibe al jugar a la pelota, Aislados son cómodos y decorativos, (hace una reverencia como si invitara a alguien a sentarse) y arriba se ve más alto (se para en puntas de pie sobre uno y extiende el brazo) ¡Uvas, qué bueno! Ya son las siete y no había probado bocado. (Tironea, saca un racimo y come apurado)., pero si los juntás con troncos del mismo palo (hace equilibrio pasando encima de cada uno) te sirven para avanzar.
(Pone la mano como pantalla en su oreja). No me había dado cuenta, pero al fondo se escucha la sirena de una fábrica y más lejos, una música que se mezcla con el chillido de estas dos cotorritas. ¡Cállense! (las espanta con la mano) ¿creen que no me di cuenta que hacen ruido justo cuando me pongo a pensar?
Ya no más sopa de puerros; si hago algunos pasos (baila) hay olor a pan recién horneado, y, si me agacho (se agacha) olor a anís y manzanilla como en el campo.
Por suerte el reloj tiene linterna (mueve su mano enfocando hacia el piso), ya está oscuro y me ayuda a iluminar el camino.
(Comienza a mover los pies arrastrando hojas secas. Filosofa) Parecen multiplicarse, pero ya no existe árbol que me ponga límite. Qué raro, ¿No? Nunca me había sentido tan libre
Mira cómo van llegando personas de todas las edades que como él, se acercan, adonde la música se oye más fuerte. Les sonríe, y camina hacia una silla en la que se encuentra un bandoneón, lo acaricia, y lo toma en sus manos. Luego saluda al público con el gesto de un director de orquesta que da inicio a un espectáculo mientras murmura:
Qué bueno, Hay olor a salame y vino de bodegón No más bruma ahora sí que veo todo más claro Che, Este es mi lugar aunque a veces tenga tanto miedo de perderme otra vida.
(Mueve el fuelle rítmicamente mientras comienza a sonar "Verano Porteño").
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