Escena 1
Julieta: -Me han guiado mis pasos sedientos de escarcha marina, sobre el sesgo del durmiente extravío que las blancas sombras han teñido mi despertar sobre la explanada de mi hondo latir apresurado cavilando en mi desesperación…
Liebres: -El camino es por aquí, Julieta! Síguenos, y llegarás fielmente al camino de tu casa. No debemos perder más tiempo.
(Se escuchan fuertes truenos y se ilumina el cielo oscuro a través de la lluvia)
Julieta: -Pero, ¿qué es eso? Una cinta violeta de mi cabello, he encontrado en medio del camino… ¡El rumbo es otro! Debo cambiar de dirección! …Y debo buscar refugio!- (Corre)
Las hojas del bosque: -Se riegan nuestros oropeles de plata y esmeraldas dormidas, y enclavan en su brillo su nocturno aroma… Vemos a ésta joven correr hacia un claro del bosque, entre las hierbas, y las montañas de heno… Relámpagos y truenos nos callan, y los pájaros se encuentran en sus nidos.
Escena 2:
Julieta: -Ésta pesadilla está mojando mi alma sin tregua en el velamen oculto de estos árboles que cubren ésta perdición de mis pasos, que sin tregua me han conducido a éste lugar! He perdido mi canasta!
(De súbito, aparece, oscuro y trémulo, el Arlequín de ébano)
Arlequín de ébano: -¿Has perdido la otra de tus cintas violáceas?
Julieta: -Pero, ¡Eras tú! Tú las robaste de mi cabello, y pusiste esa trampa en medio de mi camino…! Qué quieres, horrible criatura que sepultas bajo la tormenta tus raíces desnudas de piedad bajo la noche de mis ojos!
(El Arlequín de ébano se aproxima sigilosamente hacia Julieta, y no ve que sobre la explanada se asoma un joven campesino).
Julieta: -¡Apártate de mí! ¡Horrible y húmedo pedazo de madera!
Joven campesino: (Extrae un arco y apunta una flecha con un gran corazón de Oro como punta, y se dirige hacia el Arlequín…)
-Tus pasos dieron tus últimas horrendas mascaradas, y tus intenciones no se volverán a acercar a ésta humilde joven!
(Apunta su flecha hacia el Arlequín y lo destroza en mil pedazos de astillas)
Julieta: -Podrá seguir lloviendo, pero le agradezco la ocasión de su llegada, que fue tan oportuna, señor.
Joven campesino: -Mi nombre es Alejandro, y detrás de ésta explanada se extienden dos aldeas, de campesinos que trabajan.
Pasaba por aquí, escuché gritos, y no pude evitar acercarme…
Julieta: -Estoy perdida, he perdido mi canasta, y tengo frío.
Alejandro: -Abrígate con ésta capucha y manto. Esa capa te protegerá. Ven, te acompañaré a tu hogar. Conozco el camino a la otra aldea detrás del río. No queda lejos de aquí.
Acto III
Coro: El manantial de la hospitalidad que el nimbo de las campanas de las aldeas hacían sonar en bienvenidas hacia los nuevos habitantes que se conocían y se comunicaban, extendiéronse en las rubias amapolas de los dorados sauces y el bosque fue un sendero de quietud donde los lazos de la amistad florecieron como en el campo
las violetas.
Julieta y Alejandro descubrieron una nueva forma de perderse en el bosque. Su corazón aclaró la incertidumbre.
Escena 1:
(Al llegar al hogar de Julieta, con su canasta y sus cintas, la joven agradeció a Alejandro, y ambos se alegraron, del final de la tormenta…)
Alejandro: -Cuando tengas ganas de visitar mi aldea, házmelo saber. Tal vez pueda acompañarte, otra vez.
Julieta: (Besa a Alejandro en la mejilla) –Mis ojos repararán sueños al verte, Alejandro, será bueno verte otra vez. Y juntos podremos disfrutar del bosque, los días que tus ojos me roben en la aurora clara…
Alejandro: (Besa a Julieta en la mejilla) –Tañen oscuros claros en tus cabellos, y tu boca se pierde en ése último beso…Iremos juntos, sin duda.
La claridad de tu semblante no es palidez. Estás ruborizada. Pero la perla de nuestra unión es la distancia que recorrerán nuestros pasos al unísono, besando el atardecer con nuestra mirada diurna.
(Los pasos del joven, se iban perdiendo de nuevo hacia el bosque, mientras Julieta
lo espiaba por su puerta que aún estaba cerrándose).
(Se baja el Telón).
Julieta: -Me han guiado mis pasos sedientos de escarcha marina, sobre el sesgo del durmiente extravío que las blancas sombras han teñido mi despertar sobre la explanada de mi hondo latir apresurado cavilando en mi desesperación…
Liebres: -El camino es por aquí, Julieta! Síguenos, y llegarás fielmente al camino de tu casa. No debemos perder más tiempo.
(Se escuchan fuertes truenos y se ilumina el cielo oscuro a través de la lluvia)
Julieta: -Pero, ¿qué es eso? Una cinta violeta de mi cabello, he encontrado en medio del camino… ¡El rumbo es otro! Debo cambiar de dirección! …Y debo buscar refugio!- (Corre)
Las hojas del bosque: -Se riegan nuestros oropeles de plata y esmeraldas dormidas, y enclavan en su brillo su nocturno aroma… Vemos a ésta joven correr hacia un claro del bosque, entre las hierbas, y las montañas de heno… Relámpagos y truenos nos callan, y los pájaros se encuentran en sus nidos.
Escena 2:
Julieta: -Ésta pesadilla está mojando mi alma sin tregua en el velamen oculto de estos árboles que cubren ésta perdición de mis pasos, que sin tregua me han conducido a éste lugar! He perdido mi canasta!
(De súbito, aparece, oscuro y trémulo, el Arlequín de ébano)
Arlequín de ébano: -¿Has perdido la otra de tus cintas violáceas?
Julieta: -Pero, ¡Eras tú! Tú las robaste de mi cabello, y pusiste esa trampa en medio de mi camino…! Qué quieres, horrible criatura que sepultas bajo la tormenta tus raíces desnudas de piedad bajo la noche de mis ojos!
(El Arlequín de ébano se aproxima sigilosamente hacia Julieta, y no ve que sobre la explanada se asoma un joven campesino).
Julieta: -¡Apártate de mí! ¡Horrible y húmedo pedazo de madera!
Joven campesino: (Extrae un arco y apunta una flecha con un gran corazón de Oro como punta, y se dirige hacia el Arlequín…)
-Tus pasos dieron tus últimas horrendas mascaradas, y tus intenciones no se volverán a acercar a ésta humilde joven!
(Apunta su flecha hacia el Arlequín y lo destroza en mil pedazos de astillas)
Julieta: -Podrá seguir lloviendo, pero le agradezco la ocasión de su llegada, que fue tan oportuna, señor.
Joven campesino: -Mi nombre es Alejandro, y detrás de ésta explanada se extienden dos aldeas, de campesinos que trabajan.
Pasaba por aquí, escuché gritos, y no pude evitar acercarme…
Julieta: -Estoy perdida, he perdido mi canasta, y tengo frío.
Alejandro: -Abrígate con ésta capucha y manto. Esa capa te protegerá. Ven, te acompañaré a tu hogar. Conozco el camino a la otra aldea detrás del río. No queda lejos de aquí.
Acto III
Coro: El manantial de la hospitalidad que el nimbo de las campanas de las aldeas hacían sonar en bienvenidas hacia los nuevos habitantes que se conocían y se comunicaban, extendiéronse en las rubias amapolas de los dorados sauces y el bosque fue un sendero de quietud donde los lazos de la amistad florecieron como en el campo
las violetas.
Julieta y Alejandro descubrieron una nueva forma de perderse en el bosque. Su corazón aclaró la incertidumbre.
Escena 1:
(Al llegar al hogar de Julieta, con su canasta y sus cintas, la joven agradeció a Alejandro, y ambos se alegraron, del final de la tormenta…)
Alejandro: -Cuando tengas ganas de visitar mi aldea, házmelo saber. Tal vez pueda acompañarte, otra vez.
Julieta: (Besa a Alejandro en la mejilla) –Mis ojos repararán sueños al verte, Alejandro, será bueno verte otra vez. Y juntos podremos disfrutar del bosque, los días que tus ojos me roben en la aurora clara…
Alejandro: (Besa a Julieta en la mejilla) –Tañen oscuros claros en tus cabellos, y tu boca se pierde en ése último beso…Iremos juntos, sin duda.
La claridad de tu semblante no es palidez. Estás ruborizada. Pero la perla de nuestra unión es la distancia que recorrerán nuestros pasos al unísono, besando el atardecer con nuestra mirada diurna.
(Los pasos del joven, se iban perdiendo de nuevo hacia el bosque, mientras Julieta
lo espiaba por su puerta que aún estaba cerrándose).
(Se baja el Telón).
Última edición por caminandobajolalluvia el Miér Sep 12, 2012 9:09 pm, editado 2 veces
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