A un muerto en vida

A un muerto en vida

Deshazte de tus desdichas, compañero,
nunca fueron tesoros tus angustias,
nunca fueron victorias tus secretos
ni el estiércol que pisas al caerte.
Mas bien fue soledad, fue el no exigirte
un rostro en el espejo y el mismo en las palabras,
fue tu doblez tu perdición aciaga,
fue tu valor amar sin saber cómo y cuánto.
Alivia pues tu red de vieja araña,
destruye los recuerdos del caído,
extiéndete a otra orilla de las sombras,
acéptate en la opción de tu hilo de oro.
No es el que hará salir del laberinto
ni al bello Minotauro ni al gran héroe,
no es el que habrán de hilar las tres ancianas
confiadas en la edad de su indolencia,
tan sólo es el cordón que te protege,
desde el vientre ancestral hasta el olvido,
de no perder, de no escapar de esta costumbre
de ver el cielo solo y con los ojos muy cerrados.
Alégrate de amar a quien también te ama,
deja de hundir tus naves en la niebla,
ten el valor de arar tus sienes tras el sueño,
tu voz tras de tu boca que clama por un beso,
tu historia tras la fe que necesita de tu asilo.

24 10 11

Así es, Oscar, la clave está en aceptr la vida tal como se nos presenta.

Muy hermoso tu poema donde muestras tus sentires.

Gracias por compartir.